EL CONTRAPUNTO
De Sánchez, Trump y otros traidores
La 'paz' que pretenden imponer Potus, Putin y sus partidos satélites es el augurio de otra guerra devastadora en Europa
Trump no va de farol. Es peligroso...
¿Cuántas Jessicas hay en España?
Hace algunos días escribí en este mismo espacio que nadie se parece tanto a Donald Trump como Pedro Sánchez. Hoy añado más elementos a la lista de semejanzas. Ambos comparten narcisismo, arrogancia, tendencia a utilizar la mentira como moneda de uso común, ausencia de moralidad ... y también una disposición similar a traicionar la palabra dada. Lo han demostrado esta semana, cada uno en su terreno, con actuaciones que sonrojarían a cualquier verdadero demócrata.
Vayamos primero al presidente que tenemos en casa, ocupando un despacho al que llegó a pesar de ser derrotado en las urnas, en virtud de pactos que le obligan a pagar un precio cada vez más elevado por conservar el poder. El tributo entregado en esta ocasión a un golpista prófugo de la Justicia es nada menos que el control parcial de nuestra frontera, acompañado del derecho de veto sobre la inmigración en Cataluña, lo que es tanto como decir una cesión de la soberanía perteneciente al pueblo español. O sea, un robo. El componente racista y xenófobo inherente a dar carta blanca a Puigdemont para llevar a cabo una selección de inmigrantes basada en el lugar de nacimiento y la lengua no hace sino añadir infamia a un hecho en sí mismo intolerable, como los propios voceros del sanchismo repetían hasta anteayer. Lo grave aquí es la traición a la Constitución, a los ciudadanos y a España. La enésima de cuantas perpetra el caudillo socialista.
Su 'alter ego' estadounidense ha ido mucho más allá para traicionar no solo a millones de ucranianos, a quienes ha dejado a los pies de los carros Putin, sino el compromiso secular de su nación con las libertades y las garantías ofrecidas a Ucrania en 1994, cuando entregó su arsenal nuclear con la promesa de ser protegida en caso de necesidad. Trump, más conocido como Potus en su red social favorita, ha traicionado a los compatriotas de Zelenski, brutalmente agredidos por el dictador ruso, y con ellos a todos los europeos. En su afán por entenderse con el alumno aventajado de Stalin para hacer frente al auge de China, ha dinamitado de facto la OTAN, poniendo en grave peligro la seguridad mundial. De ahí que resulte especialmente insultante oír la palabra 'paz' en su boca. La 'paz' que pretende imponer Trump en Ucrania es la misma de la que habla Putin y alaban con la fe del converso los partidos satélites que a ambos extremos del arco político repiten la consigna a dúo. No es paz; es rendición que preludia nuevas invasiones impunes. Es una sentencia de muerte para los países que, a su pesar, formaron parte de la Unión Soviética. Es un augurio de tiempos sombríos, salvo que el despertar tardío de esta Europa, en la que España ya no pinta nada, logre evitar el desastre de otra guerra devastadora.
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