Habla el descendiente del héroe que detuvo Paracuellos: «La República reprimió a obreros y campesinos»
Rubén Buren, bisnieto de Melchor Rodríguez, publica 'La Segunda República', un recorrido por este periodo histórico
El plan secreto de Franco y la Falange para reconquistar los territorios perdidos del Imperio español en América

Rubén Buren tiene mucha historia tras sus pies. Este cineasta y escritor es bisnieto de un personaje tan señalado como Melchor Rodríguez, el hombre que detuvo las matanzas de Paracuellos durante la Guerra Civil y que rindió Madrid al ejército nacional. Ahí es nada. Por ello, ha abrazado este período histórico y lo ha replicado en su trabajo. Novelas, obras de teatro, documentales... Y ahora, un ensayo coral, de esos plagados de expertos: 'La Segunda República' (Pinolia). En este libro se analizan desde la caída de la monarquía en España, hasta la llegada de la contienda fratricida. Y, como no podía ser de otra manera, los muchos grupos –de políticos a militares– que el sistema tenía en frente.
–Solemos asociar la república a la izquierda. ¿Nos hemos olvidado de los partidos de derecha como la CEDA?
Sí, la Segunda República tuvo un gobierno inicial de izquierdas al que siguió otro muy de derechas. Fue una época complicada para los obreros y campesinos, recordemos Casas Viejas o Asturias, o los continuos desmanes de la policía con un centenar de muertos anuales en comisarías o con un tiro en la espalda. Eran momentos de alta confrontación social. Mucha gente sale a la calle con la bandera republicana, pero creo que se refieren más al período de la Guerra Incivil que al período republicano en sí. Nos hemos olvidado de la CEDA, pero también de la República en sí. Entre los gritos de las redes sociales nadie quiere entrar de verdad en la realidad histórica que, como decía Benjamin, es un conjunto de trapos rotos e inconexos.
–¿Cree que este tipo de partidos estaban a favor, o en contra del régimen republicano?
Muy republicanos no eran, aunque mucha de la gente que militaba y salió elegida en esos partidos demostró también que eran fieles republicanos. Lo normal es que fueran monárquicos en algunos casos, otros filofascistas, otros conservadores que no veían con buenos ojos los avances políticos y sociales que proponía cierto sector republicano: el aborto, el laicismo, el divorcio, la libertad de la mujer, la reforma agraria… Temas complicados que requerían romper el sistema tal y como estaba concebido. A mí me gusta hablar de personas más que de partidos, mire Clara Campoamor. Hubo personas válidas en todos lo lados, y hubo sinrazón y radicalismos también. Lo que está claro es que la Segunda República pudo haber convertido a España en un país moderno, y no la dejaron florecer, ni desde el interior, ni desde el exterior… Por supuesto con todos sus peros, que también los tuvo.
–Se habla siempre de esa presunta revolución comunista que se forjaba al calor de República. ¿Fue real o ficción?
Después de la Transición el relato lo reescribieron por un lado los vencedores y por otro el PCE, los dos acomodaron y blanquearon (o inventaron) muchos sucesos. El comunismo era casi inexistente en España gracias al anarquismo y al anarcosindicalismo, y al socialismo. Aquí medró el comunismo libertario, que poco tenía que ver con Stalin, como bien enseñó Majno a Durruti o pudieron comprobar con sus propios ojos Fernando de los Ríos o Ángel Pestaña en Moscú. Cuando llegaron las armas soviéticas y el bloqueo internacional a la República, hubo que aceptar las condiciones del comisariado político de Orlov y compañía. Algo que mantuvo dividida a la España legal toda la guerra, y que desembocó el Golpe de Casado con Negrín.
Son temas complicados. Los socialistas y anarquistas lucharon contra el comunismo, y sufrieron sus desmanes también. Pero, ¿quién se acuerda ahora en España de lo que fue la CNT, la Montseny o Nosotros?. El relato es lo que se ha perdido. El arma de la propaganda fue mejor manejado, por medios y distribución internacional, por parte de los sublevados y mostraron a la República como una futura Rusia. Una pena, porque dudo que fuera así en el 36, a partir de la guerra ya es otra discusión, pero hay que entender el desarrollo de los acontecimientos.
–¿Cuál era la relación del comunismo con la República?
El libro habla de la República desde el 31 al 36, principalmente, del concepto republicano antes de la guerra. Cuando entras en conflicto ya tenemos que hablar de otras cosas, de otros procesos. Como le comentaba, aquí la UGT y la CNT eran los sindicatos mayoritarios, y ni la Falange ni el PCE tenían apenas representación. En el libro hemos tratado de contar los detalles propios de la reforma agraria, las misiones pedagógicas, el florecimiento cultural, la vida cotidiana o el papel de la mujer, por supuesto que hemos tocado la guerra, pero muy ligeramente. No es libro sobre la Guerra Civil, es sobre la Segunda República, que son temas muy diferentes.
