La intrahistoria de un pacto 'in extremis' entre Sánchez y Junts: primero ómnibus y ahora, inmigración

A modo de resumen, y en palabras de un dirigente del partido liderado por Carles Puigdemont, lo acordado este martes «está bien, pero lo importante es la inmigración». Es lo que en realidad marcará la viabilidad de la legislatura para el PSOE, y aunque los accidentes en el camino para acordar el traspaso están siendo importantes, tanto por las resistencias políticas como por las dificultades para encajar constitucionalmente el referido traspaso, en Junts se confía en llegar a un acuerdo que, se asume, afecta a un tema sensible.

No es la única «carpeta», pero sí la más relevante. Si se cierra el traspaso de la inmigración pueden abrirse otras negociaciones, como podrían ser las de los Presupuestos. Pero ahora ese es un escenario aún por explorar. «Ellos necesitan votos y si nosotros podemos conseguir algo para Cataluña, lo hacemos», resumen en el seno de Junts para defender su posición exigente y sin concesiones y a la vez marcar distancias con el entreguismo que siempre han reprochado a ERC. Fuentes del Gobierno, en cambio, rebajan considerablemente esta versión de la negociación. «Se ha hablado de esta cuestión, sí, pero no ha sido el tema principal», explica una persona implicada muy directamente en la negociación.

En cualquier caso, las conversaciones entre el independentismo y el PSOE, que Carles Puigdemont dio por suspendidas, se han «descongelado», se reconocía este martes en el seno del primer partido. Se ha recuperado una relación que, de hecho, nunca se ha llegado a romper por completo. Una visión optimista de la situación que se comparte desde el otro lado, donde se incluye a Junts dentro de una «mayoría parlamentaria» que Moncloa ve consolidarse y que creen que permitirá que la legislatura tenga recorrido. Llevados de ese optimismo, creen que episodios de tensión e incertidumbre como los vividos los últimos días son apenas «altibajos» que no afectarán al discurrir de un mandato que el propio Pedro Sánchez se ha fijado como objetivo llevar hasta el final, hasta 2027.

Superado el obstáculo del decreto ómnibus, lo sustancial viene ahora. Al respecto, y acerca de la inmigración, las mismas fuentes de Junts insisten en la definición de «traspaso integral», lo que incluye la expedición del NIE a los extranjeros y el control de las fronteras por parte de los Mossos d'Esquadra, hasta ahora «líneas rojas», como las definió el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, y motivo por el que la formación independentista pidió a Pedro Sánchez su cese por entorpecer el traspaso. «Hay ministros que no son conscientes del acuerdo de Bruselas. No nos sirve que el señor Marlaska ponga problemas. Si el señor Marlaska no está de acuerdo, se le cesa, porque este es un acuerdo con el PSOE, y no me sirve que se resista el señor Marlaska», apuntaba hace pocos días el secretario general de Junts, Jordi Turull, en TV3.

Es precisamente Jordi Turull, junto a la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, –huesos duros de roer ambos, exponentes del sector más 'hard' en Junts– quienes directamente han pilotado en los últimos días las conversaciones con el PSOE para salvar parte del contenido del decreto ómnibus, unas negociaciones que se desarrollaron al límite, hasta el punto de que el Gobierno retrasó durante unas horas la celebración del consejo de ministros.

Ambos, Turull y Nogueras, tutelados de manera continua y al minuto por Puigdemont desde Waterloo, son quienes hablan y negocian en nombre de Junts. Su estilo duro, avalado por una Ejecutiva de Junts que desde que se tumbó el decreto ómnibus ha actuado de manera «granítica», no va a modificarse.

Ahí, el partido independentista blande la amenaza de la cuestión de confianza. De hecho, el acuerdo de este martes incluye que el PSOE acepta tramitar la PNL de Junts, pendiente de la que Mesa del Congreso, con mayoría de PSOE y Sumar, la desbloquee y se incorporen unos matices técnicos que en Junts se consideran asumibles. «Si han de quedarse más tranquilos con estas correcciones técnicas, adelante, pero lo sustancial es que el debate se hará», señalaban esta martes en el seno del partido. Los sectores más conciliadores insisten en cualquier caso que el objetivo de la PNL no es «humillar» a Sánchez, y que la proposición no es más que una forma de presionar al presidente para que cumpla. Los más duros, por contra, se frotan las manos ante la posibilidad de volver a encararse con el presidente y dejarle claro que su supervivencia está en sus manos.