Varios ministros evitaron recibir las denuncias sobre enchufismo en la Embajada

De hecho, el 10 de julio ABC preguntó en una rueda de prensa en Washington a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, si se reuniría durante su visita a EE.UU. con el personal laboral sin convenio en el exterior, que lleva años denunciando la falta de un marco legal en España que recoja sus derechos laborales esenciales. Uno de los empleados afectados, que pide anonimato para evitar represalias laborales, dijo entonces a ABC que quería trasladarle a Díaz, como a otros ministros antes, su inquietud por lo que considera «pruebas hechas a medida para contratar a familiares». Ese y otros compañeros denuncian tribunales creados al efecto, notas infladas en la entrevista personal y opacidad en los requerimientos de inglés.

La ministra Díaz respondió entonces a ABC que no le constaba que se le hubiera solicitado una reunión y añadió que con respecto a la situación laboral, sería el ministro de Exteriores quien daría una respuesta: «Comprenderá que por motivos de discreción aquí lo deje, pero créame que no sólo me he preocupado sino que me he ocupado por este asunto y el ministro Albares creo es quien debe dar respuesta a esta cuestión. Tengo entendido que no se me ha pedido reunión», dijo. Uno de los empleados que quiso alertar a la ministra de estas anomalías dijo a ABC después que llevaban ya meses protestando por su situación laboral en público, que han hecho denuncias tanto ante el Gobierno en Madrid como en el exterior, y que no tienen capacidad de intervenir en la agenda de los ministros, que viene fijada desde sus gabinetes en España.

Esa fuente dijo que tampoco pueden plantear esas quejas en otros eventos de los ministros, ante los altos responsables de la misión diplomática en EE.UU., pues consideran que favorecen o ignoran ese nepotismo. De hecho, un tiempo después de la visita de la ministra Díaz, el embajador ante EE.UU., Santiago Cabanas, sí se reunió con empleados sin convenio de la Embajada y les dijo que estaba trabajando para que se atendiera a sus peticiones en Madrid y que esperaba una pronta resolución. Hasta la fecha, la situación sigue igual.

Finalmente, y aunque fue preguntada por ABC, Díaz no se reunió con los trabajadores, que denuncian no poder llegar a final de mes con los salarios que perciben y acumular deudas sanitarias por las deficiencias de la póliza privada que les cubre la Administración, de la aseguradora DKV. Sí se vio la ministra, sin embargo, con el senador Bernie Sanders en el Capitolio, además de participar por la noche en un cóctel en casa del embajador.

Según publicó ABC este lunes, a las carencias del personal laboral sin convenio en la Embajada se suma el hecho de que una buena parte de las últimas plazas de auxiliar ofrecidas hayan ido a parar a familiares de altos cargos destinados a Washington, como es el caso del marido de la embajadora ante la OEA, Carmen Montón, o del comisario Carlos Vázquez Ara, que ejerce de consejero de Interior. En esos casos, los familiares contratados suman salarios de unos 40.000 euros anuales a los cuantiosos emolumentos de sus parejas.

Otras fuentes facilitan a este diario los resultados de las pruebas de Pilar Colorado Márquez, la mujer del comisario Vázquez Ara y hoy secretaria del embajador con un sueldo de más de 40.000 euros anuales que se suman a los más de 150.000 de su marido. De tres aspirantes, obtuvo la peor nota, un 5, en la prueba de inglés. También aprobó por la mínima el examen teórico, pero en un ejercicio práctico y en la entrevista obtuvo las mejores puntuaciones, suficientes para quedar 1,1 puntos por encima de su competidor directo.

La Embajada mantiene que los procesos son legales, pero hubo anomalías, como la falta de un examen escrito de inglés en el caso del marido de Montón, o el hecho de que algunos de los tribunales los hayan integrado solo jefes de oficina, sin presencia de auxiliares. Además, uno de esos procesos, el de la contratación en la cancillería de la esposa del propio vicecanciller, David Darío Martín Pedreira, estuvo plagado de irregularidades en los plazos y la puntuación de las pruebas, según otra fuente.

Es más, recientemente, los sindicatos denunciaron irregularidades en la adjudicación de cientos de plazas porque el Gobierno considera la entrevista en estos procesos de selección como una prueba eliminatoria, contradiciendo una sentencia de 2020 de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo, que determina que esta debe quedar fuera de la fase de oposición. Según un comunicado de UGT del 15 de septiembre, «la objetividad y la imparcialidad en esas pruebas selectivas en el exterior ha estado siempre en entredicho. La entrevista personal ha sido el arma con el que los gestores han pervertido los principios de mérito, capacidad e igualdad que debe regir el acceso al empleo público. La entrevista acababa siendo de hecho la prueba eliminatoria definitiva».

Antes que Díaz, en junio, estuvo en Washington la ministra de Igualdad, Irene Montero, que participó en una recepción de la embajadora ante la OEA, Montón. En abril visitó esta ciudad la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Antes, en febrero estuvo el responsable de Interior, Fernando Grande-Marlaska; y en enero, el de Exteriores, José Manuel Albares.

Aunque los empleados que querían trasladar sus inquietudes a los ministros y otros altos cargos de visita no tuvieran la facultad de solicitar un hueco en la agenda de ministros, un grupo de ellos sí comenzó en junio a denunciar sus malas condiciones laborales públicamente. Dos meses antes hubo ya paros en la Embajada de Londres por quejas similares. Y en realidad estas denuncias laborales se remontan a años atrás, pues el personal laboral sin convenio tiene los salarios casi congelados desde hace 14 años.