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Sobre la segunda estación del AVE en Toledo en la línea Madrid-Portugal

El fútbol, último y sorprendente aliado para impulsar el AVE Madrid-Lisboa

Uno de los trenes AVE aq su salida de Toledo abc

Antonio Casado Poyales

Toledo

Ha vuelto el debate sobre la línea férrea de alta velocidad Madrid-Extremadura-Portugal, que, no lo olvidemos, será la misma que una Toledo con Talavera de la Reina, ciudades que -sorprendentemente- nunca tuvieron comunicación ferroviaria de pasajeros pese a que el tren llegó a la primera en 1858 y a la segunda en 1876.

Recordemos: A comienzos de 2021 las autoridades locales de Toledo dejaron de respaldar el proyecto de 2017 de que la histórica estación terminal del paseo de la Rosa se convirtiese en estación pasante para acoger los trenes de dicha futura línea. Los posibles problemas a la hora de salvar el Tajo, solucionables con varias opciones técnicas (viaducto, o viaducto y vía soterrada), fueron considerados inasumibles por el Ayuntamiento de entonces, y la opción más simple y económica (desviación por el viejo trazado Toledo-Bargas) ni siquiera fue estudiada. El gobierno local pasó a solicitar que se construyese una segunda estación de viajeros en la periferia y que fuese también para mercancías. Al que estas líneas firma, como ciudadano, usuario y amante del ferrocarril, le parece una barbaridad aplicar el mismo criterio para decidir la ubicación de una estación de mercancías que el de una estación de viajeros. Evidentemente, las primeras deberán estar lo más cerca posible de los polígonos industriales. Pero los trenes de viajeros han de seguir otro criterio: Cuanto más céntricos, mejor.

Cuando se anunció la idea de comunicar Talavera con Toledo por alta velocidad surgieron voces ignorantes en contra. La rancia y añeja rivalidad hizo que en Talavera hubiese voces pidiendo que el AVE fuese directamente a Madrid. Afortunadamente se hizo caso omiso. La conexión por Toledo ahorraría al Estado ciento diez millones de euros y resolvería una injusticia histórica, la separación de las dos ciudades. Se calcula que cuando esté operativa, Talavera estará conectada con Toledo en menos de media hora y con Madrid en cincuenta y siete minutos. La nueva línea debería verse por usuarios y autoridades de Castilla-La Mancha no ya como algo muy puntual para quienes quieran viajar a Portugal o para turistas, sino principalmente, como la necesaria vertebración entre las dos localidades. De hecho, a finales de 2020, siendo ministro J.L. Ábalos, se anunció que se pondrían en funcionamiento cuatro lanzaderas (ahora AVANT) diarias de ida y vuelta entre ambas ciudades, independientemente de los trenes AVE que vengan de Madrid y continúen hasta Extremadura, o viceversa. Evidentemente, para trabajadores, estudiantes o personas que se desplacen por negocios, comercio o motivos médicos la existencia de numerosos servicios diarios que las unan en veintipocos minutos y a un precio razonable (recordemos que los AVANT son subvencionables al ser servicio público de media distancia) no es un lujo prescindible, sino una auténtica necesidad.

Pero la cosa cambia, y cambia mucho, si en vez de llegar los trenes a la estación actual, siguen de largo, continúan más allá del centro urbano y del término municipal y dejan a los viajeros en medio de la nada. A finales de febrero de 2022 se anunció que se construiría una segunda estación ¿Dónde? Ni siquiera en el polígono industrial, sino aún más lejos: junto a la antigua estación de Algodor. Así se publicó: «Allí, en la zona denominada Valdecaba Baja, o sus alrededores más próximos, es donde se estudia ahora construir la parada del AVE. Y es precisamente a escasos metros donde el antiguo trazado ferroviario de mercancías desapareció en 2005 (…) Esa instalación se encuentra en el término municipal de Aranjuez. Pertenece a la comunidad de Madrid».

A otra provincia

Es decir, que nuestras autoridades de entonces solicitaron al Estado que desviasen una infraestructura básica, poniendo la estación que se supone será la segunda de Toledo en un lugar que no sólo pertenece a otro municipio, ¡¡sino también a otra provincia y comunidad autónoma!! ¿Es esto ético? Es más ¿Eran competentes para ello? La estación de Toledo y la estación de Algodor están separados por algo más de 20 kilómetros, 28 kilómetros si se toma la A-42. Si no hay problemas de tráfico se tardará entre diecisiete y veinticinco minutos como mínimo en taxi o autobús, más el tiempo de transbordo. Si sumamos a los veinticinco minutos de la lanzadera entre Talavera y Toledo otros veinticinco más, resulta que el tiempo real de viaje se va, al menos, a una hora u hora y pico. Lo mismo o más de lo que se tarda actualmente por carretera. Si se construye esa segunda estación junto a Algodor, la ventaja de la Alta Velocidad de reducir el tiempo de viaje a la mitad dejará de existir, y con ella, Renfe perderá la rentabilidad de ofrecer a sus usuarios un medio de transporte que recorta al cincuenta por ciento el tiempo del desplazamiento. Si se va a tardar lo mismo, muchos usuarios, por no decir todos, utilizarán el autobús interurbano, que cuesta la mitad, o sus vehículos particulares, y tendremos un servicio ferroviario infrautilizado ¿de verdad quieren esto nuestras autoridades?

