Los musicales de la Gran Vía dan la vez a la ópera
El teatro Coliseum de la capital representará, en un formato adaptado a todos los públicos, 'La Traviata' de Giuseppe Verdi en abril, y 'Carmen', de Georges Bizet, en el mes de mayo
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La Gran Vía es nombre de zarzuela, y lo fue incluso antes de que se inaugurara. Madrid es siempre vanguardista en esto de poner música delante de la letra, o de poner letra y música en lugares donde, hasta el año pasado, no ha ... sonado un aria operística. La Gran Vía fue también el decorado donde los cartelistas más reputados llevaban a dimensiones gigantescas los rostros de Gregory Peck, de Sofía Loren, en una alegría de bombillas. Las novedades, en fin, y lo clásico, que tienen sitio desde la plaza de España a la calle de Alcalá.
La Gran Vía es hoy, por ventura, el tercer epicentro de los musicales, tras Nueva York y Londres y un reclamo que ha hecho de una calle entera el lugar idóneo para el trabajo ya sublimado del teatro musical. Y también es un reclamo de la ópera para los más jóvenes. Acaso porque los teatros de la zona admiten la refinada acústica de tenores, sopranos, barítonos y sólo se trata de que entre la babel de ofertas culturales de la arteria madrileña se incluya la ópera.
Esa es la idea con la que las óperas 'Carmen', de Georges Bizet, y 'La Traviata' de Giuseppe Verdi, bajo el sello de la compañía NovAria, llegan al teatro Coliseum de la Gran Vía con el anhelo de compartir aplausos con los musicales esta primavera. Si en la primavera de la pasada temporada la empresa ofreció su estreno madrileño con 'Madama Butterfly' y 'La Bohéme', ahora es el turno de 'La Traviata' (los días 7, 21, 28 de abril y 16 de junio) y de 'Carmen' (19 y 26 de mayo, y 2 de junio) en el mentado Coliseum.
La expectación la lograron en la mañana de este martes en la presentación pública de la 'temporada lírica' en la Gran Vía. Un cuarteto de cuerda entonaba los acordes de «Libiamo ne'lieti calici», y Andrés Sánchez Joblar y Maylin Cruz representaban bajo el aguacero madrileño uno de los momentos musicales de 'La traviata' más conocidos por el respetable. Tanto se enhebró la pieza musical en el paisanaje madrileño que un espontáneo, en plena representación del brindis 'verdiano', entró en el plano fotográfico lanzando unas monedas.
La presentación trataba de eso mismo, el acercar a la calle el género lírico, en palabras del director Adolfo Gassol Ventura, que tras el triunfo en el «Palau de la Música de Barcelona» sabía que venir a la capital era venir a la otra referencia operística de España. Pilota, obviamente, «un formato diferente» para otro tipo de público, distinto sociológicamente, y al que no se le ha ofrecido la suficiente pedagogía para entender el género operístico y disfrutarlo en su amplia medida.
Todo sin perder la esencia de las creaciones, pese a que las óperas no superen las dos horas y media de duración. Gassol garantiza la misma pureza de la que salieron de manos de sus autores con decorados y trajes que, frente a otros montajes, no desnaturalizan la época en la que fue escrita la obra. Además, la orquesta sale a escena, lo que contribuye a comprender los resortes y los tempos que interactúan en ese espectáculo total que es una ópera, como dejó dicho Richard Wagner.
Otro punto que detallan los organizadores es el de los precios populares, que abren el abanico de los espectadores desde los doce años. Y cómo no, el uso de los subtítulos, en la pantalla (y en inglés y en versión original en el móvil) para una comprensión total de la pieza. Además, hay implementados dispositivos para personas con discapacidad auditiva.
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