De los almogávares a los asesinos del Grupo Wagner en Ucrania: los mercenarios más letales de la historia
En las últimas horas el 'Grupo Wagner', opuesto en casi todo a sus hermanos mayores norteamericanos, ha saltado a los medios de comunicación por su posible llegada a Ucrania
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La guerra ha cambiado desde los tiempos de la lanza y la ballesta. Hoy no prima la batalla en campo abierto, conviene contar con 'operadores' especializados capaces de las misiones más turbias. Soldados que emanen cierto aroma a los 'comandos' que los británicos impulsaron durante ... la Segunda Guerra Mundial , aunque capaces de acometer tareas más sucias. El conocido como ' Grupo Wagner ' responde a estas características, además de ser una pieza esencial de la ' guerra híbrida ' de Vladimir Putin. Esa que, según la Unión Europea, ya no se centra solo en los carros de combate y los vehículos blindados, sino en la desinformación, el chantaje económico y en la capacidad para caldear los ánimos de la sociedad.
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El 'Grupo Wagner' ha saltado a los medios de comunicación esta misma semana. Al parecer, porque ya estaban en Ucrania dispuestos a asaltar Kiev. Cuadra, aunque es posible que forme parte de la guerra propagandística de este grupo. O, como lo denomina de forma técnica el capitán de ingenieros del Ejército de Tierra Emilio Duch Ramos en 'El paradigma de la seguridad internacional en la consolidación de la paz', EMSP : «Las Empresas Militares y de Seguridad Privada son organizaciones que, bajo diferentes formas jurídicas, proporcionan diferentes servicios relacionados con la seguridad en entornos de conflicto o inestabilidad».
Buscavidas modernos
Narra Duch que las EMSP facilitan el empleo de ejércitos en la sombra en conflictos armados. Sus ventajas no son otras que esquivar la legislación internacional y permitir a los gobiernos obviar las responsabilidades por acciones tan bárbaras como las perpetradas por el 'Grupo Wagner'. Que han sido muchas desde que fueron alumbrados en el este separatista de Ucrania allá por 2014, tras la anexión de Crimea y la posterior ofensiva asimétrica que lanzó Rusia contra Kiev. Y de aquellos polvos, estos lodos. Sufragados –vaya el presuntamente por delante– por el magnate Evgueni Prigozhin , conocido como 'el cocinero de Putin' por ser uno de sus amigos más íntimos, sus 'operadores' han combatido en Libia , Sudán y la República Centroafricana , entre otras.
«Se nutre de antiguos combatientes rusos. Principalmente de la campaña de Chechenia, donde adquirieron experiencia», explica a ABC el investigador y experto en unidades especiales José Luis Hernández Garvi. El ensayista y analista barrunta también que «el 'Grupo Wagner' podría ser una tapadera ideada por el FSB , lo que antes era el KGB »; aunque admite que, como tantas otras afirmaciones, es difícil de demostrar a nivel oficial. Lo que es seguro es que los soldados «provienen de unidades especiales como los populares ' spetsnaz '» y que, mientras que las compañías mercenarias occidentales apuestan por combatientes jóvenes, hay constancia de 'operadores' con hasta 40 y 50 años. «No pasa lo mismo con el resto, que usan veteranos de los Navy Seal , la Delta Force o el SAS que apenas superen la treintena», añade.

En lo que sí coinciden con sus colegas es en las controversias internacionales que han suscitado. En una resolución de 2021 'sobre violaciones de los derechos humanos por parte de empresas militares', el Parlamento Europeo cargó contra el 'Grupo Wagner' por perpetrar «crímenes de guerra» y «acciones desestabilizadoras» en terceros países. El informe fue clarificador, pues confirmó que la organización cuenta «con 10.000 empleados» y que tenía relación directa con Putin y el GRU. El mismo presidente se refirió de forma velada a ellos durante la crisis de Ucrania en 2014 con las siguientes palabras: «Un grupo de empresas militares privadas sería un instrumento eficiente para alcanzar objetivos nacionales sin implicar directamente al Estado ruso».
A nivel operativo, sin embargo, el 'Grupo Wagner' ha padecido grandes derrotas. «Sufrieron una auténtica masacre en Siria. Se cree que, por un fallo en las comunicaciones, centenares de sus operadores murieron cuando fueron bombardeados por un avión norteamericano», explica Garvi. Aunque, como siempre, existen diferentes versiones de los hechos. Mucho más claras son sus diferencias con 'Blackwater'. Más por economía y armamento, donde la potencia americana es estremecedora. Huelga decir que Putin niega que exista relación entre el Estado ruso y estos soldados de fortuna. Hasta tal punto, que sus 'operadores' fallecidos fuera del territorio no son repatriados. Cosas de política internacional. Sorprende, cuando la BBC ha confirmado que utilizan transportes del ejército convencional para desplazarse por el territorio de guerra.
El dinero como premisa
'Blackwater' juega en otra liga. Y no es una afirmación vacía basada en cierto occidentalismo. En su caso el término mercenario se queda corto. Sus 'operadores' han desempeñado labores de todo tipo, desde guardaespaldas de grandes personalidades de todo el globo, hasta asesores políticos. Y eso, sin olvidar su faceta más básica: la de combatir a ras de campo de batalla. Los más escépticos solo tienen que rememorar la noticia que publicó ABC en 2009, cuando la caza del líder de Al Qaida suponía una verdadera molestia para el Gobierno de los Estados Unidos: «La CIA contrató a los mercenarios de ‘Blackwater’ para matar a Osama Bin Laden ». El titular era solo la punta del iceberg.
Aunque la empresa saltó a la fama en las invasiones a Iraq y Afganistán, su origen se remonta a mucho antes. Según explican Carlos Canales y Miguel del Rey en ‘ Soldados de Fortuna: De los condotieros a Blackwater ’ (Edaf, 2020), fue alumbrada a finales de los años noventa y contó desde el principio con antiguos militares como ‘operadores’. Estados Unidos no tardó en colaborar con ellos con el objetivo de que llevaran a cabo las misiones más sucias. Aquellas que podían hacer bajar la popularidad de su Ejército. El periodista Jeremy Scahill, experto en la compañía de mercenarios, corrobora esta tesis en ‘Blackwater: The Rise of the World's Most Powerful Mercenary Army’ y añade que también les fueron encargadas labores «en las que los soldados regulares se desgastaban, como la vigilancia de personalidades».
Su crecimiento se vio azuzado por la necesidad. Al fin y al cabo, la desmovilización de soldados que se produjo en Estados Unidos cuando cayó el Muro de Berlín hizo necesario contar con hombres preparados para combatir en los teatros de operaciones más crudos. Sin embargo, ‘Blackwater’ se hizo un hueco entre las compañías internacionales de seguridad privada gracias a que sus hombres estaban al margen de la justicia militar y podían zafarse de los controles de los organismos internacionales. Scahill también argumenta que, entre las ideas más curiosas de la compañía, se hallaba la de formar una suerte de Guardia Pretoriana que defendiera hasta la muerte a los líderes internacionales. Una unidad independiente extranjera que jamás se amotinara y plantara cara, incluso, a posibles golpes de mano del ejército de cualquier nación.

ABC dedicó varias noticias a estos contratistas. En 2007, por ejemplo, el corresponsal en Washington Pedro Rodríguez los definió como el ejército privado más poderoso del mundo en un reportaje fechado el 18 de septiembre: «Afincada en Carolina del Norte y fundada en 1997 por un antiguo miembro de las fuerzas especiales de la Armada británica, ‘Blackwater’ es una de las cincuenta empresas de seguridad privada que operan en Iraq». Según los datos aportados por el periodista, la compañía entrenaba por entonces a «cerca de 40.000 personas al año en sus instalaciones» y constituía «el segundo mayor contingente en el país tras el Ejército de Estados Unidos». Su misión, al menos a nivel oficial, era la protección de VIPs: «Garantizan la seguridad de diplomáticos y altas personalidades en la zona».
Desde entonces ‘Blackwater’, con el nombre de rigor que tocara para escapar de la justicia inquisitoria de la opinión pública, ha dado pasos de gigante en su ámbito. El armamento con el que cuenta en la actualidad la compañía, según desvelan Canales y Del Rey en su obra, es la envidia de muchos estados. Entre el material a su disposición se cuentan helicópteros de todo tipo ( MD-430 F, Sikorsky S-92 y Bell 412 ); vehículos blindados militares de la talla de los RG-31 o Cougar H o aviones de fabricación brasileña. A cambio, su imagen se ha resentido. «Aunque tuvo una importante participación en labores de vigilancia y protección en el estado de Luisiana tras los devastadores efectos del huracán Katrina, su poder y algunas de sus acciones más comprometidas les han dado una imagen de mercenarios despiadados», desvelan los autores en la obra editada por Edaf.
