CRÍTICA DE:
'El crimen de la calle de Fuencarral', de Benito Pérez Galdós: visionario del 'true crime'
NarrativA
La recuperación de esta obra supone una alegría para los lectores más exigentes del género
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Ocurrió el mismo año en que Jack El Destripador sembró el pánico en el barrio londinense de Whitechapel, pero en Madrid. La mañana del 2 de julio de 1888, los vecinos del número 109 de la calle Fuencarral, alertados por el olor y el humo ... proveniente de uno de los pisos del inmueble, llamaron a la policía, que encontró el cadáver de la viuda Luciana Borcino ardiendo en una habitación cerrada.
Muy pronto los investigadores se dieron cuenta de que el fuego no era más que un torpe intento de camuflar la causa real de la muerte de doña Luciana: la habían asesinado a puñaladas.
NOVELA
'El crimen de la calle de Fuencarral'

- Autor Benito Pérez Galdós
- Editorial Siruela
- Año 2024
- Páginas 82
- Precio 15,95 euros
Esta es la materia prima que, más de medio siglo antes de que se publicaran 'Operación masacre' y 'A sangre fría', situadas siempre en el origen de la crónica criminal, Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843 – Madrid, 1920) escogió para protagonizar su colaboración periódica en 'La Prensa' de Buenos Aires, que aparecía en el diario en forma de cartas al director. El seguimiento que hizo del caso entre el verano de 1888 y la primavera de 1889, preciso y sorprendentemente actual en sus reflexiones acerca del crimen y cómo instituciones y opinión pública reaccionan ante él, sigue siendo en la actualidad una muestra brillante y visionaria de lo que hoy llamamos 'true crime'.
Dos fueron desde el principio los principales sospechosos del asesinato de la viuda: su hijo, José Varela, que se aprovechaba de su clase social y su dinero para salir de la cárcel donde estaba preso cuando le venía en gana; y la criada, Higinia Balaguer, cuya peculiar personalidad contribuiría a popularizar el suceso.
La policía encontró el cadáver de la viuda Luciana Borcino ardiendo en una habitación cerrada
La descripción por parte de Galdós de ambos perfiles y del resto del elenco que conforma el panorama humano del incidente, excusa perfecta para esbozar el paisaje social de la época, sus miserias y sus desigualdades, es otro de los puntos fuertes de una propuesta que, en esta ocasión, también destaca por la cuidadísima edición de Siruela.
Con un certero prólogo de Lorenzo Silva, crucial para subrayar la vigencia de la mayor parte de la obra, de la se excluyen, como él mismo indica, los pasajes dedicados a los estudios fisonómicos, la recuperación para nuestras librerías de 'El crimen de la calle de Fuencarral' supone una alegría tanto para los lectores más exigentes del género, que encontrarán en su lectura los antecedentes de las reglas de la no ficción criminal más moderna, como para aquellos que, con ganas de adentrarse en ella por primera vez y amantes en cualquier caso de la buena literatura, quieran empezar por un texto breve y capaz de trascender la sangre.
A propósito de las numerosas teorías y posibles culpables que se barajaron durante las pesquisas y el juicio, escribió el maestro Galdós en una de las cartas que conforman la crónica y ahora rescata Silva en su prólogo: «Normalmente, las cosas son los que parecen», y ahí es donde se encuentra el reto: en mantener la tensión y el suspense aunque no existan al final las sorpresas. 'El crimen de la calle de Fuencarral' lo consigue con creces.
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