café con neurosis

Me gustaría ser ministra

Puestos a soñar, me gustaría ser una ministra trans y declarar que me llamo Pedro, y vestir trajes azul claro, con chaquetas ajustadas

Zafiedad y cobardía (9/4/23)

Sororidad traicionada (02/04/2023)

Luis del Val

Me gustaría ser ministra... ministra de Justicia, por ejemplo, y viajar en esos autobuses y en esos vagones de Metro donde los ciudadanos, en lugar de estar absortos y adormilados, o con la vista fija en la pantalla del móvil, cambiando imágenes de manera ... continua, mantuvieran apasionadas conversaciones sobre la necesidad del cambio en el Consejo General del Poder Judicial.

O ministra de Economía, y comprar en esos supermercados donde los precios son más baratos que en ninguna otra parte, porque para algo debe de servir ser ministra de Economía: para adquirir la perspicacia de elegir esos lugares escogidos, que casi nadie sabe dónde están, y que me permitieran la satisfacción de argumentar lo bien que está la economía, gracias, en gran medida, a mi inteligencia y a mi trabajo.

Y, hablando de trabajo, tampoco me disgustaría ser ministra de Trabajo, y descubrir el contrato fijo discontinuo, que me permitiera no contar como parado al que está en el paro, pero dentro de unos días, o de una semana, o de un mes, le llamarán para trabajar unas horas o unas cuantas jornadas. Más aún, si yo tuviera esa responsabilidad, organizaría una clasificación de trabajadores, y a los parados les denominaría «trabajadores en el banquillo» o «trabajadores en descanso y expectativa», con lo que se eliminarían de las estadísticas y pasaríamos, de ser el país de la Unión Europea con más parados, a ser el ejemplo del empleo total.

O ministra de Igualdad, y confeccionar una ley-bomba cuyos resultados fueran los contrarios a los propuestos, y poder echar la culpa al machismo de los jueces, aunque bastante más de la mitad de los jueces son mujeres, pero ya se sabe que una mujer, en cuanto aprueba las oposiciones, se vuelve machista automáticamente, fenómeno que la ciencia todavía no ha estudiado.

O ministra de Hacienda, y repetir la tontería de que van a pagar más los más ricos –algo que sucede en todos los países democráticos– y considerar que son ricos los que, con su esfuerzo y su talento, son recompensados con más de 4.417 euros mensuales.

Y, también, debo confesarlo, puestos a soñar, me gustaría ser una ministra trans y declarar que me llamo Pedro, y vestir trajes azul claro, con chaquetas ajustadas, algo menos que mi jefe, porque todavía tengo pecho, y no voy a esconderlo, que eso es de trans antiguas, no las modernas, donde una ministra puede ser presidente del Gobierno, sin renunciar a los sujetadores de Etam e Intimissimi.

Claro que debo ser humilde y reconocer que no tengo la preparación de ellas, ni el cuajo, ni el cinismo, ni el descaro, ni esa desfachatez que tanto me impresiona. A cambio, me consuelo, porque durante estos meses me libro del desasosiego de pensar que podría dejar de ser ministra.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios