Excomisario general de Información de la Policía
Jesús de la Morena: «La deficiente legislación limitaba la prevención del terrorismo yihadista»
11M: 20 ANIVERSARIO
«Se detectó el aumento de la amenaza yihadista y se tomaron algunas decisiones. Pero en 2004, ETA aún mataba y esa era aún la prioridad»
«Desde el primer momento pensé que no era el modus operandi de ETA»
El Rey pidió «unidad» por encima de las «diferencias de opinión»
ABC, en el lado correcto de la historia

Jesús de la Morena aborda en esta segunda parte de la entrevista todos los aspectos que rodearon los atentados del 11-M desde el principio: desde la fractura política y social que produjeron, hasta las acusaciones de falta de previsión, o las supuestas incógnitas que ... aún continúan y sobre las que todavía hoy algunos lanzan sospechas.
-Tras el 11-M se acusó a las Fuerzas de Seguridad y al CNI de no haber dimensionado bien la amenaza yihadista. ¿Es justa esa afirmación?
-Si bien muchos atentados ponen de manifiesto carencias en ese sentido, en el del 11 M resultaron evidentes, y la base con la que contaba la Comisaría General desde hacia años y los relativos avances que se habían hecho, insuficientes. Me refiero a una serie de medidas que se desarrollan pero con unos hándicap que los condicionaban y limitaban. Todos los servicios, sin excepción, habíamos detectado y evaluado la elevación de la amenaza yihadista, sobre todo a partir de los atentados de Casablanca en mayo de 2003 que afectaron a personas e intereses españoles y que continuó con otros dos atentados en noviembre en los que fueron asesinados ocho agentes del CNI en Irak.
Esa amenaza que crecía desde hacía tiempo y había pasado de media a muy alta en muy pocos meses. Pero las medidas preventivas, al margen como es lógico de que se contase con un mínimo indicio sobre actos preparatorios para atentar, eran muy limitadas por la deficiente legislación penal. De ahí el elevadísimo número de detenidos que quedaba en libertad y seguían engrosando la lista de radicales. Y ello, sin contar con la casi nula concienciación que tenía la sociedad en general para aportar sospechas en esa materia en comparación con el terrorismo etarra.
-En el caso de Policía, ¿qué se hizo?
-En nuestro caso los medios que dedicábamos a esta amenaza eran en principio adecuados a la situación que había entonces. Desde mediados de los 90 se había triplicado la estructura, pese al hándicap que suponía dedicar la mayor parte de los recursos a tratar de neutralizar el terrorismo de ETA que se manifestaba con atentados constantes. En el capítulo de los recursos humanos se había logrado cubrir las vacantes y aumentar en torno al 25 por ciento el número de especialistas en el área contrayihadista, que iban a superar ligeramente los 50, pero que contaban con funcionarios de otras unidades para determinadas gestiones, así como con la posibilidad de solicitar policías de la Unidad Central de Apoyo Operativo y del Área de Especial Seguimiento para vigilancias.
Por otra parte, se había fomentado el conocimiento y sensibilizado sobre este tipo de amenaza a las unidades de Información provinciales mediante cursos y conferencias, que iban a propiciar en las demarcaciones más importantes el desarrollo de grupos con policías específicos para esa materia. Y finalmente. se dimensionó el despliegue de cara al exterior, de donde procedían hasta ese momento los principales riesgos.
Otra de las prioridades era detectar a los denominados «afganos», radicales yihadistas con experiencia en armas y explosivos por haber combatido en Afganistán y que podían apoyarse y/o activar a otros radicales para llevar a cabo acciones violentas. La idea era reforzar una especie de paraguas preventivo de alto nivel, con la extensión e intensificación de las relaciones con las policías y servicios de Información e Inteligencia de las países occidentales e islámicos como Marruecos, Argelia, Túnez y Egipto especialmente, para el intercambio constante de información, lo que debía ir acompañado de una mayor adscripción de policías a las respectivas embajadas.
-¿Habría habido más posibilidades de evitar el atentado si quien lo preparaba hubiese sido ETA?
-Si tenemos en cuenta solo esa variable es posible que sí, pero si le añadimos la de la ilógica terrorista y otras circunstancias la respuesta es mucho más complicada, al margen de que la seguridad total no existe, como se ha visto muchas veces. Sólo hay que pensar en que a pesar de la capacidad antiterrorista de las Fuerzas de Seguridad y del CNI en la lucha contra ETA, que era la principal amenaza a la que nos enfrentábamos, hemos sufrido muchos atentados, y que otros países y nosotros mismos, con capacidades mayores y enfocados únicamente a la amenaza yihadista, también los han (y hemos) sufrido.
