El raro bombardeo con globos de papel contra EE.UU. en la II Guerra Mundial: el nefasto antecedente del 11-S
Medían veinte de alto y portaron hasta seis mil explosivos que recorrieron más de seis mil kilómetros para realizar el último ataque en suelo estadounidense hasta el 11-S
Desde hace ochenta años, los historiadores de todo el mundo repiten que el único ataque sufrido por Estados Unidos en su territorio desde Pearl Harbour , el 7 de diciembre de 1941, fue el atentado contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. ... Eso, sin embargo, no es del todo cierto. A finales de la Segunda Guerra Mundial , Japón puso en marcha un insólito y excéntrico plan con más de 6.000 globos aerostáticos de papel, cargados con bombas que llegaron hasta California y Oregón.
Fue un ataque desesperado con el que el Gobierno de Pekín quiso desatar el caos y sembrar el terror en casa del enemigo. El objetivo era darle la vuelta a una conflicto que ya tenía perdido. Sin embargo, el fin parecía muy diferente. Se parecía a la huida desesperada de los japoneses en Filipinas cuando, el 3 de marzo de 1945, comenzó la reconquista estadounidense tras cuatro años de ocupación, ya que aprovecharon para asesinar a 100.000 inocentes . Entre ellos, el último reducto de españoles residentes en la antigua colonia de Manila.
Daba la sensación de que lo que querían japoneses era morir matando, ya fuera con bombas, cuchillos o ametralladoras. En este caso fueron un paso más allá en lo que a imaginación se refiere y decidieron poner en marcha un arma que no habían utilizado hasta ese momento. Unos pequeños globos aerostáticos de papel que debían viajar a través de una corriente natural de aire que habían detectado en el océano Pacífico el año anterior. Se trasladarían desde Japón hasta Estados Unidos , a una altitud de 9.000 metros, y tendrían que poder transportar los explosivos sin la intervención del hombre. Como es obvio, no podían pesar mucho y tenían que ser lo suficientemente resistentes.
Seis mil globos
Japón construyó alrededor de seis mil a los que bautizó como ‘ Fu-Go ’. Sabían que la operación era muy difícil y calcularon que solo el 10% de ellos alcanzaría su objetivo, aunque consideraban que era una cantidad suficiente como para que gran parte del Ejército estadounidense tuviera que ser empleada en la extinción de los incendios que provocaría la pólvora. De esta forma, muchos soldados no podrían ser enviados al frente del Pacífico para asestar el golpe definitivo que pusiera fin a la guerra más devastadora de la historia de la humanidad.
El extrambótico plan, como era de esperar, no tuvo el éxito deseado. El ataque más letal se produjo el 5 de mayo de 1945, tres días antes de que Alemania firmara su rendición . Una de las bombas se posó lentamente sobre el suelo y, tras explotar, mató instantaneamente a seis estadounidenses que hacían un picnic en una zona boscosa cerca de la localidad de Bly , en el estado de Oregón. En concreto, el pastor de una iglesia local y su esposa embarazada, además de sus cuatro hijos. Los testimonios recabados por la prensa de la época aseguraban haber visto a varios de estos artefactos caer sobre el suelo y explotar.
Bert Weber, uno de los primeros en escribir sobre estos globos, explicó hace años que fueron desarrollados por el laboratorio de diseño de la novena división del Ejército japonés, la cual estaba a cargo del mayor Teiji Takada. El historiador sostuvo que los primeros se lanzaron en noviembre de 1944, como aquel que fue avistado en San Pedro, California. Algunos pilotos de las Fuerzas Aéreas también identificaron varios de estos aerostatos durante sus combates en el Pacífico. También hay informes de enero de 1945 en los que se informaba de la explosión de otro en Oregón y, poco después, se descubrieron restos de varios más en Alaska y en localidades costeras del noroeste de México.
Diez centímetros
Si tenemos en cuenta que la base naval de Pearl Harbor se encontraba en Hawai, el ataque Bly es el único sufrido por Estados Unidos en su territorio continental durante la Segunda Guerra Mundial. El historiador Ross Coen, autor de ‘Fu-Go: la historia curiosa de los globos japoneses que intentaron bombardear EE.UU .’ (Universidad de Nebraska, 2014), explicaba hace un año a la BBC que «no se trataba de un bombardeo solitario, sino de un sofisticado plan que incluía armas que habían sido diseñadas para atravesar el océano Pacífico y crear caos y miedo con varios incendios en suelo americano».
De acuerdo con los archivos de la Marina estadounidense, los globos medían diez metros de diámetro y veinte de alto y, efectivamente, la mayoría estaban hechos de papel. Para poder soportar el peso de las bombas los llenaban de hidrógeno. También incluían tubos con pólvora y un dispositivo que se activaba mediente un sensor al posarse sobre el suelo. Durante su travesía a través del Pacífico eran capaces de alcanzar los 12 kilómetros de altura y recorrer más de 6.500 kilómetros.
Durante muchos años, la información sobre el ataque de Bly quedó clasificada por parte de la Clasa Blanca y no salió a la luz hasta 2014. Una revelación que no se produjo porque Estados Unidos revelara documentos clasificados, sino porque las autoridades canadienses encontraron uno de estos globos sin detonar cerca de la localidad de Lumby. En 2019 cuando, los mismos cuerpos de seguridad encontraron otro cerca en los alrededores.
El original ataque con globos aerostáticos fue un fracaso. Japón no cumplió ni uno solo de sus objetivos, pero escribió su página de oro en el libro de la ocurrencias bélicas más extrañas de la historia.
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