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Este es el nutriente indispensable en todas las etapas vitales de un niño

Si hay un déficit, se puede a crear un problema estructural en el menor

Una neuropediatra alerta de los posibles signos de alarma que indican que el desarrollo cerebral de tu hijo no evoluciona correctamente

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Carlota Fominaya

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Hasta hace unos años, era un suplemento desconocido pero la investigación lo ha colocado en el centro de la salud de los menores, desde que están en el útero materno hasta pasada la adolescencia. Tanto es así que en los últimos tiempos, se entiende que la ingesta de ácido docosahexaenoico (DHA), más conocido como Omega3, se ha vuelto indispensable para un correcto funcionamiento de la salud cerebral a lo largo de toda la vida pero, especialmente, durante las primeras etapas de esta.

Pero, ¿de dónde obtenemos este nutriente? Por lo general, «que tengas más o menos ácidos grasos dependerá de la dieta que lleves. Si una mujer toma mucho pescado en el embarazo, tendrá un nivel adecuado, pero si hay un déficit, se puede a crear un problema estructural en el hijo», explica Francisco Gassó Casademunt, uno de los fundadores de BrudyLab, empresa española especialista en nutrición médica poseedora de una patente mundial en la fabricación de Omega3 ácido docosahexaenoico (DHA) y con varios ensayos clínicos en marcha con el departamento de Neonatología del Hospital Vall d'Hebrón, entre otros.

«Nuestra hipótesis es que si estos niños hubieran tenido un aporte suficiente de DHA en las etapas críticas como el embarazo o los primeros meses de vida los síntomas que se presenten son menores. También que con suplementación en determinadas etapas de la vida del menor hay alguna posibilidad de mejora», señala.

Estas serían las principales etapas:

1

El embarazo

Durante la gestación, «el DHA es crítico para un buen desarrollo cerebral, sobre todo durante el último trimestre de embarazo. Esto es debido a que nuestro cerebro está compuesto en un 60 por ciento por grasa, y el DHA es una de las grasas principales que hay en el cerebro. De hecho es un componente crítico de las neuronas y, por tanto, para el desarrollo neuronal en el feto. Si hay suficiente de DHA todo irá correcto pero si hay déficit en el útero materno, habrá un problema estructural», advierte Gassó Casademunt.

Su relevancia es tal que durante el embarazo «ya se indica que se deben ingerir 400 mg de DHA al día y está recomendado dar suplementos nutricionales a las mujeres embarazadas de ácido fólico y DHA. Esto es relevante porque hace diez años no lo era», recuerda el fundador del BrudyLab.

2

Prematuridad

Este continúa siendo otro periodo vital para el cerebro, «y así se está investigando a través del trabajo realizado en bebés nacidos prematuros en el Hospital Vall d' Hebrón (Barcelona, Cataluña). En este centro están realizando un ensayo clínico en los niños nacidos antes de tiempo a los que se suministra este DHA con el objetivo de reducir problemas de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que presentan en mayor proporción que en los niños sanos», explica el fundador de BrudyLab.

«Ahora sabemos -insiste-, que hay que intervenir durante los últimos meses de gestación y los nacidos pretérmino tienen menor aportación de DHA por parte de la madre».

3

Primeros seis meses de vida

La importancia de este nutriente se sigue haciendo patente también después, durante los primeros seis meses de vida, «momento en el que la estructura cerebral duplica su estructura en muy poco tiempo», señala. Así, continúa, «es la época en la que el cerebro va a crecer más y la suplementación, por tanto, es crítica. Todas las leches maternizadas en polvo llevan DHA. De hecho, es obligatorio. No puede haber leche para niños sin este nutriente», recuerda.

Si hablamos de lactancia materna, es importante señalar que «en este periodo se ha visto en varios estudios publicados hechos también en colaboración con el Hospital Hospital Vall d' Hebrón (Barcelona, Cataluña) que el nivel de DHA en la leche materna ha bajado casi un cuarenta por ciento en los últimos veinte años«, apunta.

La consecuencia recogida en estos informes demuestra, prosigue Gasso, «es que los recién nacidos alimentados con leche materna pobre en DHA (menos de 0.17% del total de ácidos grasos, normalmente la leche contiene un 0,3-0,4%) presentaron menores niveles de DHA en los eritrocitos, menor agudeza visual y menor desarrollo del lenguaje a los 14 meses postparto, comparados con recién nacidos alimentados con leche materna que contenía 0,36% de DHA. Otros estudios también han demostrado un incremento de los problemas de visión y deficiencias neuronales en niños con bajos niveles de DHA. Se ha de tener en cuenta, que la cantidad óptima de DHA en la leche materna es del 1%, que es la que tienen las madres japonesas», asegura.

4

Infancia

Se estima que los seis primeros meses la necesidad de DHA es crítica, expone, «pero este crecimiento cerebral y desarrollo de redes neuronales se mantendrá alto hasta los tres años».

Entre los cinco y los doce años, los estudios de Brudy realizados con niños que presentan problemas de déficit de atención e hiperactividad confirman que suministrando DHA mejora el comportamiento y la atención en clase. «Hablamos de menores que siguen una dieta sana pero que toman este suplemento de DHA bajo prescripción y control médico porque las cantidades que necesitan del mismo para mejorar es muy difícil de alcanzar sólo a través de la alimentación», matiza.

Este experto recuerda las cantidades mínimas recomendadas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que son de 250 mg para adultos y para niños 200 mg, algo que «con la dieta actual es casi imposible de conseguir ya que el pescado proviene de piscifactoría y tiene unos niveles de DHA muy inferiores a los que presentan los pescados salvajes.

5

Adolescencia

Durante la adolescencia ocurren importantes cambios estructurales y funcionales en el cerebro, sobre todo en la zona pre frontal, donde juega un papel importante el control de la atención. En esta etapa vital, prosigue Gassó Casademunt, «si existen trastornos de base tipo hiperactividad o déficit de atención el comportamiento suele empeorar por lo que cuidar la alimentación y administrar DHA también es beneficioso. Está demostrado que este tipo de ácidos grasos están asociados a una mayor capacidad de atención selectiva y sostenida y a una mejora en la conducta de los adolescentes».

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