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una raya en el agua

Pretty Woman

Puigdemont quiere que su foto con Sánchez no sea sólo una concesión simbólica sino la escenificación de una victoria

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El cuerpo del delito

Ignacio Camacho

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La foto y lo que haga falta. Unas cuantas votaciones perdidas más y será Sánchez el que implore a Puigdemont que se digne recibirlo. A normalizar, a normalizar, a quitar alambradas como en aquella vieja canción de Víctor Jara. Qué puede haber más normal que ... entrevistarse con un delincuente prófugo en busca y captura: naturalidad democrática. Si la investidura valía una amnistía, los Presupuestos bien valen una visita, a Waterloo si es menester, o a donde el dirigente separatista diga. Sólo que ahora, como ha contado Juan Fernández-Miranda, es el catalán el que se hace de rogar para demostrar quién tiene la sartén por el mango. Lo quiere freír primero un poco, vuelta y vuelta, a sabiendas de que el cerco judicial sobre el Gobierno se está estrechando y en esas condiciones puede volver a poner de rodillas al Estado. Busca una negociación humillante, una rendición incondicional, y que el presidente le haga antes la pelota como el dependiente de 'Pretty Woman'. Que la foto no sea una concesión simbólica sino la escenificación de una victoria.

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