Tenemos un problema añadido, y es el hecho de que si se hace una estación nueva para la línea de Extremadura y Portugal, la estación actual quede infrautilizada y acabe cerrando. No es descartable. La actual quedaría reducida a sólo los servicios AVANT, y tampoco todos (porque los cuatro o cinco AVANT diarios de ida y vuelta Talavera-Toledo-Madrid no llegarían a la estación actual sino a la nueva). ¿Le es rentable a ADIF mantener una estación de alta velocidad para unos pocos servicios diarios, una vez se le quiten todos los AVANT que -por venir de Talavera- pasarían a la de Algodor? No se fíen de que nos digan que sí, que no nos preocupemos, que la estación actual va a mantenerse. También se lo dijeron a nuestros vecinos conquenses cuando empezó a funcionar la nueva estación «Fernando Zóbel». Y miren: El último tren a la estación vieja de Cuenca (ya clausurada) circuló en julio de 2022, habiendo comenzado ya el desmantelamiento de las vías. Los terrenos por los que pasaban son muy apetecibles para los especuladores urbanísticos ¿Pasará lo mismo en Toledo?

Nos dirán que se mantendrán las dos estaciones de Alta Velocidad, que ambas se complementan, como Atocha y Chamartín. Pero Toledo no es Madrid ¿Es económicamente sostenible que una ciudad de tan sólo ochenta mil habitantes tenga operativas dos estaciones de Alta Velocidad?

Y en el hipotético caso de que se mantuviese la estación actual ¿imaginan la enorme complicación tanto para los cientos de convecinos que se desplazan diariamente entre Madrid y Toledo, muchos por motivos laborales, como para todos los turistas que nos visitan, cuando (según el horario que sea) unos servicios AVANT salgan del centro de Toledo pero otros salgan de la nueva estación, ubicada en medio de la nada? ¿Qué van a decir los casi siempre apresurados trabajadores y estudiantes que van y vienen diariamente a Madrid en tren, más los turistas, cuando tengan que añadir media hora en bus o automóvil al tiempo de desplazamiento desde allí hasta el centro de Toledo?

Excusas

¿Qué excusa hay para no traer la nueva línea a la estación actual? Se dijo que «para proteger el paisaje evitando la construcción del viaducto». Pero actualmente el Tajo a su paso por Toledo está cruzado por numerosos puentes para automóviles cuya construcción jamás fue objetada por ninguna administración ¿Y ahora un puente para el tren es inasumible? Son numerosos los ejemplos de bellos puentes de hierro, piedra u hormigón para el ferrocarril, que forman parte del patrimonio industrial histórico-artístico y que están perfectamente integrados con el paisaje y que incluso tienen protección como bienes de interés cultural.

Pero es que además la construcción de dicho cuestionado viaducto ni siquiera sería precisa, ya que, si el AVE Extremadura-Portugal llegase a Toledo usando la estación actual, se podría hacer salir la línea para cruzar el Tajo através del trazado de la vieja vía de Toledo a Bargas y Extremadura. Esta posibilidad fue planteada en 2017 por E. Dopico Puerto, director de la revista Tren, y desarrollada en 2021 por un reputado equipo de urbanistas toledanos (De la Cal, Longobardo, López y De Juan) en su muy recomendable artículo «El AVE Toledo-Extremadura y el AG7 Fisher Space Pen» publicado en la revista digital de arte y arquitectura Hombre de Palo. Ventajas económicas (ahorro de entre 350 y 450 millones), de rapidez para ejecutar el proyecto (ya que se terminaría muchísimo antes). Y estéticas, ya que el tren entraría en Toledo por los bellos campos de La Sagra en vez de por una zona industrial.

Espero que nuestros políticos actuales no perpetúen el error de los mal asesorados políticos del pasado. Hay un nuevo equipo tanto en el Ayuntamiento de Toledo como en el Ministerio. Rectificar es de sabios. Recapaciten y fíjense en cuál es la mejor opción para nuestra ciudad, antes de que la construcción de esa segunda estación de viajeros sea algo definitivo e irreparable. De lo contrario, habremos perdido, de nuevo, el tren.

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