Kansas City, la pequeña Sevilla del Midwest
No se puede ser más yanqui que Kansas City, una ciudad que muere por el fútbol americano y su barbacoa. Pero antes que todo eso es, sorpresa, muy sevillana.
La Giralda coronará en 2023 el lustro del renacimiento de la Catedral de Sevilla

«¿Qué pinta aquí la Giralda?» El visitante que llega a Kansas City (Misuri) se sorprende de ver una torre que imita a la joya sevillana en el medio —literalmente, está casi en el centro geográfico del país— de EE.UU.
Aquí el ... campanario no remata una catedral monumental, sino un edifico de inspiración confusa —ventanales renacentistas, arcos de herradura mudéjar, techos de teja española, alerones con artesonado— que alberga un Cheesecake Factory. Es una cadena de restaurantes donde te atiborras no sólo de tarta de queso —el postre que le da nombre— sino también de todo tipo de comida convencional —alitas, pizzas, hamburguesas, platos mexicanos, ensaladas, fritangas, pastas—. De la portada —¿neoclasicismo italiano?— emerge una familia con bolsas de plástico enormes con las sobras del banquete. ¿Sabrán cuál es la inspiración de esa torre ornamentada que les hace sombra?
«Ni idea», dicen a la vez John y Rebecca, una pareja de jóvenes que están de visita. Vienen de Kentucky. Él está encantado de saber que esa arquitectura curiosa es de origen español. Ella no oculta que es evangélica y prefiere hablar de Dios. «Si tienes sed, el Señor es la fuente con el agua más refrescante que podrás encontrar», dice.
Ronald, que vive en un suburbio de la ciudad, llevaba las primeras cinco décadas de su vida sin saber tampoco de qué iba esa torre, que ha visto desde que era pequeño. «Me lo contó hace un par de semanas un español que estaba por aquí de visita», confiesa con cierto bochorno.
J.C. Nichols es la figura que está detrás de esa Giralda en plena ciudad del Midwest de EE.UU.
Aquí lo que le importa a la gente es qué hace su equipo de fútbol americano los domingos —la de los Kansas City Chiefs es una religión casi tan fuerte como la que predica Rebecca— y dónde comer la mejor barbacoa, para lo que hay tantas opiniones como personas.
Sí sabe la historia del lugar Joshua, que conduce un taxi. Explica que Kansas City y Sevilla están hermanadas desde la década de 1960 —también lo saben los sevillanos y lo intuyen los visitantes que llegan en tren a la capital andaluza, con su estación de AVE en la Avenida Kansas City— y por qué hay una Giralda. «Esto lo hizo Nichols, hay un montón de edificios de estilo español». En efecto, J.C. Nichols (1880-1950) es la figura que está detrás de esa Giralda en plena ciudad del Midwest de EE.UU. y de todo lo que le rodea.
Al estilo español
Porque la torre es la guinda del Country Club Plaza, un desarrollo urbanístico de la década de 1920 que es uno de los emblemas de Kansas City. Nichols, un magnate del ladrillo, tuvo una idea visionaria —algunos dirán que maligna—: la del centro comercial suburbano, fuera del centro de la ciudad, con tiendas, restaurantes y entretenimiento. Y, puramente americano, pensado para el coche.
Nichols lo vislumbró cuando el automóvil era más una moda para pudientes que un utilitario. Pero ese modelo de centro comercial que creó en Kansas City se convirtió en el centro de la vida suburbana de EE.UU. en el resto del siglo XX y hasta nuestros días. Nichols y el arquitecto Edward Buehler Delk se inspiraron en España para su estilo.
Más que una moda
La década de 1920 fue el pico de la llamada 'locura por lo español'
Buena parte del desarrollo —decenas de edificios y calles— se conserva y es un pastiche fascinante —horroroso, dirán los críticos— de elementos de arquitectura española, morisca y colonial. Un antiguo cine combina un campanario barroco con una fachada acristalada que solo puede ser Art-Deco. Un edificio con geometrías musulmanas en paredes de ladrillo y de baldosa, con un gran portalón de arco de herradura, esconde un aparcamiento de varios pisos.
Hay torres, azulejos pintados y colores que recuerdan al Parque de María Luisa. Y también una réplica de la fuente-farola de la sevillana plaza de la Virgen de los Reyes. Pero también rejas de catedral castellana. Balcones de madera que recuerdan a Chinchón. Paredes de cal con frescos. Imágenes taurinas. Remates nazarís, herrerianos o churriguerescos. Los puentes que salvan un canal quieren acordarse del de Triana. No hay rastro de olor a naranjo.
El colmo de la sofisticación
«Este es un lugar que define a Kansas City», dice Viviana Grieco, historiadora de la Universidad de Misuri. «Aunque la mayoría de la gente joven no sabe mucho de la historia del lugar», reconoce. Parte de esa historia ha sido eliminada: en 2020, en medio de la ola de tensiones raciales por el asesinato de George Floyd en Mineápolis, la ciudad borró el nombre de Nichols de una de las principales avenidas y de la fuente más espectacular del complejo.
«A Nichols ahora se le cuestiona más que se le celebra», explica Grieco sobre el magnate, que impulsó regulaciones inmobiliarias racistas para discriminar a la población negra. ¿Por qué le dio a Nichols por levantar esta pequeña Sevilla en Misuri? No fue un capricho de millonario excéntrico. Es que era la moda.
Los puentes que salvan un canal quieren acordarse del de Triana. No hay rastro de olor a naranjo.
La década de 1920 fue el pico de lo que el historiador estadounidense Richard Kagan ha llamado 'La locura por lo español' —es el título del libro en el que exploró el fenómeno— y Nichols solo quería complacer ese gusto. La moda por lo español se coció durante décadas en EE.UU. La fomentaron la fama insuperable de 'La Carmencita', los 'Cuentos de la Alhambra', el enamoramiento estético de John Singer Sargent o Mary Cassat o la pasión por Fortuny o Sorolla.
Lo español era el colmo de la sofisticación. Los millonarios se construyeron sus mansiones en ese estilo ecléctico: la de Rudolph Hearst en California como principal exponente y aquí, en Mission Hills, el barrio más adinerado de Kansas City, siguen en pie. Surgieron hoteles moriscos en Florida, edificios civiles a la española en California y 'giraldas' en todo el país. La más espectacular, en Nueva York, en el Madison Square Garden anterior al original, que estuvo en pie desde 1890 a 1925. La de Kansas City sigue ahí.
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