Editorial
Almaraz, símbolo de la sostenibilidad
El dogma ideológico y el lastre económico atentan contra la supervivencia de las comarcas rurales que acogen estas plantas nucleares
No es frecuente ver al frente de una manifestación a los máximos dirigentes regionales de un PP y un PSOE que ayer unieron fuerzas en Almaraz (Cáceres) en defensa de la continuidad de una central nuclear cuyo cierre, irreversible si no se revierte de inmediato el plan para desmantelarla, está programado para 2027. Anclado en un modelo ecologista trasnochado y de espaldas a la propia taxonomía verde de la UE, el dogma ideológico y el lastre económico que han puesto fecha de caducidad a la energía atómica en España no solo atenta contra las supervivencia de las comarcas rurales que acogen estas plantas, sino que amenaza con encarecer el suministro eléctrico. El pasado jueves, el Royal Bank of Canada consideró «un gran error estratégico del Gobierno» seguir adelante con el programa de clausura de unas centrales que el año pasado aportaron el 20 por ciento de la electricidad, y de manera sostenible, tanto para el medio ambiente como para la población que aún florece en su entorno.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete