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ANTOLOGÍA DEL RECUADRO

Las caminatas del cementerio

Publicado el 13 de septiembre de 1989

Antonio Burgos

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Siento amargarles la mañana. Toco madera con ustedes, toco hierro, que soy de aquí y sé cómo, lagarto, lagarto, en Sevilla estos temas dan así como un repeluco por cuerpo, un míedo...

—Miedo, no. Pánico...

Siento amargarles la mañana, pero voy a hacerles caer ... en ta cuenta de una observación que quizá se habrán hecho y que hasta ahora nadie ha formulado. ¿Ustedes se han dado cuenta de las caminatas que hay que darse en esta Sevilla cuando se va a algún entierro al cementerio? Y como cada día es más extendida la costumbre de ir hasta el cementerio (donde antes sólo llegaban los parientes muy allegados, en coches de caballos y tras el carro de los plumeros negros), pues cada día son más los sevillanos que se tienen que pegar unas caminatas inmensas por dentro del cementerio, que ya entierran en el mismo San Jerónimo. Quien va de acompañante, pase. Pero a quien se le ha muerto alguien, ustedes me dirán con el cuerpecito que va, el alma por la boca.

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