Hazte premium Hazte premium

Seis personas detenidas por trata en un club de Valladolid a raíz de la huida de una de las prostitutas

La organización criminal desmontada la controlaba una española apodada 'La señora', que gestionaba el engaño de mujeres latinoamericanas, forzadas a trabajar en estrictas condiciones, encerradas y sin calefacción

Investigan a un hombre por cortar «varias extremidades» a un poni en una finca de León

Detenciones en Valladolid en el marco de la Operación Chaturanga Policía Nacional

C. R. M.

VALLADOLID

Seis personas detenidas tras cinco meses de investigación que comenzaron gracias a una víctima de la propia red de trata que logró escapar de ella. La Policía Nacional se ha hecho eco este jueves del arresto en Valladolid de varios acusados de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y de otros delitos relativos a la prostitución, pertenencia a organización criminal o favorecimiento de la inmigración clandestina.

Las pesquisas comenzaron en octubre y se han prolongado durante cinco meses bajo el nombre de Operación Chaturanga, y a través de la brigada provincial de Extranjería, en concreto cuando el testimonio de una mujer huida de un club de alterne situado en un municipio de la provincia de Valladolid llegó a la Unidad Contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales.

La mujer, de origen latinoamericano, había sido engañada por una organización criminal para trasladarse a España, debido a la situación de extrema pobreza y necesidad que vivía en su país. Según explica el comunicado policial, una vez aquí la explotaron sexualmente en un club de alterne, y las investigaciones demostraron que no era la única en ese club en una situación similar. Esto ha dado pie a que se haya liberado a cinco mujeres, todas ellas víctimas de trata con fines de explotación sexual.

Esto ha llevado a la desarticulación de una organización criminal con integrantes tanto españoles como paraguayos y colombianos de la que se ha demostrado la captación en Colombia y Paraguay de cinco víctimas, cuyo viaje hasta España fue financiado y coordinado por los integrantes del entramado criminal.

A su llegada al club de alterne las víctimas se encontraban con la advertencia siguiente: acababan de contraer una gran deuda con la máxima responsable, de modo que tendrían que prostituirse para saldarla, y no podrían negarse a ninguna de las condiciones impuestas.

Encerradas, sin protección y hasta la madrugada

La máxima dirigente del entramado era una mujer española: las víctimas se dirigían a ella como «La señora», «La mami» o «La jefa», explica el comunicado policial. Otros miembros de la estructura delictiva se encargaban de captar a mujeres que, «por su extrema pobreza y su situación de necesidad, estuvieran dispuestas a viajar a España para ejercer la prostitución». Siempre con personas a su cargo a las que apenas podían mantener, se buscaba además que desconociesen el mundo de la prostitución, por lo que accedían a realizar el viaje ante las falsas promesas de sus captadores de que ganarían mucho dinero y una vez en España las ayudarían a encontrar otras oportunidades laborales.

Los viajes de las víctimas eran gestionados por los propios captadores, «quienes no solo las convencían y proporcionaban todo lo necesario para viajar, sino que además las aleccionaban para asegurarse que lograran entrar en España de forma exitosa». No obstante, todos los gastos generados por estos viajes (desde las compras de billetes de avión y autobús hasta el dinero que mostrar en frontera o para comidas) eran financiados por 'La señora'.

La primera noche de estas mujeres inmigrantes en España era en uno de los pisos que esta 'jefa' posee en Valladolid, todos ellos lugares de ejercicio de la prostitución, y a la mañana siguiente eran trasladadas por miembros de la organización al club de alterne. Allí recibían las primeras palabras amenazantes: ahora tenían una deuda de entre 3.000 y 4.500 euros y de ellas se esperaba que devolvieran el dinero mediante el ejercicio de la prostitución en aquel lugar. Además de devolver los gastos de su viaje, las víctimas debían pagar por el alojamiento en el club y para disponer de luz, así como 'multas' cada vez que incumplían una norma. Además, como se las forzaba a pagar por su sustento, la deuda no dejaba de crecer.

De esta forma, las mujeres se encontraban subyugadas bajo «unas estrictas condiciones, muy penosas y de obligado cumplimiento»: desde las 17:00 horas hasta las 03:00 de la madrugada (las 05:00 los fines de semana) debían atender a los clientes, haciendo horas extra «si 'La señora' así lo ordenaba».

No podían negarse a mantener relaciones sexuales con ningún cliente, y además debían hacerlo sin preservativo ni ningún otro tipo de protección si estos lo solicitaban. Sin calefacción en el local, las retenidas comían lo que la señora les proporcionara, que habitualmente eran alimentos en mal estado y muy escasos, tal y como refiere la nota policial. El agua del grifo en el club de alterne era turbia, y varias mujeres enfermaron por beberla.

Las tarifas eran establecidas por la señora y los clientes se lo abonaban directamente a ella o a alguno de los miembros de la organización, encargados del club de alterne en su ausencia. Además, estos encargados no sólo se ocupaban de cobrar por los servicios de prostitución, sino que actuaban como controladores, minimizando el riesgo de fuga.

«Los miembros de la organización se aseguraban la total sumisión de las víctimas amenazándolas y atemorizándolas continuamente, consiguiendo que todas ellas temieran profundamente a 'La señora' y se sometieran a su control», añade la policía.

Sin días libres, ni siquiera si las víctimas estaban enfermas, las prostitutas no podían abandonar el club sin permiso. Si eran autorizadas a salir, lo hacían escoltadas por alguno de los controladores o encargados del club. En ausencia de 'La señora' y de sus secuaces, estos llegaban a cerrar la puerta del club con llave desde fuera para que las víctimas no escaparan.

Las víctimas debían cocinar y realizar la limpieza del club de alterne, sin recibir ninguna remuneración por ello. Además se les animaba a la venta de sustancias estupefacientes a los clientes de servicios de prostitución.

La operación Chaturanga se ha ejectuado durante las tres primeras semanas del mes de febrero, lográndose la desarticulación de la organización criminal y el cese total de su actividad delictiva, si bien no se descartan nuevas detenciones.

La líder de la organización criminal ha ingresado en prisión provisional sin fianza, quedando los otros cinco detenidos en libertad a la espera de juicio.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación