«Tú a la cama, pero el móvil se queda en el salón»: por qué es importante que tu hijo (y los adultos) hagan esto
Mirar el móvil por la noche mientras se está en la cama, una práctica que se conoce como «vamping», afecta al descanso y rendimiento académico de los jóvenes

«Papá, mamá, me voy a dormir. ¡Hasta mañana!». Con el móvil en la mano, Sara se dirige por el pasillo hacia su habitación. Sus padres se quedan un rato más en el salón. Una hora después, cuando los progenitores se van a dormir, ven ... cierta luz en la habitación de la joven. «Pero Sara, ¿qué haces?», le preguntan. «Nada, estaba viendo unas cosas en el móvil». ¿Te suena la escena? Es lo que se conoce como « vamping» .
«Se trata de un término nuevo que surge de la unión de las palabras inglesas 'vampire', es decir, vampiro, el hecho de estar despierto durante la noche, y 'texting', el envío de mensajes. Es decir, ' vamping ' es la práctica con la que nos referimos a cuando estamos con el móvil, o cualquier otro dispositivo, cuando deberíamos estar durmiendo por la noche. Sin embargo, estamos hablando con amigos, navegando por las redes sociales, consumiendo información, etc.», explica Teresa Sánchez Gutiérrez , directora del Máster Experto en Intervención en Adicciones Tecnológicas y Drogodependencias de UNIR.
Millones de adolescentes siguen conectados a sus móviles de madrugada. El fenómeno, conocido además como ' el insomnio del siglo XXI ', también alcanza a miles de adultos. De hecho, según un estudio de PiLeJe, el 52% de los adolescentes siempre o casi siempre consultan sus dispositivos antes de irse a dormir . Este porcentaje se eleva hasta el 68% al hablar de los jóvenes de entre 15 y 17 años . Según el estudio, la mayoría (54%) lo hace simplemente por costumbre, aunque al 31% le relaja y un 22% confiesa que son incapaces de no hacerlo.
Hablamos con Teresa Sánchez Gutiérrez sobre cuáles son las consecuencias del «vamping» y cómo puede prevenirse en la familia.
¿Es solo una práctica de jóvenes o también afecta a los adultos?
Es algo que se está dando en todas las edades pero se pone el foco en la adolescencia con el objetivo de prevenir. No hay que olvidar que un adolescente necesita más horas de sueño para que pueda rendir adecuadamente y está durmiendo menos porque el móvil está robando tiempo a su descanso.
También se pone el foco en los jóvenes porque existe un mayor riesgo de ciertas prácticas, como el «sexting» (el envío de fotografías o vídeos con connotación sexual) o el «grooming» (cuando un adulto se hacen pasar por un menor en Internet para contactar con niños y adolescentes) pero no es algo exclusivo.
¿Por qué somos incapaces de irnos a la cama sin mirar el «smartphone»?
Por dos razones. La primera porque el teléfonos forma parte de nuestra vida, lo usamos para todo, y en segundo lugar, porque no queremos perdernos nada. Es lo que se conoce como síndrome FOMO («fear of missing out», «miedo a perderse algo»).
Es algo que ni los adultos ni los jóvenes controlan ¿no? Somos totalmente dependientes
Por supuesto. Tenemos poco control sobre el uso de los dispositivos. El móvil se ha convertido en nuestro pequeño ordenador de bolsillo y de hecho, ni tenemos el control total del uso que hacemos de las aplicaciones. L a falta de control, la impulsividad y la compulsividad son las tres características claves para que se desarrolle una dependencia hacia el móvil o cualquier otro dispositivo electrónico.
Entonces, ¿qué hacer? Porque el móvil es hasta nuestro despertador
No pasa nada por volver a los dispositivos analógicos . Podemos volver a tener el reloj despertador de toda la vida encima de la mesilla. Una buena práctica es dejar el móvil en una estancia de la casa, por ejemplo, en el salón. Y nos vamos a dormir sin él. Porque las aplicaciones de bienestar digital, al final, las podemos configurar como queramos.
Pasaría lo mismo a la hora de estudiar : si hay que prepararse el examen y el adolescente estudia en su habitación, el móvil debería quedarse también en otra estancia de la casa para que no se distraiga.
Lo ideal sería que la familia al completo actuase de la misma manera ¿no? Porque no es lógico que el niño deje el móvil y mientras los padres se acuesten con él
Por supuesto: todos deben de hacer un uso adecuado del teléfono. Papá y mamá deben hacer lo mismo porque los niños aprenden por imitación . Hay que dejar claro que la cama es para descansar. Desde muy pequeños, los progenitores deben ir educando al menor de que el lugar de descanso es diferente al resto de estancias en las que sí se pueden llevar a cabo otras actividades. Por ello, el móvil se queda en el salón, donde está también, por ejemplo, el ordenador dela familia. Y, sobre todo, supervisar, no controlar.
¿Tanta factura nos pasa el «vamping»?
Sí. Al final, sacrificamos horas de sueño por estar conectados. Esto se traduce en una falta de concentración y acaba afectando al rendimiento académico porque a los chavales les cuesta levantarse, tienen dificultad para concentrarse, etc. No hay que olvidar que realmente no controlamos el tiempo que estamos con el móvil: podemos llevar una hora mirando y mirando sin darnos cuenta.
Y no es solo que nos robe horas de sueño, sino que el móvil provoca también dificultades para iniciarlo porque la luz azul activa nuestras neuronas. Hay estudios que indican que el 52% de los adolescentes tiene dificultades para iniciar el sueño.
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