Crítica de 'El viaje de sus vidas': Canciones, paisajes y almas de mujer
«Las aventuras son frágiles, humanas, melodramáticas y románticas, y tienen el encanto que tienen las canciones de Blondie ('leitmotiv' de acontecimientos y sentimientos) y sus actrices»

Al cine inglés se le da bien eso de empezar una comedia con un entierro, y que en él se reúnan las tres grandes amigas de la difunta para que de allí surja una misión que cumplir. Y una vez expuesto el móvil del argumento, que en este caso es repetir aquel viaje que hicieron de jóvenes y con música de Blondie , pero acompañadas ahora con la hija huérfana y encantadora, la película consiste en complicar ese viaje y en ir conociendo a esos personajes, su situación actual y sus viejas rencillas, con el añadido de un ligero recuento de los detalles que la edad les ha ido poniendo y quitando, pero sin excesiva acritud, sino más bien en un tono que pretende ser gracioso y ocurrente. Y solo para evitar posible confusión, el título, 'El viaje de sus vidas' (el original es 'Off the Rails'), ya lo tenía una película de Paolo Virzi de 2017, con Helen Mirren y Donald Sutherland y con la que nada tiene que ver.
El viaje comienza en tren y termina de cualquier manera, como la propia película, y en el trayecto está París, la festiva Gerona, una encantadora zona de Italia (mayormente, para que salga Franco Nero ) y su destino, Mallorca. Las aventuras son frágiles, humanas, melodramáticas y románticas, es decir, como siempre y como la mayoría, y tienen el encanto que tienen las canciones de Blondie (“leitmotiv” de acontecimientos y sentimientos) y sus actrices, especialmente la joven Elizabeth Dormer-Phillips. Puede ser que alguien piense que ya la ha visto, y tendrá algo de razón.
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