TIEMPO RECOBRADO
La historia y la memoria
Hay una tendencia a explicar lo actual como una proyección del pasado y a presentar a las fuerzas políticas como herederas de la II Republica y la Guerra Civil
La historia en una gota de Chanel Nº 5
Silencio y sólo silencio
Releyendo estos días 'El pensamiento salvaje' de Claude Lévi-Strauss, un texto publicado en 1962, surgen una serie de reflexiones sobre el polémico asunto de la memoria histórica. Respondiendo a Jean-Paul Sartre, que acababa de publicar su 'Crítica de la razón dialéctica', el antropólogo ... francés cuestiona la idea de la historia como proceso. Observando el comportamiento de las tribus del Amazonas, Lévi-Strauss subraya la insuficiencia del método histórico para explicar el cambio social. Afirma que la idea de que la historia tiene una lógica que se explica como una sucesión de eslabones encadenados es una hipótesis sin confirmación empírica.
Lévi-Strauss escribe: «Cuando observamos nuestro devenir como un cambio continuo, tendemos a creer que el conocimiento de la historia obedece a la misma pauta». Pero eso resulta una ilusión de los historiadores, que establecen un sentido a posteriori del pasado. Dicho con otras palabras, interpretan y construyen la historia que, en palabras de Shakespeare, es el relato de un idiota lleno de ruido y furia. Lo que Lévi-Strauss pretende decir es que la genética, lo simbólico y los usos culturales tienen un peso sobre las decisiones humanas que los historiadores ignoran. La idea de progreso que yace en Sartre es una entelequia que sirve para revelar los sesgos cognitivos de su autor, según el antropólogo. Aunque a algunos les parecerá demasiado abstracto el razonamiento, lo que sostiene Lévi-Strauss es aplicable al presente. Y ello porque hay una tendencia a explicar lo actual como una proyección del pasado y a presentar a las fuerzas políticas como herederas de la II Republica y la Guerra Civil.
No faltan quienes pretenden identificar esto con aquello, quienes asocian al PP con el franquismo y los que presentan a la izquierda como depositaria de los valores de los perdedores de la contienda. Ello es una falacia y una mistificación. Hay mucho de manipulación en quienes proyectan el pasado para apropiarse del presente, en quienes quieren monopolizar la memoria y en los que se empeñan en seguir dividiendo a la sociedad con fines partidistas. El cambio político tardó muchos meses en llegar tras la desaparición de Franco.
Hay que huir del simplismo a la hora de entender lo que sucedió en aquella etapa, que posibilitó el nacimiento de una democracia parlamentaria gracias a la generosidad de unos y otros. Y también porque el país había cambiado, el franquismo era un fósil y casi nadie quería volver al pasado.
Lo que aconteció no fue que los buenos ganaron a los malos. Eso es un relato infantil. La historia, si existe, es algo complejo y siempre una interpretación y no una verdad científica. La memoria histórica no deja de ser una construcción artificial, lo que no significa negar los hechos y el rigor intelectual.
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