La Segunda República

- Editorial Pinolia
- Precio 25,95
–Tagüeña fue uno de los más comunistas más críticos...
Si se refiere a Manuel Tagüeña, claro, es normal que muchos terminaran siendo críticos con la política enfermiza de Stalin. Si no recuerdo mal, él terminó en México trabajando como médico, echando pestes de Stalin después de asesorar un tiempo a Tito. Mucha gente pensó que la URSS era la luz en la oscuridad, pero pronto se dieron cuenta de que no era así. Pero de nuevo ni todo fue terrible, ni todo fue maravilloso, que ahora parece que el sistema yanqui es inmaculado, o que Europa no era filofascista. Los países europeos tenían más miedo a la revolución obrera que a Hitler, por eso masacraron al gobierno republicano.
–¿El anarquismo apoyaba o rechazaba la idea de la República?
Los anarquistas no eran republicanos, aunque acabaran de ministros o alcaldes en guerra, o entregando Madrid en el 39. Les tocó una difícil situación a partir del 36 y tomaron las decisiones que pudieron. Las actas de la CNT explican muy bien aquellas decisiones. Ellos tachaban de gobierno burgués al republicano, de hecho, en el 33 instaron a sus filas a no votar, por eso salió la CEDA. Pero menos eran reaccionarios, monárquicos o fascistas. Estaban en un terreno difícil de ubicar para todos. La Segunda República tuvo muchos problemas y ejerció una represión cruel contra los movimientos obreros y campesinos, pero algunos vieron en aquella república un buen comienzo. Los pasos en política siempre son lentos, eso lo hemos visto en cualquier período histórico… Si no, mire la Revolución Francesa, que acabó abrazando desesperada a un dictador como Napoleón.
–Vayamos al otro lado. Hemos creído siempre que la Falange pasó de la nada, a dominar las calles. ¿Es real este mito, o hemos exagerado su fuerza?
José Antonio y Franco no tenían buena relación, un error de la República fue fusilar a Primo de Rivera, quizá tenían que haber jugado mejor sus bazas. Primo era un admirador de Mussolini, y estaba a favor del golpe militar de Mola (recordemos quién era su padre). Pero no creo que quisiera un gobierno de Franco, que no tenía ideas políticas y era un tipo bastante inculto y autoritario. La Falange era testimonial, creo que obtuvo unos 40.000 votos en el 36 y, como el PCE, por diversas razones fue instrumentalizado por el 'Glorioso Movimiento Nacional', que adolecía de un claro norte político. A Hedilla, el heredero de José Antonio, le metieron en la cárcel y fue condenado a cadena perpetua en el 37 y a muerte (conmutada) después. Y Serrano Suñer, un nazi, convirtió a Falange en una chirigota.
–¿Qué grupos de derechas menos reconocidos cargaron también contra la República?
La iglesia católica en todo momento se sintió vilipendiada por aquella nueva república. La quema de conventos del 31 no ayudó a esa comunicación. La iglesia, como ahora, tenía tierras y la República quería comprar tierras inactivas o poco explotadas para hacerlas rentables y que los campesinos pudieran mejorar su precaria situación. La reforma laica tampoco les pareció bien. Creo que se equivocaron llevando a Franco bajo palio, como muchos sacerdotes reconocieron a partir del Concilio Vaticano II. La iglesia tendría que haberse quedado al margen y apoyar al pueblo, fuera del signo que fuera, ser cristiano y ser católico se convirtió en dos cosas diferentes. Había muchos cristianos en el bando republicano, incluso son muy conocidos las misas antes de entrar en combate de ciertas tropas vascas y navarras que lucharon por la república. Luego había gente como algún banquero conocido, que sufragó buena parte del golpe de estado. En general, la llamada reacción la componían los monárquicos, los grandes propietarios, la iglesia y los militares africanistas. Ellos tenían también el dinero y el apoyo internacional.
–¿Cuál es el mito más repetido sobre la Segunda República?
En esta nueva sociedad de 'fake news' y redes sociales que ladran, todo vale. Todo vale, porque estamos en un momento donde al que no piensa como yo lo cancelo, lo insulto o censuro. Para el libro he contado con autores y autoras que no piensan como yo, por eso creo que el libro es divertido, riguroso y válido. Creo que tenemos que calmarnos, dialogar con el que no piensa como nosotros con un buen vino y dejar de creer en mitos y leyendas. La república fue un período muy interesante y debemos otorgarle su propia verdad, la que nos gusta y la que no.
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