«El término de 'crianza con apego' parece que nos divide entre buenas y malas madres»
En 'Madres mamíferas' la autora critica que hay una nueva maternidad que se ha adueñado de cierta terminología
Eva Millet: «Es innegable que de unos padres ansiosos surgen hijos ansiosos»

«¿Es necesario parir sin anestesia, practicar el colecho, el porteo y la lactancia para criar con apego y conseguir un fuerte vínculo con los hijos?». Con este tipo de preguntas Eva Millet cuestiona en su obra 'Madres mamíferas' «un nuevo modelo de maternidad intensiva que se ha adueñado de términos como 'crianza natural', 'consciente' o 'respetuosa' y que parece que nos dividen entre buenas y malas madres».
A juicio de esta escritora, «las palabras importan. Atrapan y cualquier ideología que se precie lo sabe. La manipulación del lenguaje es algo que han practicado con especial énfasis los movimientos ideológicos más radicales y en este caso se han apropiado de unos términos preciosos que se usan para crear etiquetas».
Y para Eva Millet, la apropiación primigenia sería precisamente la del término 'apego', «la razón de ser del movimiento». Aunque el apego, explica la autora, «se define en la RAE como 'afición o inclinación hacia alguien', este concepto es el eje a partir del cual se ha construido una ideología que está modificando la forma en la que las mujeres están criando a sus hijos en este siglo».
-¿Qué le llevó a escribir esta obra?
-El libro me surge cuando mis hijos eran pequeñitos y me topé en el colegio con un grupo que se auto llamaba «de apego». Me sorprendió mucho este etiquetado. Hablaban de criar con apego, ser una madre consciente, respetuosa, conectada… Me pareció un poco feo apropiarse de palabras tan importantes. A partir de esta inquietud siempre he seguido el tema y ha salido este libro, que pretende ser una análisis de este estilo de crianza que se está convirtiendo en discurso dominante, en parte de las redes sociales.
-Frente a esta corriente, su libro reivindica que una forma de crianza más relajada es posible, y que esta no va a dañar al niño.
-Es que parece que este nuevo modelo de maternidad, el de la llamada «crianza natural» o «con apego», te acusa de varias cosas si no te ciñes a esas reglas no escritas que incluyen parir sin anestesia, dar de mamar a demanda y 'sine die' y practicar el colecho y el porteo. Cosas que, repito, no tienen ningún fundamento científico. No hay una base científica en la crianza con apego.
Lo que pasa es que este movimiento se ha apropiado del término de apego, que es muy conocida por la teoría del psicólogo John Bowlby sobre los niños que se quedaban solos tras la Segunda Guerra Mundial. Esta teoría sí que tiene una base científica.
Se ha creado confusión y lo que me parece muy fuerte es que se ha cuantificado y cosificado una cosa que es el apego, que es algo natural y espontáneo. Tú no has de hacer todas esas cosas como portear o dar teta 'sine die' para que tu hijo esté apegado o vinculado a ti. El niño se va a apegar a la persona de referencia que le cuide, que es lo natural.
Pero lo que te está diciendo esta corriente es que si no se siguen sus dictados sobre la lactancia prolongada, el porteo, el colecho y el contacto físico constante el niño no estará apegado. Esto no es cierto. El apego es espontáneo y sucede de forma natural. La clave no es 'cuánto' estés enganchado al niño, sino cuándo el bebé requiere esa cercanía física. La madre también tiene derecho a dejar al niño en la cuna y dedicarse a ella.
-Pero la lactancia siempre va a ser en principio lo mejor.
-Que quede claro que la lactancia materna es una opción magnífica. Leche materna por supuesto. Lo que yo cuestiono es la práctica obligación al amamantamiento que hoy existe y la demonización del biberón y las leches de fórmula. La lactancia se ha convertido en un sinónimo de buena madre y el mensaje es que si no das el pecho no eres una madre adecuada y tu hijo se va a quedar atrás. Esta práctica del 'lactivismo', que cada vez es más potente, resulta en una gran culpabilidad de las madres.
-¿Dónde surge exactamente la confusión de la que usted habla en el libro sobre esta corriente de apego, que parece volver a los orígenes?
-Es muy divertido en el libro explico los ideólogos del movimiento son personajes muy variopintos, empezando por Jean Liedloff, una exmodelo norteamericana que se fue a buscar diamantes a la selva y se topó con una tribu los Yekuana, donde los niños eran fantásticos porque practicaban el «continuum».
De ahí salen todas estas 'instrucciones' posteriores de la crianza con apego. Existe esta idealización de la naturaleza y de las vidas de las tribus primitivas, y hay mucha 'paleo-fantasía' sobre la tribu, los chimpancés que duermen con las crías, y el recordatorio de que somos mamíferos y que hay que seguir nuestro instinto.