-¿Se despejaron todas las incógnitas sobre otros implicados al máximo nivel en los atentados?
-A juicio de los investigadores y analistas, las detenciones practicadas, cerca de cincuenta, tras las que el 60 por ciento de los implicados fueron imputados y sentenciados -habría que unir los siete que se inmolaron en Leganés-, pusieron en evidencia dos perfiles de los que podría calificarse de coordinadores. Se trata de Sherhane 'el Tunecino' y Jamal Zougam. Pero además habría un responsable operativo, que era Jamal Ahmidan, 'el Chino'. En el ámbito internacional, tanto en Marruecos, de donde procedían la mayor parte de los responsables de los atentados, como en Francia, Bélgica, Italia y Reino Unido principalmente, se realizaron gestiones en busca de conexiones que nos llevasen sobre todo a escalones superiores, barajando diversas hipótesis y practicándose detenciones, que no obstante no quedaron lo suficientemente claras y no fueron ratificadas durante el proceso judicial.
-Y sobre el Abu Dujan Al Afgani, cuyo nombre apareció en las reivindicaciones y amenazas tras los atentados, ¿se pudo averiguar algo más?
-Los expertos operativos y analistas barajaron diversas posibilidades: desde que fuese alguien del grupo ejecutor de los atentados que pudiese vincularse con ese nombre, particularmente uno de los suicidas de Leganés, o que simplemente se hubiese buscado en homenaje a un personaje histórico relacionado con la yihad, algo por otra parte bastante habitual. Y al mismo tiempo se realizaron investigaciones en ambos sentidos en otros países, sobre todo en Bélgica, donde residían dirigentes del Grupo Islámico Combatiente Marroquí, al que algunos de los participantes en el atentado estarían vinculados, y que dieron como resultado hipótesis interesantes pero que no llegarían a concretarse de forma fidedigna. En cuanto a la segunda cuestión, efectivamente, la referencia histórica coincide con Abu Dujan, figura mitológica del yihadismo que apoyó a Mahoma durante la defensa o conquista de la Meca, y que casualmente aparece en uno de los documentos en los que se vierten amenazas contra España y otros países por su participación en la guerra de Irak, que sería conocido como el de 'los noruegos' por haber sido descubiertos por sus servicios de Inteligencia en la red. Quizá pudo servir de inspiración para adoptar ese nombre. El término Afgani, como participante en la yihad en Afganistán, también se ha convertido en una especie de hito dentro de la causa yihadista. Pero no hay constancia de que alguno de los terroristas implicados participase en esa guerra.
-¿Pero se puede vincular a alguno de ellos con ese nombre?
-Su vinculación especifica a uno de los siete inmolados resulta compleja, si bien atendiendo a quién era el responsable operativo, una especie de 'alter ego' dentro de las células criminales, sería Jamal Ahmidan. Pero si consideramos otros aspectos no estaría tan claro, y podría incluso referirse al nombre elegido por la célula terrorista, lo que podría explicar que en las diversas reivindicaciones aparecidas en los vídeos del 13 de marzo, los dos incompletos del 27 y 28 encontrados tras la explosión de la vivienda de Leganés, y en el fax enviado el 3 de abril al diario ABC, aparezcan diversos personajes que hablaban con ese nombre, como uno de los hermanos Oulad, 'el Tunecino' y también el ya citado Ahmidan. En mi opinión, con independencia de otros roles y protagonismos que desconozco, este individuo es un personaje central porque era un delincuente violento dedicado al tráfico de estupefacientes y radicalizado durante su estancia en una prisión marroquí, de la que salió meses antes de los atentados. Por tanto, es una figura importante, y sobre todo imprescindible, para al menos la comisión de un atentado de esa magnitud. Valiéndose de su condición de pequeño narcotraficante y el conocimiento de ese mundo adquirió las armas, explosivos, detonadores, y financiado la operación, además de confeccionar las bombas en la casa de Morata de Tajuña.
Influir en el 14-M
«Zougam preguntó, antes de ser llevado ante el juez, el resultado de las elecciones»
-Es decir, no era un 'desgarramantas'…
-Desde luego, su perfil y actividad no se correspondía con la del estereotipo de un delincuente terrorista de segunda, utilizado como mano de obra. De hecho, su figura, y sobre todo sus funciones, se podía incluso asimilar a la del original y prioritario 'afgano', elemento clave que todos los servicios de Información intentábamos neutralizar por su potencial terrorista. Es muy relevante su actividad en internet, donde consultaba documentos y manuales yihadistas, e insisto en la importancia de su etapa en la prisión marroquí, donde posiblemente entró en contacto con individuos que habían participado en la guerra de Afganistán. Formaba un 'mix' letal con Zougam y 'el Tunecino'.