Siglos de mercenarios
Canales y del Rey repasan en su obra la evolución de estas compañías. Y lo cierto es que se puede aplicar aquello del huevo y la castaña entre aquellas primeras unidades medievales y las actuales. En el amplísimo abanico que supone la historia llama la atención que la primitiva Hispania colaboró con la República y el Imperio romano con sus propios soldados de fortuna. Los más famosos fueron los honderos baleares . El historiador Martín Almagro Gorbea los define como un contingente que aparece en todas las fuentes: «Las cifras de sus efectivos suelen ser exactas y de grupos pequeños. Mil hombres o menos, pero muy eficientes y especializadas». Colaboraron también con Aníbal , que los utilizó para intentar asaltar la Ciudad Eterna.
Autores clásicos de la talla de Diodoro Sículo confirman que estos soldados eran recurrentes en el ejército cartaginés por su efectividad. «Sus armas son tres hondas. Llevan una alrededor de la cabeza y la otra alrededor del vientre, y mantienen la tercera en sus manos. Durante la guerra arrojan piedras enormes, y con tanta fuerza, que uno pensaría que fueron lanzadas por una catapulta», explicaba en sus escritos el griego. Añade, además, que eran bien considerados porque podían alcanzar a los soldados que defendían las almenas cual francotiradores y rompían «escudos, cascos y toda la armadura» de sus contrarios desde la lejanía. «Rara vez pierden el objetivo, lo que los hace tan hábiles es que participan en este ejercicio desde su más tierna juventud, y que las propias madres obliguen a sus hijos a manipular continuamente tirachinas», completaba.
Los mismos tintes patrios tienen los temibles almogávares , aquellos que los autores definen como una de las mejores infanterías de la época. Estos soldados comenzaron a ser conocidos a principios del siglo XIII, cuando el rey Jaime I el Conquistador los utilizó para asegurar los territorios reconquistados. Los cronistas medievales los definen como «gentes de grandes fatigas, que no saben morar en poblados» y que solo son felices en el combate. Cuando la Corona de Aragón puso punto y final a su expansión peninsular, intervinieron como mercenarios en diversas campañas de Italia y Grecia. Según afirma Fernando Martínez Laínez en su popular ‘ El soldado español : una visión de España a través de sus combatientes’, uno de sus más destacados líderes, Roger de Flor , llevó esta una de estas compañías hasta Constantinopla, Galípoli o Anatolia.

Además de por sus conquistas a lo largo y ancho de Europa, los almogávares destacaron por su valentía a la hora de combatir. Las fuentes de época confirman que eran ágiles, ligeros por extremo, curtidos en todo tipo de fatigas, rápidos en la marcha, firmes en la pelea, despreciadores de la vida propia y señores despiadados de las ajenas. Laínez, por su parte, añade que se valían de lanzas cortas o azonadas, venablos, espadas, un cuchillo largo de doble filo y unos dardos que arrojaban desde sus caballos. Eran, en sus palabras, combatientes que nunca se rendían, no tenían piedad con sus enemigos y, al famoso grito de ‘Desperta Ferro’, animaban a su arma a despertar y combatir con fiereza.
Fuera del terreno patrio las compañías de mercenarios se han contado por decenas. Aunque no fue hasta el final de la Segunda Guerra Mundial cuando fueron alumbradas en su versión moderna. La desmovilización de los ejércitos masivos que habían combatido en Europa hizo que muchos antiguos soldados no tuvieran más remedio que buscar trabajo como buscavidas. No sabían hacer otra cosa. «Fue la época en que los mercenarios se ofrecían individualmente en la revista ‘ Soldiers of Fortune ’ y eran contratados por su experiencia y capacidad militar por empresas privadas. En ese periodo surgieron muchos de los mercenarios franceses, británicos y belgas que actuaron durante el proceso de descolonización que se produjo en las décadas de los sesenta y setenta, sin lugar a dudas, su época dorada», añaden Canales y Del Rey en su obra.
Entre los muchos grupos de mercenarios que destacaron durante aquella época es obligado citar a los ‘ Wild geese ’ o ‘Patos salvajes’, fundado por Thomas Michael Bernard Hoare ('Mad Mike'). Este dirigió incursiones exitosas contra los rebeldes en ciudades como Stanleyville, donde la contienda por la independencia de Katanga se había cobrado miles de vidas y se habían vivido episodios de verdadera brutalidad. Este moderno ‘condotiero’ pasó por una infinidad de países africanos como líder sobre el terreno y como consejero. En noviembre de 1981 se dispuso, al frente de un grupo de cuarenta mercenarios, a dar un golpe de Estado en la República de Seychelles contra el gobierno del presidente Albert René. Ocho años después, nació la era de las Empresas de Seguridad. Algunas, como el nombrado ‘Grupo Wagner’.
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