Aquí también surge la contradicción. Todo es muy natural, pero a la vez hay unas directrices: el parto debe ser lo menos medicalizado posible, hay que hacer porteo y practicar colecho para conseguir alto tan natural como el apego. A mi juicio es todo una contradicción enorme.
-Lo que usted sugiere es que parece parece la única opción correcta y si no la sigues, no eres tan buena madre.
-Es que parece que si no practicas el apego, estás mostrando desinterés, o no eres respetuosa o consciente. El lenguaje es importante y se han adueñado de él para convertirlo en etiquetas.
¿Quién no quiere hacerlo lo mejor posible en el embarazo o en el momento de dar a luz para ser una madre apegada, consciente y conectada? ¿Cómo no vas a querer serlo? Todas las madres, en su mayoría, somos apegadas, conscientes y conectadas, pero no por que hagamos 'A', 'B' o 'C', sino porque lo estamos haciendo lo mejor que podemos.
-También señalas que las propuestas de esta corriente de maternidad son muy exigentes y casi imposibles de cumplir para una madre que trabaja, digamos, por cuenta ajena y se tiene que reincorporar a su trabajo al finalizar la baja.
-Ser madre 'mamífera' va contra los tiempos si tienes un trabajo a tiempo completo. Es imposible, porque te mueres por el camino. Además conlleva otro punto muy interesante, que es la vuelta de la mujer al hogar y al ámbito doméstico. Este tipo de crianza se pone toda la responsabilidad en la madre. Ella es la que da de mamar 'X' años, duerme con el niño cuando va a dormir o donde este va a dormir. La paridad no existe, todo gira en torno a la madre a tope. La filósofa y ensayista Élizabeth Badinter lo consideraba una regresión y una forma de esclavitud.
De hecho, es un estilo que solo se puede practicar en clases medias y altas. Quiero decir que es mucho más fácil si tienes un trabajo que te permite una excedencia. Es un estilo de crianza muy alternativo, más bien de clases privilegiadas, que son las que se pueden permitir esta intensidad. Tienes que salir un poco del sistema si quieres ser de diez y hacer un parto natural, practicar lactancia, colecho y porteo cueste lo que cueste.
-Otro punto que advierte en su obra es que es imposible sostener esto en el tiempo por los efectos de este estilo de crianza con tanta implicación física y emocional en el bienestar de la madre.
-Las madres hemos de estar bien. Seguramente habrá muchas que estarán encantadas practicando esta nueva maternidad pero lo que no puede ser es que un estilo de crianza se imponga como superior al otro, que esta se imponga como una maternidad superior a la de las otras mujeres. Nadie es mejor madre porque da el pecho. No es verdad.
-De hecho, dice usted que genera complejo de culpa en las demás.
-Pienso que si alguna madre lee este libro y se libera me habrá valido la pena porque no se puede criar con culpa. Hemos de abogar por la madre suficientemente buena, de Donald Winnicott, porque las madres hacemos hacemos lo que podemos. La clave para una crianza armónica tiene que ser la paridad.
- Es usted también muy crítica con las madres que comparten cama con el niño, y de hecho, tiene un capítulo íntegro dedicado al 'colecho' que se etitula: ¿Lo natural es no dormir? ¿Tan malo le parece?
-Es que no es natural no dormir, pero como existe esta polarización entre los que practican Estivill y la corriente del 'colecho', lo que está pasando es que no se duerme porque lo que te propone la intervención naturalista es que te lo pongas en la cama y que el niño decidirá. No me parece una decisión muy acertada. En el libro hay madres que aseguran que llevan años sin dormir, cuando dormir es clave para el bienestar. Te dicen que enseñar a dormir es casi una forma de maltrato, cuando ya existe una abrumadora información científica al respecto. Te llaman nazi cuando en su maternidad son los niños los que deciden cuándo. ¿Qué pasa? Que las familias no duermen, y no dormir es tremendo.
Otra cosa muy interesante de este estilo es que el niño es el guía. Entronca con mi libro sobre la hiperpaternidad, donde el niño es el referente a seguir. Dicta cuándo come, cuándo duerme… y tú has de aceptarlo y comprenderlo siempre. Es una crianza paidocéntrica absolutamente. Ese 'niño rey' que yo relato en mi libro 'Hiperpadres'.
-¿A qué edad termina este tipo de crianza?
-Hay pocos datos de esto, sobre qué tipo de hijos han criado las madres que han hecho una crianza intensiva, pero la idea de que estás criando hijos emocionalmente más sanos me parece totalmente injusta. Están convencidas de que están criando niños que van a cambiar el mundo. Desde aquí pido a la sociología que empiece a hacer estudios.
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