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el burladero

Jessica y la compasión

Me apena que ella no fuera capaz de evaluar el gran perjuicio que le iba a acaecer por continuar de la mano del exministro

Más respeto a los españoles, Sánchez

La pértiga de Olona

Carlos Herrera

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La figura de Jessica, la sobrina carnal del ministro Ábalos –más carnal que sobrina–, me remueve una cierta conmiseración. Llámenlo indulgencia, misericordia, condolencia, piedad, como quieran, pero no me siento capaz de blandir excesiva crueldad con una mujer que, a buen seguro, está atravesando ... un tormento indescriptible a medida que se van conociendo detalles de sus peripecias, esas que fueron plastificadas el día que hubo de declarar ante un juez vestida de riguroso luto. Cierto es que ella decidió, motivada por las razones que fueran, compartir su tiempo encamada con unos determinados cetáceos a cambio de compensación económica, oficio antiguo que ejercía voluntariamente, al parecer, anunciándose en una página de 'escorts' que fue a parar al teléfono del célebre Koldo y que sirvió para entrar en contacto con José Luis Ábalos. Ese trago cada uno lo solventa como cree aconsejable, pero todo lo que ha venido después y que se desarrolló merced al afecto –cierto o meramente comercial– que se estableció entre suministradora de placer y cliente, ya es un asunto que a todos nos ocupa y que, tengo pocas dudas, a ella la debe tener sumida en un determinado calvario.

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