Patti Smith: «Pertenezco al siglo XX. No soy nadie para decir cómo debe ser la cultura del XXI»
La cantante estadounidense, madrina del punk y poeta de las entrañas, regresa a Europa tras sus volcánicos conciertos de verano para actuar en el Icónica Fest sevillano y en el Kursaal de San Sebastián e inaugurar una exposición en París
Patti Smith y la rutina de la gloria

«Soy Patti, sí, encantada. ¿Qué puedo hacer por ti?». Suena el teléfono, un par de timbrazos nada más, y ahí está Patti Smith (Chicago, 1946), musa del punk y médium pop de Rimbaud y Baudelaire; poeta de las entrañas y superviviente ... de los años de furia y mugre neoyorquina, atendiendo la llamada de ABC Cultural y espantando a manotazos cualquier intento por elevarla al Olimpo de los mitos del rock. «Sólo soy una trabajadora», relativizará antes de despedirse una artista que, a sus 75 años y tras el forzoso parón pandémico, anda multiplicándose para poder cubrir todos los frentes que tiene abiertos. Así, en el momento de realizar esta entrevista, la autora de 'Horses' se prepara para viajar a Los Ángeles, primera parada de un final de año especialmente ajetreado que incluye el lanzamiento de un nuevo libro, una exposición en el Pompidou de París junto a Soundwalk Collective y dos conciertos, los últimos de este año, en Sevilla (26 de septiembre, Icónica Fest) y San Sebastián (28 de septiembre, Auditorio Kursaal).
-¿Están siendo especiales los conciertos de esta gira? En Barcelona, en el Festival de Pedralbes, se percibía una energía diferente sobre el escenario.
-Oh, creo que ese pudo haber sido uno de los mejores conciertos de la gira: el sonido era genial, la respuesta del público fue increíble y había mucha gente joven. Para mí, un concierto es la gente; es especial gracias al público. Y supongo que es recíproco: tú obtienes toda esta energía de la gente y luego la devuelves. Es inspirador.
-Me atrevería a decir que todo cambió cuando sonó 'The Wicked Messenger', la versión de Bob Dylan.
-Es una canción muy poderosa, sí. El narrador realmente te llena de fuerza, pero creo que la otra cosa que podrías haber captado es que mi hijo Jackson está tocando con nosotros. Es un gran guitarrista y estuvo realmente brillante durante esa gira. Su padre, ya sabes, era Fred Sonic Smith, un maestro de la guitarra que tocó con MC5. Jackson tiene muchas de sus habilidades. Es asombroso. ¡Y no lo digo porque sea mi hijo!
-¿Ha cambiado la reacción de la gente a la música en directo tras la pandemia?
-Por supuesto. En algunos lugares la gente sigue estando nerviosa: miran alrededor, no saben si usar o no mascarilla… Así que he aprendido a ser paciente con la situación: tal vez comience con canciones que no sean muy exigentes, un poco más ligeras. Pero una vez que la gente cruza la línea, la emoción es fantástica. Es muy importante dejar que todo el mundo se tome su tiempo. Todavía tenemos que tener cuidado. Yo soy extremadamente cuidadosa. No enfermé durante toda la pandemia, pero sufrí un pequeño caso al final de nuestra gira en Italia, así que es algo que todavía está aquí con nosotros. Durante dos años no salí de Nueva York. Casi ni salí de mi apartamento, porque tengo una enfermedad bronquial crónica. Hubo muchos muertos en la ciudad, muchos amigos míos murieron, pero creo que hemos llegado a un punto en que tenemos que convivir con este momento. No tenemos otra opción. Es como todo lo demás: la sequía, el calor extremo… Tenemos que lidiar con un montón de cosas.

-Supongo que lo más complicado de estos dos años fue no poder viajar.
-Necesito movimiento, sí. Me encanta viajar, montar en tren, recorrer las calles y los cafés. así que ha sido muy difícil. Pero lo gracioso es que llegó el momento de salir de gira y estaba muy emocionada, pero hacía tantísimo calor que realmente no pude salir mucho. Aún así, fue genial poder ver la arquitectura desde la ventana o sentarse en una cafetería y observar a la gente.
-En cualquier caso, ahora parece que se ha propuesto recuperar todo el tiempo perdido: más conciertos, una exposición en el Pompidou de París en octubre, un nuevo libro en noviembre…
-En realidad no estaba planeado así. Se suponía que la exposición sería en 2020, muchos de estos conciertos estaban programados para 2021… Así que son como dos años de trabajo comprimidos en uno. Y luego pondré rumbo hacia mi 76 cumpleaños, así que es un desafío tras el que me tomaré un descanso. Terminaré el año en España y París y regresaré a mi escritorio.
«En Estados Unidos si eres un cantante de rock no te toman en serio. Por eso estoy más cómoda en Europa»
-Da la sensación de que está más cómoda en Europa que en Estados Unidos.
-Así es. Nueva York es mi hogar, es donde he vivido y donde están mis hijos, pero la mayoría de mis amigos que siguen vivos, porque ya ha perdido a unos cuantos, están en Europa. Por ejemplo, mi promotor en España, Gay Mercader: somos amigos desde 1976. Y lo mismo ocurre con escritores, actores… Luego, además, está la parte cultural. Porque en Europa puedes ser una intérprete de rock and roll y la gente entiende que también eres poeta, artista. En Estados Unidos, en cambio, si eres una cantante de rock no te toman en serio; no puedes ser una artista seria. En Europa soy respetada así que disfruto mucho más; por eso me paso casi el 80% de mi tiempo aquí.
-Antes decía que una de las claves para un concierto es que haya gente joven.
-Bueno, es que los jóvenes son nuestro futuro. Es algo recíproco. La gente joven me da energía y amor incondicional, pero, por otro lado, se enfrentan a tantos problemas económicos, climáticos y políticos y les estamos dejando un panorama tan difícil que creo que es muy importante que les demos amor, energía y guía. Así que estoy ahí para ellos, pero ellos también están ahí para mí, y lo aprecio profundamente.



-¿Y cree que el punk y el rock aún tiene algo que ofrecerles?
-Cada generación traduce las cosas por sí misma: cómo se difunde su cultura, el tipo de música que hace... Es algo que siempre está cambiando. A veces es muy retro y puede que dentro de tres años a todos les guste el R&B o John Coltrane. Nunca sabes lo que cada generación va a hacer ni qué va a abrazar. Ahora, además, tenemos la tecnología. las redes sociales y todas estas cosas que no existían cuando yo era joven. Y todo esto tiene que estar integrado en su forma de expresión. Pertenezco al siglo XX. No soy nadie para decir cómo debería ser la cultura del siglo XXI, porque vengo de otra época. Y hago lo que buenamente puedo por adaptarme a los tiempos, pero sigo escuchando a Jimi Hendrix y a Sun Ra, paso mucho tiempo leyendo libros... Supongo que soy un poco anticuada, pero entiendo que tenemos que dejar espacio para que las nuevas generaciones decidan qué música quieren escuchar y cómo se quieren expresar. Así que tenemos que saber hacernos a un lado y dejarlos reinventar las cosas.
-Está a punto de publicar 'The Melting', un libro que ha escrito casi en directo, compartiendo fragmentos a través de su web.
-Empezó con la pandemia. Todo se paró y me vi encerrada en mi casa. No tenía ninguna red social, y mi hija me ayudó a abrir una cuenta de Instagram. Luego me pidieron que escribiera en ese sitio llamado Substack, lo cual me parecía una buena manera de comunicarme con la gente, porque vivía muy aislada. Así que comencé a escribir una vez a la semana o un par de veces a la semana. Me gusta la idea de escribir en tiempo real: podía terminar algo en la mañana y la gente lo estaría leyendo esa misma tarde. Ahora estoy haciendo muchos vídeos, algunos de ellos divertidos. También lecturas virtuales, solo para mantenerme conectada con la gente hasta que salga el libro.
-Así que, después de todo, es una persona del siglo XX usando las herramientas del siglo XXI.
-Bueno, supongo que el ordenador es mi manera de estar conectada al siglo XXI, sí.

-Entiendo que 'The Melting' es un toque de atención sobre el cambio climático.
-Así es. Lo empecé hace dos años y es como si ahora todo se estuviera derritiendo. Estaba leyendo esta mañana sobre cómo subirán los mares si se derrite el casquete polar y, claro, luego ves lo que pasa, por ejemplo, en Pakistán, y es aterrador. Desgarrador. Más allá de que haya un desastre nuclear cocinándose en Ucrania, es lo más grave que está sucediendo en nuestro mundo. Estamos viviendo tiempos muy difíciles, así que es necesario experimentar un poco de alegría. Ese es más o menos mi objetivo al hacer conciertos ahora: darle a la gente un pequeño respiro. Es importante mantenerse al tanto de todas las cosas que están pasando, sí, pero también celebrar la vida.
«Todo lo que escribo, sea una canción o un libro de no ficción, nace de la poesía, porque así es como empecé»
-Hace unos meses dijo que empezaba a trabajar en nuevas canciones y que le gustaría grabar un último disco. 'Banga', el último, es de hace una década. ¿Alguna novedad?
-Será el año que viene. No puedo hacerlo este año, pero ya estoy empezando a escribir canciones y el año que viene haré otro disco. En este momento estoy centrada en mirar el mundo y mi propia vida, así que veremos qué sale de ahí.
-¿Nacen de un sitios diferente las canciones y los libros?
-Cuando escribo libros o poesía estoy explorando mi propia mente. Tienen que ver con la imaginación. Libros y poemas nacen en soledad, sin pensar demasiado en quién los leerá. Las canciones, en cambio, siempre las escribo pensando en la gente, en cómo las interpretaré y expresaré la narrativa interna de la propia canción. Ahora mismo, por ejemplo, ni siquiera publico mis poemas, pero mis canciones son más extrovertidas precisamente por eso: porque nacen para ser tocadas. En cualquier caso, todo lo que escribo, sea una canción o un libro de no ficción como 'Éramos unos niños', nace de la poesía, porque así es como empecé: como una joven poeta. 'Horses' es una extensión de la poesía, así que la poesía está en la raíz de todo lo que hago.
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-Llegado este punto de su carrera, ¿se reconoce en esa imagen de poetisa punk e icono del rock and roll?
-Oh, no, para nada. Sólo soy una trabajadora, sólo eso. Trabajo en muchas cosa, sí: soy intérprete, poeta, trabajo con artes visuales, también hago un poco de activismo… No me gusta encerrarme en etiquetas. De acuerdo, sí, estoy conectada al punk rock, estoy enraizada en muchas cosas, pero no estoy confinada en ninguna imagen.. Sólo hago mi trabajo. Esa era mi filosofía en 1975 y lo sigue siendo ahora
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