-Aparte de las referencias y clara intención de influir en el proceso electoral, ¿en las investigaciones de la Policía se encontró algo específico sobre este asunto?
-Bueno, no sabría decirle exactamente; tenga en cuenta que dejé mi puesto a finales de mayo de ese año. Con carácter general, muchos de los atentados de ETA tenían la intención de influir en los procesos electorales e incluso generar controversias políticas. Desde el punto de vista de la investigación, quizá señalar un hecho puntual: cuando días después de ser detenido y estar incomunicado, Jamal Zougam iba a ser conducido a la Audiencia Nacional y se interesó por el resultado de las elecciones generales celebradas un día después de su arresto.
También es reseñable el análisis que hace la CGI dos años después sobre uno de los documentos estratégicos referidos a la amenaza yihadista contra España por su implicación en Irak al que ya he hecho mención, redactado en septiembre de 2003 y difundido en diciembre de ese año. Es llamativo que el documento considerase a nuestro país el eslabón más débil de los aliados, en el sentido de que dada la situación sociopolítica propinar golpes dolorosos a nuestras tropas podía forzar al gobierno a retirarse. Y precisaba que el momento más vulnerable era la proximidad de las elecciones generales en el tercer mes del año siguiente.
El informe añadía que el Gobierno español no soportaría más de dos o tres golpes antes de verse obligado a salir de territorio iraquí por la presión popular que se produciría y que si sus tropas permanecían tras esos ataques la victoria del PSOE estaría casi garantizada, y tendría que llevar este asunto en su programa electoral. Por tanto, se hacía una referencia expresa a una amenaza exterior contra nuestras tropas e intereses, cuando los terroristas estaban empezando a hacer planes para perpetrar un atentado en Madrid.
De hecho, es muy posible que ese sea el germen de lo que luego se conoció como la 'autoría intelectual' de los atentados. Los terroristas pudieron acceder a este documento para inspirarse y también les pudo servir para adoptar el nombre de Abu Dujana. Además, otros documentos yihadistas de esa época relacionan la amenaza con Agfanistán, Chechenia, Palestina e incluso hablan de saldar viejas cuentas con España.
MÁS INFORMACIÓN
- Gómez Bermúdez: «Con la declaración de los etarras en el juicio hicimos un ridículo espantoso»
- 11M El día que Madrid quedó en silencio
- Los taxistas que se convirtieron en ambulancias
- Juan José Carricoba, SAMUR en el 11M: «Llovían mantas desde los balcones»
- De la Morena: «Desde el primer momento pensé que no era el modus operandi de ETA»
- «Las 26.000 evidencias nos llevaron solo a la célula islamista»
- La gran fractura
-ETA sale pronto de la ecuación en cuanto autoría, pero ¿qué análisis hicieron sobre cómo iba a afectar el atentado a ese grupo terrorista?
-A finales del 2003, en el análisis que hacíamos cada año por esas fechas, se constataba una debilidad y parálisis extrema de ETA sin precedentes en su larga historia criminal, tanto de su vanguardia como de la retaguardia, la que denominábamos estructuras de apoyo, regeneración y cofinanciación. Las previsiones que hacíamos era que en dos, tres años, podíamos llevarla a un estado residual, con capacidad para cometer atentados criminales, pero ya como un mero grupo criminal, lejos de los parámetros de potente organización y de poder desarrollar su estrategia político-militar.
Tras mi salida en mayo de 2004, una vez culminada la parte esencial de la investigación de los atentados del 11 M y del acontecimiento que supuso la boda de los entonces Príncipes de España, la sensación era que ETA se sentiría condicionada por la barbarie y repulsa social ante esos crímenes terroristas -circunstancia que iba a quedar reflejada en la primera reunión de sus dirigentes pocos días después- y que buscarían una nueva negociación para al menos ganar tiempo e intentar solventar en cierta medida la profunda crisis operativa y estratégica que padecía. No olvidemos que el resto de organizaciones de masas y políticas bajo su dependencia estaban ilegalizadas y buscaban desesperadamente una salida. Ese diagnóstico de la CGI se iba a aproximar bastante a lo sucedido y tras el periodo negociador que se abrió se produjo la rendición de ETA gracias, esencialmente, al trabajo de la Policía, la Guardia Civil y CNI.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete