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EN OBSERVACIÓN

Operación Macarena

El camino que lleva al Congreso Federal de Sevilla es un vía crucis de progreso

«Por un río vivo, no a las luces»

Solo el pueblo salva al pueblo, dicen ahora

Jesús Lillo

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Después de lo de Aldama y viendo que se les echaba el tiempo encima no se les ocurrió otra cosa que improvisar un Cecopi –por allí andaba Begoña, meritoria en 'Las cuatro estaciones'– para tratar de planificar una operación salida que se les había complicado ... a última hora y sin apenas tiempo de reacción. Tras el episodio de Paiporta, cuando los guardaespaldas tuvieron que encapsularlo, cualquier exposición pública del 1 era una temeridad, un reto cuya complejidad logística aumentaba de forma exponencial según se iban conociendo los detalles del bochinche organizado o fabulado por el comisionista arrepentido, hidrocarburos sin IVA para el fuego de la indignación, y Lobato se alobaba. Que ninguna solución iba a ser buena lo sabían todos los miembros del Cecopi, pero nadie pensaba en aquella última semana de noviembre que la cosa iba a terminar como acabó. Sobre la base de los testimonios de los supervivientes, contradictorios y poco fiables, sin actas que documenten la autoría de cada propuesta, especialmente la que finalmente se adoptó, resulta imposible señalar al responsable de un plan que no solo se demostró descabellado, sino suicida.

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