La pesca se sumerge en los caladeros de la innovación para sacar la sostenibilidad a flote
Boyas inteligentes, 'puertas voladoras' e incluso inteligencia artificial sirven a la flota pesquera para garantizar una actividad respetuosa con la conservación de las especies

El jueves de esta semana se celebró el Día Mundial del Pescador, con el que se quiere homenajear a esta dura actividad. Entre sus principales retos se encuentra el de lograr el equilibrio entre la rentabilidad económica y la sostenibilidad medioambiental de los mares y ... la conservación de las especies. Decisiones recientes, como la de Bruselas de prohibir la pesca de fondo en 87 zonas pesqueras de España, Portugal, Francia e Irlanda, lo ponen de relieve. En este camino hacia una pesca más sostenible, España cuenta ya con tecnología punta operada por empresas españolas o con compañías que tienen fuertes vínculos. Boyas inteligentes, 'puertas voladoras', así como elementos para redes como las puertas de arrastre son algunas de las herramientas que ya usan las embarcaciones.
«Tanto la industria pesquera española como los proveedores de tecnología son pioneros y referencias a nivel mundial. En todo lo referente a la tecnología para la pesca eficiente y sostenible, las empresas españolas son punteras», constata el director comercial de Satlink, Pedro Vigil, cuya compañía se hizo durante el año pasado con contratos para las flotas de países como Suecia y Estados Unidos. Al margen de todas las tecnologías alrededor del 'barco digital', consistente en una serie de soluciones de conectividad por satélite como servicios de meteorología, Satlink ha desarrollado las boyas inteligentes, una tecnología enfocada hacia la identificación de las diferentes especies de atún tropical. En palabras de Vigil, permite «ahorros de tiempo y optimización de las rutas». En su opinión, este tipo de boyas son un avance hacia la sostenibilidad porque permiten «centrarse en las especies con stocks saludables».
Pero, ¿cómo funcionan exactamente estas boyas? «Empleamos la acústica, algoritmos, el 'machine learning' y las comunicaciones satelitales. Una tecnología muy variada para proporcionar a los patrones información muy valiosa para adoptar decisiones de gestión como en qué zona pescar», apunta el director comercial de Satlink. La compañía española echa mano de la Inteligencia Artificial para localizar las mejores zonas pesqueras y añade información como las previsiones de temperatura y de corrientes, entre otros parámetros. Una tecnología similar, las conocidas como 'ecosondas', las utiliza desde hace 26 años en su barco Joseba Arago. patrón del cerquero 'Nuevo Atxarre', cuya base es Castellón, faena en caladeros nacionales a profundidades de entre 50 y 200 metros. «Pescamos un 80% boquerón y un 20% sardinas», apunta Arago, quien explica que usa estas 'ecosondas' antes de echar las redes y compara su funcionamiento con el de «un haz de luz orientado como un cono hacia abajo» Una sonda que, asegura, lo detecta todo: «Si hay mucha o poca pesca, a través de una escalada de colores en la que visualizamos la altura, el tamaño medio del pescado». Las versiones más modernas, añade, ya aportan información sobre los centímetros de los ejemplares. «El cerco es así: Estamos toda la noche intentando localizar bancos de peces y, a veces, nos vamos sin largar las redes», concluye este veterano patrón.



Por su parte, la compañía noruega Konsberg, con un importante centro de producción en Villajoyosa (Alicante) comercializa las denominadas 'puertas voladoras', que permiten a los peces más pequeños escapar de las redes y pone solución a uno de los mayores inconvenientes de la pesca de arrastre: el impacto sobre los fondos marino. «Hasta ahora, en la pesca tradicional, las puertas se arrastraban pero, ahora, al patrón le ponemos ojos, sensores y telemetría: le decimos que las puertas se abren tanto, la temperatura del agua...», explica el director general de Konsberg Maritime Spain. Lo que también puede suponer un fuerte ahorro de combustible. Esta es la principal ventaja, en palabras del presidente de los Armadores de Punta del Moral (Huelva), Alonso Abreu. «Estimamos un 20% menos de gasto, sobre todo, en los barcos que fanen día y noche».
Una segunda vida
Del contacto con el mar a elemento de decoración en un restaurante de próxima inauguración en el 'Cannes español'; del océano a convertirse en mobiliario urbano en Almería, a tapar el sol a los turistas que se bañan en nuestras playas o amueblar una oficina. Estas son algunas de las vidas que le esperan a una red de pesca, gracias a proyectos como 'Reduse II' desarrollado por la patronal pesquera Cepesca en colaboración con la Fundación Biodiversidad y el Ministerio para la Transición Ecológica con financiación del Fondo Europeo Marítimo y Pesquero (FEMP). En 2022 se recogieron 18 toneladas de redes para reciclar. Una labor en la que colaboraron puertos como Ibiza (Baleares), Celeiro (Galicia), Sanlúcar de Barrameda (Andalucía), Luanco (Asturias) y Santander (Cantabria) junto a empresas como la atunera Balfegó. Además de compañías especializadas como JJ Chicolino y Gravite Wave.
«Con las redes hacemos porterías, material de protección para recintos deportivos. También hacemos productos para la decoración en restaurantes, hoteles... Por ejemplo, ahora mismo hay un restaurante en San Sebastián que se va a inaugurar con esta decoración de cuerdas y redes, así como hacemos sombrilla para las piscinas reutilizando redes», apunta a ABC el fundador y gerente de JJ Chicolino Juan José Fajardo.
