El mar empieza a devolver los cadáveres que arrastró la tromba de agua de la DANA en Valencia

Es uno de los varios cuerpos que el mar está devolviendo a las costas, después de haber sido arrastrados hasta allí por la crecida. Aunque las autoridades no están concretando el número de restos aparecidos en estas circunstancias, desde el jueves la Guardia Civil rastrea con helicópteros y drones el tramo comprendido desde la desembocadura del río Turia en Valencia hasta la playa del Brosquil en Cullera, cercana al lugar donde el Júcar va a morir en el mar. Un operativo que también se amplía a la Albufera, ya que no hay que olvidar que es en este lago de agua dulce al sur de Valencia donde desemboca el barranco del Poyo, causante de la mayor parte de los destrozos.

El primero de los cadáveres apareció el jueves en la playa del Mareny Blau, en Sueca. Esta vez fueron unos vecinos que paseaban por la zona quienes encontraron el cuerpo sin vida de una mujer en medio de una montaña de cañas. Dieron aviso a la Policía Local de Sueca y a la Guardia Civil, que comenzó a partir de ese momento el operativo de búsqueda de otros posibles cadáveres en la zona. También se trasladó al lugar una unidad canina especializada en encontrar restos humanos que buscó infructuosamente entre los restos de plantas devueltos por el mar.

Antes del levantamiento de El Saler, presenciado por ABC, la Guardia Civil también había recogido otro cuerpo en la playa de Pinedo, una pedanía al sur de la ciudad de Valencia, que fue desalojada el martes ante el peligro de que el nuevo cauce del Turia se desbordara. En este caso también fueron los vecinos quienes dieron la señal de alerta. No así en el de El Saler, que según ha podido conocer este diario había sido detectado, mientras flotaba en el mar, por el helicóptero de la Guardia Civil, que realizó un seguimiento hasta que fue arrojado a la playa por las olas. Fuentes cercanas al dispositivo de emergencia aseguran que no han sido los únicos casos.

«Por lógica, los cadáveres de Pinedo y El Saler podrían proceder del río Turia y el de Sueca del Júcar, aunque nunca se puede afirmar con certeza hasta que se les identifique porque las corrientes del mar pueden haberlos trasladado muchos kilómetros», explica un experto a este diario. En ese sentido, conviene recordar que el causante de las inundaciones en Utiel y la comarca de La Ribera es el río Magro, un afluente del Júcar. Por otro lado, aunque se temió por el desbordamiento del Turia a su llegada a Valencia, a lo largo de su cauce superior no se produjeron daños y no hay constancia de desaparecidos en esa zona.

«Donde puede ser más complejo de localizar es en la Albufera, al ser un lago el oleaje es mucho más suave y, además, la mayor parte de las riberas son zonas de marjal, con muchas plantas como acuáticas y cañas que pueden atrapar a los cuerpos durante días y dificultar su localización desde el aire», explica a ABC el experto. Una circunstancia que aumenta incertidumbre a la búsqueda, ya que la mayor parte de los desaparecidos se concentra en la zona entre Chiva y las localidades de L'Horta Sud, por donde transcurre el barranco del Poyo.

Un cauce que en la mayor parte de recorrido está prácticamente seco, ya que es lo que en la zona del Mediterráneo se denomina como rambla, un curso de agua de carácter estacional que sólo discurre en las estaciones con más lluvia. Eso implica que se llenen de maleza y fango que, en los momentos de crecida como el de esta semana, convierten el cauce en un cóctel mortal de agua, barro y cañas capaz de arrancar de los vehículos a sus ocupantes y de arrastrar cualquier objeto hasta el mar, como ha sido el caso de los cuerpos encontrados en las playas.

La fuerza del río es tal que los cuerpos rescatados del mar suelen estar prácticamente desnudos y sin documentación, lo que dificulta su identificación. En estos casos, si los familiares han denunciado la desaparición y se les ha aplicado el protocolo 'ante mortem' la identificación se podrá realizar a través de la descripción física facilitada, que incluye también las marcas indicativas como tatuajes, cicatrices, piercings. Cuando se tiene una sospecha de la identidad se comparan las huellas necrodactilares de la víctima con las de la posible coincidencia.

En cualquiera de los casos también se realizará una identificación por ADN. A todos los familiares que han presentado denuncia de desaparición se les han pedido muestras genéticas para, llegado el caso, realizar una identificación completa del cadáver aparecido. En todo caso las identificaciones están resultando muy complejas. El último dato ofrecido por las autoridades, el sábado por la mañana, hablaba de 162 autopsias realizadas y sólo 39 cadáveres identificados. De momento, todos ellos reposan en camiones frigoríficos en la Feria de Muestras de Valencia hasta que sean entregados a sus familiares.