la suerte contraria
Los Cien mil Hijos de San Luis
El diablo siempre se presenta como uno de los nuestros
Son un peligro para la democracia
Cierren las redes y abran los bares
En 1823, Europa decidió que una democracia en España molestaba y mandó al duque de Angulema con cien mil soldados a reinstaurar el absolutismo. Aquellos fueron los Cien Mil Hijos de San Luis, enviados por el Congreso de Verona con un concepto sencillo y ... fácilmente entendible: ni libertad, ni Constitución ni leches. Aquello encajó bien con nuestro «vivan las caenas», se ve que no hay nada tan español como ir contra España, nada tan castizo como oponerse al avance y nada tan patriota como someterse al felón que toque.
Dos siglos después, la historia se repite como farsa. Ya no tenemos bayonetas francesas por Cádiz, pero hay tuiteros con la bandera de Gadsden en Murcia. Trump no viste de húsar, pero dispone de un ejército de quintacolumnistas dispuestos a reinstaurar en España un orden que solo ha existido en su imaginación. Lo curioso es que los cien mil hijos del trumpismo se consideren 'patriotas' mientras obedecen a los que agreden a nuestro pueblo, que se llamen católicos mientras hacen campaña contra la Iglesia y que griten «¡Viva la libertad!» mientras se afanan en destruirla. Se confirma la máxima: el diablo siempre se presenta como uno de los nuestros.
Y da vértigo. Dice Figaredo que a PP y PSOE les viene bien una guerra comercial porque la agenda que quieren instaurar es más fácil alineándose con China (¿?). A no ser que por 'agenda' entiendan defender el libre comercio, cuesta entender de qué habla. Y a no ser que su guerra cultural fuera solamente el caballo de Troya para una guerra comercial, cuesta saber a qué se oponen. La realidad es que su orden antiliberal es más fácil de defender de la mano de golpistas como Trump y de dictadores como Putin. Y que por el camino han engañado a la gente de buena fe para llevarlos al lugar opuesto al que creían estar yendo.
Vox se muestra incapaz de señalar a los culpables de la crisis a la que nos encaminamos y siguen presos de los satélites-esbirros con los que comparten grupo y financiación. Aun así, lo más grotesco es que quien se presenta como defensor de la soberanía española se entregue a quien considera que Europa es una ruina, España un hotel y la democracia una molestia. Son ya como aquellos afrancesados que, en nombre del orden, abrieron las puertas al invasor, convencidos ahora de que la respuesta al socialismo español está en el socialismo de Nebraska. Todos contra el capitalismo, el comercio y el pluralismo; todos por la intervención, el proteccionismo y el nacionalismo.
Si los Cien Mil Hijos de San Luis restauraron el absolutismo y dieron paso a la década ominosa, estos quieren resignificar el hambre y dar paso a la década prodigiosa. Si algún lector tuviera interés real en saber lo que era el campo español antes de Europa, que dejen de escuchar a charlatanes y se lean 'Las Ratas', 'Réquiem por un campesino español' o la biografía de Curro Romero. Y de paso que tomen nota porque será similar después de Trump. No sé si serán cien mil. Aunque solo fuera uno, ya serían demasiados.
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