Esta compañía, de unos 300 empleados y nacida en 1980, tiene su sede en Boiro (La Coruña) y comenzó reciclando redes para reutilizarlas en el cultivo de mejillones. Luego fueron diversificando su negocio, para abarcar a la industria mejillonera gallega. «Recogemos redes, cuerdas y cabos e intentamos darles una segunda vida, pero no todo es posible», explica Fajardo, quien recuerda que muchas de estas redes pueden reutilizarse en otras artes de pesca y países.
Nueva vida
En una línea similar se mueve Gravity Wave. Esta pyme, con apenas dos años de vida y siete empleados, fue fundada por dos jóvenes emprendedores navarros, Amaya y Julen Rodríguez. «Nos hemos especializado en muebles. Lo que hacemos es recolectar las redes con pescadores y la colaboración de varios puertos. Contamos ya con una comunidad de más de 4.500 pescadores del Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo», destaca su responsable de marketing y comunicación, Verónica Gutiérrez. En concreto, a través de convenios con más de 100 puertos españoles, y en colaboración con organizaciones del sector pesquero como Cepesca, han instalado contenedores para depositar las redes que queden 'inservibles'.
«Una vez recogidas en los puertos las llevamos a una planta de reciclaje, las clasificamos según el material y la calidad», explica la portavoz de Gravity. Todo este material es triturado en trozoas más pequeños, a través de procesos como el prensado y el fotomoldeado, para hacer inicialmente fundas de móvil. Ahora se han enfocado en los muebles. Ahora Graviti Wave fabrica mesas, sillas, bancos, papeleras, maceteros... Un mobiliario urbano que lucen en ayuntamientos como Calpe (Valencia) y la ciudad de Almería. En esta compañía ven una mayor concienciación sobre la necesidad de tener mares libres de plásticos en las empresas privadas.
Entre ellas, la atunera Balfegó, cuyo atún rojo se ha hecho un hueco en el muy exigente mercado japonés. En concreto, esta compañía envía a Gravity Wave los restos generados en las reparaciones de sus redes especialmente usadas en las piscinas donde alimentan y engordan a los atunes. «Todavía la tecnología utilizada para estas redes y artes de pesca no esta desarrollada al 100%, aún hay más materiales en nuestras piscinas, como los cabos que tensan la red, que no se pueden reutlizar y que requieren una gestión diferente en función del origen», apunta la directora de Innovación y Sostenibilidad de Balfegó, Begonya Mèlich.
Impulso público
También hay iniciativas en el sector público para mejorar la selectividad de las capturas en la pesca. Tal es el caso de las investigaciones que viene desarrollando en los últimos años el Instituto Español de Oceanografía (IEO), adscrito al CSIC. «Realizamos campañas experimentales para mejorar la selectividad redes, para evitar la captura accidental (especies sensibles como las rayas, los tiburones y los delfines) y los descartes (peces que se captura de forma no intencionada e incumplen la talla mínima», comenta el investigador del Centro Oceanográfico de Vigo (Galicia) Xulio Valeiras. Este científico menciona proyectos como el 'Rapansel', cofinanciado por la Organización de Productores de Pesca del puerto de Vigo, con el objetivo de probar nuevas redes selectivas en la Flota de Gran Sol (la que pesca en los caladeros irlandeses y británicos) durante el año pasado. «Hemos conseguido un diseño de copo que reduce la captura de especies para las que no hay cuota como el balaco y el eglefino», comenta Valerias a ABC añadiendo que esto se consigue sin perder especies de interés como el gallo y el rape.
Otro proyecto que menciona el investigador del IEO es Selectlugo, que cofinancian con la Organización de Productores de Pesca del puerto de Burela en Lugo (OPP Burela) y que viene analizando el grado de selectividad de las redes que se usan en los caladeros nacionales para las diferentes administraciones públicas y europeas sobre especies tan populares como la merluza, la caballa, el gallo y la cigala. Este año han comenzado a estudiar las consecuencias de usar adaptadas a los pelágicos en las redes de arrastre (Proyecto Redipesca). «Estamos probando, por primera vez, las puertas de arrastre pelágica ya usadas en el Mediterráneo, para que vayan a media agua e impidan el impacto con los fondos», especifica Valeiras quien destaca la colaboración con la flota pesquera de puertos como Vigo, Burela o Celeiro en otras iniciativas experimentales para probar diferentes tipos de mallas.
MÁS INFORMACIÓN
En este sentido, el Centro Oceanográfico de Vigo tiene también en marcha dos proyectos más: Cetambicion y Mermacifra destinado al estudio de las capturas accidentales de delfines en redes de pesca y, de esta forma, diseñar redes que eviten la captura y muerte de estos mamíferos. Para todo lo anterior trabajan con barcos del puerteo de Ribeira para las pruebas en el mar. «Este mes estamos comenzando los trabajos a borde de barcos de otros dos puertos», añade este investigador del IEO. Preguntado por los retos pendientes, en el terreno de la selectividad de la pesca, apunta que «cada vez hay una mayor conciencia, pero no es una cuestión sencilla, porque es complejo encontrar redes selectivas y, a la vez ganancia económica», subraya Xulio Valeiras quien también advierte que muchas normativas pesqueras «incluyen obligaciones que el pescador no puede cumplir».
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