Daniel Ortega, sobre el destierro a presos políticos nicaragüenses: «Aquí no ha habido ninguna negociación»
El mandatario aseguró que no solicitó nada a Estados Unidos a cambio de la liberación de los presos

Una jornada intensa definió la agenda política de Nicaragua el pasado jueves. Luego de que 222 presos políticos de nacionalidad nicaragüense fueran «deportados» a Estados Unidos, el mandatario sandinista Daniel Ortega despejó cualquier duda en torno a lo que muchos creían que era una ... apertura democrática. «Aquí no ha habido ninguna negociación», sentenció Ortega en un acto rodeado por los altos mandos de la Policía, el Ejército, y los poderes Judicial y Legislativo para abordar los hechos que sucedieron en la mañana.
«No estamos pidiendo nada a cambio, es un asunto de honor, de dignidad y de patriotismo… que se lleven a sus mercenarios», apuntó el dictador en referencia a los presos políticos. Algunos de ellos son activistas, empresarios, precandidatos de oposición, periodistas y miembros de la sociedad civil nicaragüense. Según lo que relató el mandatario, la idea surgió de forma espontánea por parte de Rosario Murillo, su esposa y vicepresidenta del país centroamericano. De acuerdo con Ortega, Murillo le propuso que solicitara a la Embajada de Estados Unidos que sacara a través de avión a los presos políticos del país.
«Rosario llamó al embajador, le planteó. Yo no esperaba una respuesta positiva. Y ellos no sé si se imaginaban que le íbamos a pedir que nos levanten las sanciones», relató el mandatario sandinista que ha gobernado durante quince años consecutivos Nicaragua. Según Ortega, no solicitó eso. De hecho, aseguró que no pidió ninguna concesión al gobierno estadounidense, con quien ha sostenido unas tensas relaciones en los últimos cuatro años.
Ortega admitió que desde hace rato rondaba esta idea por su cabeza. Tras ganar las elecciones de noviembre de 2021, a base de un plan represivo que incluyó más cárcel hacia las voces críticas del país, tildó a los opositores de ser «hijos de perra del imperialismo yanqui». Luego, a lo largo de sus discurso enfatizó que no eran ciudadanos nicaragüenses, sino «traidores a la patria».
En su comparecencia, Ortega también se refirió al caso de monseñor Rolando Álvarez, quien enfrenta cárcel en un juicio político. El religioso era una de las voces más críticas contra el régimen, lo que terminó por convertirlo en un blanco. Álvarez rehusó abordar el avión por razones que se desconocen. Según Ortega, el obispo pidió reunirse con sus líderes religiosos para solicitarles su permiso de abandonar el país. Ortega insinuó que perdió el juicio y lo tildó de energúmeno.
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