Ana Guerra: «Si fuera por amor, Víctor y yo seríamos padres ya»
La cantante publica 'Érase una vez' tras anunciar su boda con el actor Víctor Elías
Ana Guerra y Víctor Elías anuncian que se casan: los detalles de la boda

Podría haber pisado a fondo el acelerador como han hecho otras 'triunfitas' al salir del concurso, pero Ana Guerra ha preferido ir con prudencia, observando el paisaje con atención mientras su carrera avanza sin prisa pero sin pausa. A puntito ya de cerrar un 2023 estupendo en lo profesional y lo personal, la cantante canaria publica un nuevo trabajo llamado 'Érase una vez' en el que ha plasmado el sosiego y la estabilidad de un bonito momento vital, el de anunciar su boda con el actor Víctor Elías, que le ha dado la energía positiva necesaria para afrontar la 'promo' con una dosis extra de simpatía.
—'Érase una vez', la canción, habla de las cosas hermosas que trae sentar la cabeza. Yendo a la contra de los hits sobre romances explosivos y efímeros que tanto abundan en el pop.
—Me alegra que la percibas así, porque es exactamente lo que quería decir. Quería hablar no de lo bonito del primer beso, sino del segundo, el tercero y los que vienen detrás. De llegar a casa y ver 'Sexo en Nueva York' con tu pareja mientras te comes un perrito caliente, o de lo bonito que es ir conociendo sus manías y reírte de ellas, como me pasa a mí con Víctor. De disfrutar juntos del silencio. De que no todo tiene que ser tan intenso todo el rato. Habla de encontrar la magia en esas cosas.
—Veo cierto analogía con su trayectoria.
—Qué crack (risas)... Es verdad, yo no he querido llevar ciertos ritmos. Por ejemplo, si saco un disco luego me tiro un año sin sacar nada (risas).
—'Cara a cara' reivindica el contacto personal, sin pantallitas.
—Sí, en estos últimos tiempos he descubierto una cosa que se llama 'ghosting', que es la peor falta de respeto que hay. No enfrentarse a tener una conversación en persona para decir que no quieres seguir con una relación... eso es de niños pequeños, no de adultos.
—'Tiempo de descuento' tiene muchas interpretaciones posibles, pero también parece hablar de su relación con la industria. Por ejemplo, cuando dice «necesito tiempo para hacer que cambies de opinión». ¿Cómo reaccionó su sello cuando anuló el lanzamiento de un disco de reguetón? ¿Hubo mal rollo?
—Quedé con ellos para escuchar el disco, y cuando llegué al estudio, antes de darle al 'play' les dije que no quería ni oírlo, que lo tenía decidido, que no me sentía identificada con ese género. Yo pensaba que me iban a dar la carta de libertad y hasta tenía planeado irme a vivir a Argentina, porque no le veía sentido a nada de lo que estaba haciendo. Pero lejos de eso, la compañía me dijo que nadie me iba a obligar a hacer algo que no quisiera hacer, que tenía que ir con mi verdad por delante. Tenemos a las compañías un poco demonizadas. Aunque es una fama que se habrán creado por algo (risas). El tema de esa canción, el paso del tiempo, es algo de lo que hablo muy a menudo en mis letras. Tendré que ver con mi terapeuta qué hay detrás de eso (risas).
—Es estupendo que hable de salud mental con normalidad.
—Vivimos en una sociedad donde se ha juzgado como a un loco a todo aquel que intente investigar un poco en su cabeza. La pregunta que nos lleve a terapia no tiene por qué ser siempre «¿estoy mal?», sino «¿me quiero conocer más?», «¿quiero ponerle nombre a lo que siento?». Yo le quito importancia, sí. Yo llevo cinco años yendo a terapia, sobre todo porque el mundo del arte te lleva a hacerte muchísimas preguntas sobre ti misma, y a veces no se tienen todas las respuestas sin ayuda.
—Queda claro que es una artista diferente, cuando reconoce que actuar en el Bernabéu no tiene por qué ser la cumbre para una cantante, como dijo en una entrevista reciente.
—Sí, bueno, pero hay titulares un poco sacados de contexto, y ese es uno. Me preguntaron en qué sitios me gusta más cantar, y dije que en una sala porque puedo bajarme del escenario y darle un abrazo a un fan. Las experiencias son diferentes, pero ni mejor ni peor.
—Hace poco también dijo que no sabía que había «hecho mal» para no estar en un momento tan bueno como Aitana. Pero habrá que esperar más tiempo para ver si en realidad la pregunta es qué ha hecho bien, ¿no?
—(Risas) ¿Sabes lo que hice mal? Compararme. A ella le deseo lo mejor del mundo, de hecho publiqué lo de su lleno en el Bernabéu porque me siento muy orgullosa de ella. Yo ya he encontrado quién quiero ser. No tenía respuesta para esa pregunta, pero ahora sí.
—Momento perfecto para casarse.
—Exacto. Cuando te pasa una cosa así, es cuando la vida te dice que estás haciendo algo bien.
—¿Tiene miedo a que los paparazzi se les echen muy encima?
—Antes lo llevaba peor. El otro día, un paparazzi me siguió todo el camino en coche desde mi casa al aeropuerto, y dije, «venga, pues toma foto hombre». A veces nos enredamos con problemas del primer mundo que no tienen ninguna importancia. Aunque cuando se acerque la boda igual se pone peor, claro.
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—¿Le da miedo el desafío de compaginar una carrera musical con ser madre?
—Sí, por eso no lo he tenido ya. De hecho, yo lo tendría ya. Pero Víctor y yo estamos en un momento de nuestras carreras maravilloso, y sin quitarte tiempo de trabajo no puedes dedicarte a tu bebé como se merece. En esta industria puedes equivocarte y tener hijos en un momento en el que no puedes dedicarles tiempo. Viajamos mucho, y para tener un hijo hay que parar. Ahora no queremos hipotecar nuestras carreras por un bebé, pero si fuera por amor, ya seríamos padres.
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