CAFÉ CON NEUROSIS
Zafiedad y cobardía
En ese pesebre televisivo, al servicios y loa del secesionismo, jamás se hará una parodia del nacionalismo, que es el que paga las nóminas de los pretendidos humoristas
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Decía Enrique Jardiel Poncela que intentar definir el humor venía a ser como querer clavar una mariposa con un poste de telégrafos para añadir un ejemplar más a la colección. Así que no vamos a perder el tiempo en definiciones didácticas, pero sí podemos ... acercarnos al concepto por el sencillo camino de observar lo que es malhumor, humor malo y grosería. Un ejemplo reciente, sería contemplar el programa de TV3, parodiando a la Virgen del Rocío y a los andaluces, donde, por ejemplo, la pretendida Virgen se queja de que lleva «doscientos años sin echarse un polvo como Dios manda». Es irreverente –componente imprescindible del humor– pero es de una vulgaridad tan procaz que a algunas personas sólo nos produce el asombro de comprobar que la chabacanería se intenta hacer pasar por humor, con la misma sencillez con la que un estafador vendería trozos de vidrio asegurando que son diamantes.
Creo que el último libro de Evaristo Acevedo –una de las sólidas columnas de 'La Codorniz'– se lo dedicó a la censura franquista. Y me explicaba, en una entrevista, que la censura le había obligado a ser sutil, y que precisamente esa búsqueda le había llevado hacia un humor más delicado, eficaz y valioso. Ayer, Puebla, publicaba en estas páginas una viñeta humorística. Dios recibe a Jesús, y le dice que se arrepintió de haber creado a los hombres. Y Jesús, que acaba de revivir otro año más el calvario, le agradece que no los destruyera, pero cree que les podría haber dotado de algo más de memoria. No ofende, excepto a un inquisidor, y no es irreverente. Pero la zafiedad de insultar las creencias del pueblo andaluz, humanizando a la Virgen del Rocío en una mezcla de choni deslenguada, procaz y burda, sólo es la irreverencia de un insolente tosco, que puede que confunda el humor con el producto de las letrinas.
En ese pesebre televisivo, al servicios y loa del secesionismo, jamás se hará una parodia o una sátira del nacionalismo, que es el que paga las nóminas de los pretendidos humoristas. Y, por supuesto, tampoco se contemplará la más leve ironía sobre la religión musulmana. En el primer caso porque la 'religión secesionista' está llena de profetas avarientos, malversadores del 3 por ciento, ladrones, huidos sin coraje, y traidores con residencia en Bélgica. En el segundo, porque mientras los católicos en general, y los andaluces en particular, no son violentos, ni vengativos, hay un sector musulmán de armas tomar –en el sentido menos humorístico y polisémico– que toman las armas y asesinan a quienes consideran que han ofendido sus creencias.
Y esa brutalidad ha logrado volcar las irreverencias hacia quienes suelen poner la otra mejilla y no disparan. Lo que nos lleva a la conclusión de que en TV3 conviven, en armonioso matrimonio, la zafiedad y la cobardía. Y a ese conjunto le denominan humor.
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