Desde 1475 tratando de representar a todos los españoles: la odisea de nuestro escudo
Los expertos se remontan, incluso, hasta la época romana para intentar explicar todos los significados de uno de los principales símbolos de España, en continua transformación

Los cambios que ha sufrido el escudo de España en los últimos siglos son tantos que resulta fácil perderse en ellos o interpretarlos de la manera incorrecta. En 2010, por ejemplo, el presidente de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, Jaime Salazar, ... encontró una serie de incorrecciones en nuestro símbolo nacional y hubo debate para rato: que si el rabo del león del cuartel del Reino de León se representaba hacia dentro y no hacia fuera, que si la corona de la columna izquierda no era la imperial, que si las cadenas de Navarra no tenían la simetría correcta o que si la flor de lis no era la auténtica, entre otros muchos.
Algunos de estos errores fueron subsanados, pero otros encontrados en la corona de la derecha y las bases de los capiteles, no. Y aunque estos detalles puedan carecer de importancia para la mayoría de nosotros, lo cierto es que todos fueron imprescindibles para las diferentes monarquías, dictaduras o repúblicas que han gobernado en España desde los Reyes Católicos. Por la sencilla razón de cada uno de los elementos, formas y colores representaba la realidad histórica y política de cada época y régimen.
Prueba de ello es la polémica que se generó en 2014, cuando varios expertos se dieron cuenta de que, durante veinte años, la selección española de fútbol había lucido en sus camisetas el emblema equivocado. Adidas y la Federación (FEB) aprovecharon el lanzamiento de la nueva equipación para corregir la mayoría de sus errores, aunque no todos.
Algunos historiadores defienden que ese mismo escudo es el resultado de un proceso que comenzó en la Reconquista y que concluye con la llegada de la actual democracia. Pero no es un proceso que pueda seguirse con precisión. En primer lugar, porque no podríamos defender con propiedad que los escudos utilizados por los diferentes reyes a lo largo de la historia representaran al Estado como tal. La mayoría eran escudos de armas personales del monarca que se aplicaban en sus reinos. Y en segundo, porque los elementos que conforman los primeros escudos que representan a la práctica totalidad del territorio peninsular estaban influenciados por otros más antiguos.
Hispania
En 'Los símbolos de España' (2000), libro publicado por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Faustino Menéndez-Pidal describe el proceso que llevó a España a adoptar, en 1981, el actual emblema y va más allá al asegurar que todo empezó en la Hispania Romana. Estos se debe, según el académico de Historia, a que aquel fue el momento en el que se consideraron unidos todos los pueblos peninsulares. Y señala después las aportaciones que se produjeron por parte de los visigodos, que a su vez influenciaron a los reinos peninsulares de la posterior Reconquista en lo que a iconografía se refiere.
La mayoría de expertos en heráldica coinciden en atribuir el primero de los escudos de la historia de España a los Reyes Católicos en 1475. Fueron ellos los que incorporaron el águila de San Juan como soporte, que mucha gente asocia por error a Franco . La responsable fue la Reina Isabel, que quiso mostrar sus preferencias por este evangelista, cuyo libro se asocia a esta ave. De hecho, aparecía ya en su divisa personal de 1468, cuando solo era princesa heredera.
Se trataba de un aguila real pasmada, de sable, nimbada de oro, con el pico y las garras de gules y un halo de oro al que se incorporó la leyenda «sub umbra alarum tuarum protege nos» (« protégenos bajo la sombra de tus alas »). Así está presente en sus monedas de oro desde 1497, según contaba ABC en 2018.
Finales del siglo XV
El objetivo del nuevo escudo de Isabel y Fernando era representar de manera equilibrada a las dos entidades políticas más importantes de la península ibérica a finales del siglo XV: la Corona Castellano-Leonesa y la Corona de Aragón . Comenzaba el proceso de centralización de los Reyes Catolicos y debía quedar plasmado en el escudo. Habían pacificado las dos Coronas y asentado su dominio en la Península tras vencer al Rey Boabdil en la guerra de Granada. Una victoria que trajo consigo la integración del último reino musulmán de la Península, el fin de la Reconquista y, sobre todo, la puesta en marcha del primer Estado moderno de España mediante el establecimiento de un aparato institucional centralizado mediante los Consejos. Y eso que quedaba la incorporación del Reino de Navarra en 1515.
El escudo se creó siguiendo el modelo diseñado por el Rey Fernando III de Castilla cuando, en 1230, recibió la Corona de Aragón. Para Menéndez-Pidal, este momento es el más trascendental en la formación del escudo de 1475, ya que este monarca creó su emblema simbolizando la unión bajo su cetro de los dos importantes reinos. En él distribuía de forma cuartelada dos castillos y dos leones alternados, mientras que en 1475, las armas de Castilla y León se alternan con las de Aragón y las Dos Sicilias. Este símbolo fue el que sirvió de inspiración al régimen franquista tras la Guerra Civil, que estuvo vigente hasta el establecimiento del actual emblema en 1981, aunque con algunas variaciones a lo largo de las casi cuatro décadas de la dictadura.
Desde la muerte de Fernando el Católico, en 1516, el escudo de España ha sufrido incontables variaciones con la intención de seguir uniendo a los españoles bajo un único símbolo. Uno de los más activos en este sentido fue su nieto, Carlos I y V de Alemania , que añadió numerosos elementos nuevos. En primer lugar, a las armas ya presentes, sumó las de Austria, Borgoña antigua y moderna, Brabante, Tirol y Flandes. En segundo, incluyó las columnas de Hércules para hacer referencia a la mitología griega, según la cual este dios colocó dos pilares a ambos lados del estrecho de Gibraltar para marcar el fin del mundo. En tercer lugar, añadió la famosa leyenda de «Plus Ultra» para hacer referencia a la enorme expansión de su territorio tras el descubrimiento de América. Y en último lugar, agregó el collar del Toisón de Oro que rodea al escudo, el cual permanece intacto hasta el día de hoy.
Ornamentos
Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II, por su parte, descargaron el escudo de ornamentos externos, sustituyendo la corona imperial por la real abierta. Y así se mantuvo hasta la llegada de la siguiente dinastía, la de Borbón-Anjou, establecida en España tras la Guerra de Sucesión a comienzos del siglo XVIII.
Ese fue el periodo en el que se produjo uno de los cambios que, por error, incluyó la Federación Española de Fútbol en el escudo de la camiseta que la selección lució en la Eurocopa de Inglaterra de 1996 como si fuera un elemento actual: el escusón. Se trata de una especie de escudo dentro del escudo, recto en su parte superior y tiene las flores de lis de la Casa de los Borbones en Francia. Fue añadido por Felipe V , quien mantuvo los elementos anteriores, pero les cambió la distribución y su diseño.
Tras la Guerra de Sucesión se produjeron otras variaciones importantes, como las de José I de Bonaparte y Fernando VII durante la Guerra de Independencia española. Pero fue durante el Gobierno Provisional de 1868 cuando, entre otros cambios, se suprimió el famoso escusón y se creó como un símbolo propio del Estado independiente de los Reyes. Es decir, un escudo nacional, ya que, hasta entonces, solo era el escudo de la monarquía correspondiente. Y adoptó la distribución de cuarteles tal y como la conocemos hoy.
Repúblicas
Este mismo emblema estatal siguió apareciendo intermitentemente en el futuro, al ser recuperado por el reinado de Amadeo I (1870-1873) en la Primera República y en la Segunda, pero siendo eliminado en la Restauración, con la vuelta al trono de la dinastía borbónica, que quiso volver a instaurar su escudo dinástico. Sin embargo, cada rey y Gobierno seguía incorporando sus propios elementos para darle un carácter más personal.
Franco, además de añadir las columnas de Hércules coronadas y una cinta con la divisa «una, grande y libre», recuperó el escudo de 1475 de los Reyes Católicos tras unos momentos de confusión iconográfica. Y también incluyó el yugo y las flechas, que no fueron inventadas en la dictadura. El yugo pertenecía a Fernando, pero representado con la Y inicial de Ysabel; y las flechas, a Isabel, con la F inicial de Fernando. Un intercambio galante de sus divisas para escenificar la unión dinástica que dio forma a la España moderna.
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