Jugamos a 'Mario vs. Donkey Kong': un videojuego de los de siempre para divertirte en familia
La obra de puzles y plataformas destaca por su cuidado diseño y su apartado artístico
Están intentando robarte el iPhone: estos son los trucos que debes conocer para evitarlo

Si no fuese por Donkey Kong, seguramente, nunca hubiéramos conocido a Mario. El fontanero más famoso del mundo del videojuego nació en una arcade protagonizada por el mono más famoso de la historia del videojuego. Eso fue en 1981. El resto, es historia. Los dos personajes han seguido compartiendo cartuchos y discos en algunas de las obras más colosales de Nintendo. Entran aquí los 'Mario Kart' o los 'Smash Bros'. También un divertido juego de Game Boy Advance que, ahora, en esta época de 'remakes' y 'remastereds' inagotable, ha sido recuperado por la firma de Kioto para plantarlo, perfectamente adecuado a la actualidad, en la perenne Switch. El resultado: 'Mario vs. Donkey Kong', de lo mejorcito que van a echarse a la boca en 2024 los amantes de los exclusivos más joviales de la 'Gran N'.
La propuesta, de puzles (sobre todo puzles) y plataformas, es todo lo que le puede pedir un fanático de los clasicazos a Nintendo. Porque más allá del apartado gráfico y artístico de la obra, que es el de la Nintendo de ahora, aquí todo huele y mucho a años noventa. A lo que, seguramente, tú jugabas de niño. Ya sabes; pantallas coloridas cargadas de bloques, enemigos, obstáculos, cuerdas y escaleras. Arriba, en la esquina superior derecha, un cronómetro que corre y te marca el tiempo que te queda para superar el nivel de turno.
El objetivo aquí es simple: divertirte. Olvídate de historias trascendentales. A nivel narrativo, todo se resume a lo siguiente: Mario tiene una fábrica de juguetes; Donkey Kong la roba; el fontanero metido a juguetero persigue al mono por varios mundos para recuperarlos. Y ya esta. Igual que muñecos podría haber sido cualquier otra cosa. El argumento no pesa nada en la obra, solo es una excusa para pasarlo bien. Y nos parece perfecto, porque así era el título original y así son todos los Mario.
Buen diseño y apto para toda la familia
La obra destaca sobre todo por su diseño de niveles. No hay dos iguales y todos se pueden superar en menos de dos minutos. Bien pensado para disfrutarlo en breves sesiones de juego. Es casi como comer pipas. Si andas algo avispado y se te da bien, en 30 minutos puedes completar un mundo entero, que está compuesto por ocho niveles, y en cuatro o cinco horas pasártelo todo. La duración es algo corta, sin duda, y ese es el principal 'contra' que tiene la obra. Aunque siempre puedes ponerte en plan completista o 'picarte' para mejorar tus tiempos.
Ten en cuenta que, al principio, los niveles del videojuego serán muy sencillos; luego la cosa se va complicando y empieza a haber algo de desafío. Ahora bien, esto no es un 'Dark Souls'. Una obra que te mosquea y que, por momentos, parece insuperable. Aquí pueden pasarlo bien tanto los más veteranos como los niños que apenas están empezando a machacar botones. Además, se incorpora un modo de juego, llamado 'Relajado', que te vuelve invulnerable. Puede estar bien si al más pequeño de la casa se le atraganta la experiencia. Además, se puede jugar en cooperativo local con otra persona (que controlará a la seta Toad), lo que lo convierte en una opción adecuada para jugar en familia.
También brilla, y mucho, el apartado artístico. 'Mario vs. Donkey Kong' es un juego bonito que entra por los ojos. Si eres un gran fan de Nintendo y te criaste con sus plataformas, te gustará.
¿Me lo compro?
El videojuego no engaña a nadie. Es un título para aficionados a los puzles y las plataformas de toda la vida. Si buscas una experiencia trascendental que te cambie la vida no cumplirá las expectativas, mejor vete a por el último Zelda. Sin embargo, si quieres una propuesta ingeniosa, divertida y accesible para los más pequeños no te defraudará. Ahora bien, unas horas más de juego se agradecerían.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete