Pesadilla en la cocina
Chicote se enfrenta al cocinero más déspota de «Pesadilla en la cocina»: «¿Me estás llamando tonto?»
El restaurante La Tarantella, dirigido por Nicola, llevó al borde del desquicio al chef al ver que el propietario no solucionaba los errores que cometía

Este jueves, el programa «Pesadilla en la cocina» se desplazaba hasta Barcelona para ver lo que estaba sucediendo en La Tarantella , un local de cocina italiana de la ciudad condal. A pesar de que funcionó bien desde su apertura. Pero cuando Carmen , esposa de Nicola , enfermó, el dueño tuvo que empezar a faltar, y desde entonces el negocio ha caído en picado. «Empezó a no funcionar desde que me puse malo. Todo el mundo me dice que desde que falté falla algo».
Sin embargo, aunque según Nicola todo el peso del local, pero su esposa, Carmen, que también trabajaba en el local, no pensaba lo mismo. Ella asegura estar al cargo de todo en el restaurante, «pero mi cuerpo no aguanta» . Además de Carmen, en el establecimiento también trabajaban los dos hijos del matrimonio: Salva y Christian .
En el momento en el que Chicote llegó al local, encontró que el principal problema que tenía en establecimiento eran las enormes deudas que tenían que superar. Hasta tal punto que no podían ni siquiera tener abastecimiento de alimentos suficiente como para ofrecer un servicio. De hecho, Christian tuvo que salir a por aceite y tomates para poder preparar unas ensaladas «sin sabor» para el chef.
Además, los platos que probó el cocinero de «Pesadilla en la cocina» presentaban errores grandes en su sabor. Las frituras hechas con un aceite frío y la pizza quemada dejaron a Chicote con mal sabor de boca. Pero en el momento de entrar a cocina, el chef descubrió que la limpieza brillaba por su ausencia . El suelo mugriento, un ventilador que acumulaba polvo, sartenes ennegrecidas por años de uso o botes con contenido misterioso en las cámaras frigoríficas eran solo algunas de las lindezas que casi hacen vomitar a Chicote. «Esto no es un error, es un pozo de mierda» , sentenció el cocinero.
La nariz de @albertochicote no gana para disgustos #PesadillaTarantella https://t.co/zhxEliuxlz pic.twitter.com/wX7QUYEDK0
— pesadillaenlacocina (@pesadillacocina) November 21, 2019
El primer servicio bajo vigilancia del chef le permitió comprobar que la comida en La Tarantella era bastante mala. Las ensaladas con queso diferente al que indicaba la receta, las pizzas quemadas y una falta de liderazgo dejaban claro que había muchísimos problemas a resolver. Además, Nicola decía que esa era la manera correcta de presentar los platos, por lo que se negaba a bajar la temperatura del horno a pesar de las indicaciones del responsable de «Pesadilla en la cocina» .
Mientras, en la sala el caos imperaba, recayendo directamente sobre los hombros de Christian y Salva, que estaban totalmente desesperados intentando lidiar entre cocinas y clientes. Hasta tal punto llegó el caos que Christian explotó y se marchó del restaurante a gritos. El cansancio era tal en la familia que Carmen terminó echándose a llorar en una conversación con Chicote, reconociendo que no podía soportar más la situación por la que pasaba la familia.
Antes de ofrecer el segundo servicio, Chicote decidió reunir a la pareja para intentar ver por qué el comportamiento de Nicola había cambiado tanto como para llevar a un restaurante de éxito al borde de la ruina. «Ahora es cuando más problemas tenemos» , comentó el cocinero del establecimiento catalán. «La deuda es de unos 70.000 euros. Hemos vendido todo lo que tenemos», continuó Carmen. «Me levanté un día y no sentía las pierna s. No podía caminar. Empecé con unas crisis de dolores muy fuertes y cada seis meses tenía que entrar en quirófano. Voy al día, y conmigo cayeron los demás», explicó Carmen sobre su enfermedad.
«Yo solo no puedo. ¿Qué hago?» , dijo Nicola en «Pesadilla en la cocina» intentando excusarse diciendo que es que sin la presencia de su compañera no puede salir adelante el local. «Me sacrifico mucho por mi familia y ellos me lo niegan», dijo el italiano. «Has pensado solo en ti, en nadie más», dijo su esposa, que se sentía defraudada al hacer «tanto por alguien al que no le importa lo que he hecho» , evidenciando que los problemas se habían pasado de La Tarantella a su propia casa.
Con toda esta información, Alberto Chicote descubrió que el principal problema era la falta de liderazgo de Nicola. Pero al llegar a La Tarantella, otro contratiempo les sorprendió. «Hemos tenido mala noticia. Nos ha llegado la nota del desahucio del local» , comentó Carmen. «No me lo esperaba, porque le pedimos que esperara un poco», continuó Nicola.
Sin embargo, a pesar de la presión que les debería haber motivado para hacer un buen servicio, fue utilizado por Nicola para explotar contra Chicote. El cocinero estaba encima del italiano vigilando las elaboraciones, pero Nicola solo criticaba que Alberto estaba constantemente regañándole por su manera de cocinar. De hecho, una mesa se quejó por un frito demasiado quemado, y cuando lo volvieron a sacar estaba aun más tostado. «¿Me estás llamando tonto?» , le dijo Chicote, harto de ver cómo Nicola no rectificaba ante los errores que cometía ante sus propios ojos y siendo conscientes.
Nicola no solo hace oídos sordos con los consejos de Chicote, sino también con las quejas de los clientes. Las pizzas siguen saliendo todas quemadas #PesadillaTarantella https://t.co/zhxEliuxlz pic.twitter.com/7QeUt1GoEz
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De hecho, los errores eran tan grandes que una comensal que no podía comer gluten no podía comer nada en el restaurante a pesar de que fuera tenían un cartel que decía lo contrario. Mientras, la tensión seguía creciendo en cocinas, y llevó a provocar un altercado en una mesa con Carmen, que estaba atendiendo a las mesas. Una clienta llamó «ragazza» a su esposa , algo mal visto por ella, y les respondió. Acto seguido, Nicola amenazó con salir al salón para darles una respuesta física por su falta de respeto. Por suerte, Chicote consiguió frenarle. Aunque el cocinero no pudo evitar que el resultado del servicio fuera un auténtico desastre.
Al día siguiente, y después de discutir, Chicote quiso hablar a solas con Nicola para hacerle reflexionar y, sobre todo, para que entienda que las críticas que le hace el chef son para que solucione los errores que comete en la cocina . Al final, y con unas lágrimas de por medio, aceptó a regañadientes ser más comprensivo con los comentarios del cocinero. A ver si de esta manera podía aprender de sus equivocaciones y evitar que tengan que quitar el restaurante por la falta de pagos.
La reforma que le hizo el programa a La Tarantella tenía que servir para que, en tres meses, pudieran salir de la deuda del alquiler del local para evitar que fueran echados por la fuerza por el embargo. Pero el establecimiento no solo presentaba una mejor decoración, sino que también la cocina había presentado un cambio radical . Tanto los utensilios mugrosos como los destrozados por el tiempo habían desaparecido por otros nuevos. Además, y como también sucede, reformaron la carta para reincorporar la pasta, que había desaparecido del local por la falta de presupuesto y potenciar las pizzas, aunque sin quemar.
Con todo sobre la mesa, La Tarantella tenía todos los ingredientes para volver a triunfar como en el pasado. Tan solo les quedaba por delante el último pase para demostrar que podían salir a flote. Pero para ello era necesario que Nicola tuviera muy presente todo lo que había aprendido estos días con la visita de Chicote .
Pero el servicio de reapertura no podía haber empezado peor. Christian estaba ausente a la apertura del local ya nadie sabía dónde podía estar. Y, para colmo, el padre de Nicola había fallecido en la noche anterior. «Tengo pena. Llevaba cuatro o cinco años sin verlo. Y ya no me va a ver», dijo entre lágrimas antes de que el chef de «Pesadilla en la cocina» le abrazara. Al comienzo del cocinado, los platos estaban saliendo correctamente pero algo lentos, algo que provocó que se fueran acumulando las comandas y empezara el caos.
Inmediatamente, Chicote hizo reaccionar a Nicola recordándole que el servicio que estaban echando a perder iba a ir dedicado a su difunto padre, provocando que consiguieran obtener un buen resultado en el programa. De hecho, hasta el chef de «Pesadilla en la cocina» aplaudió el cambio de actitud de toda la familia y aplaudió el servicio que habían ofrecido. Ahora toca que La Tarantella luche por seguir abierto y puedan solucionar sus problemas económicos.
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