«Un poco de porno es mucho: Hay disfunciones sexuales en muchos chicos de 25 años que antes aparecían a los 60»
Jorge Gutiérrez, autor de "La trampa del sexo digital", explica cómo se sienten las parejas de una persona adicta al porno

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Jorge Gutiérrez, profesor del Máster de Educación emocional en la UNIR e impulsor de la ONG Dave la Vuelta, acaba de publicar "La trampa del sexo digital" (Almuzara, 2021), una guía para prevenir y superar la adicción a la pornografía.
¿Por qué el sexo ... digital es una trampa?
Porque nunca es suficiente. Parece que te sacia y te deja insatisfecho; te da placer, pero no felicidad. Te ‘libera’ y al mismo tiempo te ata. No lo digo yo, es la experiencia de miles de personas que nos piden ayuda en nuestra asociación. El sexo digital es una caricatura del sexo real.
Por otra parte, el sexo digital es cada vez más amplio, además de la pornografía, incluye prostitución, tráfico de personas, etc. Las fronteras entre lo físico y lo digital están desapareciendo o, mejor dicho, están más unidas que nunca. Se empieza a hablar de prostitución 2.0, alejada de la calle, pero más presente en tu propia habitación.
¿En qué consiste y por qué parece tener tanto éxito?
La pornografía no suele ser el problema, sino el síntoma de algo más profundo. Personas con heridas, que desean ser queridas, aliviadas, y que optan por este camino fácil. Además, estamos en el siglo de las adicciones: narcisismo creciente, soledad, relaciones frágiles, miedo al amor y a cualquier vínculo, internet con acceso a todo, etc. Y, por si fuera poco, una pandemia…
¿Por qué hay personas adictas a la pornografía?
Cualquier gratificación anónima, asequible y accesible puede convertirse en adictiva. En el caso del sexo, de la pornografía, estamos antes uno de los grandes placeres del ser humano. Es la adicción perfecta, siempre pide más, siempre hay más donde elegir, y no deja rastro, al menos visible, aunque sus consecuencias aparecen con el paso del tiempo. Las adicciones de la conducta son más fáciles de ocultar y, por eso, son más peligrosas. En este sentido, me gusta decir que un poco de porno es mucho.
¿Cuándo se sobrepasa el límite que lo convierte en adicción?
Cuando pierdes el control, cuando no puedes parar aunque quieras e incluso seas consciente de que te está perjudicando. Otros criterios clásicos son el síndrome de abstinencia, y el de tolerancia. Como cualquier adicción, en el caso de la pornografía implica más cantidad de tiempo o el visionado de un contenido más extremo. La adicción llega sin darte cuenta, lentamente, no pide permiso, simplemente aparece.
Que no exista adicción no significa que no exista un problema. La vida está llena de grises. Puede afectar a otras esferas de tu vida: vemos efectos negativos en consumos ocasionales, que no tienen que ver quizá con su salud, pero sí con una percepción distorsionada de la sexualidad.
«El porno no es un entretenimiento inocuo. El daño empieza dando a “buscar”»
¿Qué efectos produce?
Los efectos no dependen solo de si se consume en exceso o moderadamente, sino también de la persona. Ver porno siempre tiene una serie de efectos, pero no son para todos iguales en intensidad. Hay gente que, por su personalidad, aprendizajes o vivencias emocionales actuales, son más propensas a caer en una adicción que otras.
La pornografía tiene consecuencias en el plano bioquímico, psicológico y emocional del individuo, además de otras consideraciones éticas y sociales. Una muy evidente es el apoyo a la industria: cuando uno busca pornografía en internet está generando una demanda, un negocio, una trata de personas. No es un entretenimiento inocuo. El daño empieza dando a “buscar”.
Se comienza a ver a las personas reales menos atractivas, la autoestima disminuye al compararse con algunas escenas, se empieza a sexualizar la figura humana, se la ve como un producto, y hay una mayor probabilidad de realizar prácticas sexuales extremas o de aceptarlas. Poco a poco, comienza el aislamiento, la persona cada vez se encierra más, no le apetece cosas que antes eran agradables, pierde el gusto por sus aficiones o por mantener amistades. La memoria y la concentración también salen perjudicadas.
¿Se trata de personas insatisfechas en sus relaciones sexuales?
Con el consumo de pornografía la relación en general, y también la sexual, se va enfriando. Muchos hombres que acuden a nosotros lo hacen precisamente por este motivo: han dejado de sentir lo que sentían antes con su pareja, con una persona real, en sus relaciones sexuales. Las disfunciones sexuales, que antes aparecían en torno a los 60 años, hoy se ven muchos casos en personas de apenas 25.
Y hay que sumar la insatisfacción de las mujeres, que obviamente intuyen con rapidez que algo está ocurriendo a su pareja: falta de deseo, dificultad para llegar al orgasmo, peticiones degradantes, etc.
¿Cómo puede afectar a una relación amorosa descubrir a la pareja visualizando porno de forma frecuente?
La mujer de una persona con un consumo frecuente de pornografía sufre mucho: se puede sentir incluso culpable, su autoestima baja, la confianza se apaga, e incluso tiene síntomas de lo que algunos expertos denominan trauma por traición. Son numerosas las mujeres que nos escriben por este motivo, buscando apoyo, acompañamiento, y nos transmiten sus dudas y su desazón. «Esta situación me está desgastando, es mentalmente agotadora», nos contaba una mujer esta misma semana.
¿Puede ser motivo de ruptura?
Sí, aunque siempre hay esperanza y sanación. Ayer mismo nos escribió una persona que llevaba tres años separada por la adicción a la pornografía de su marido, y hace unas semanas han vuelto a vivir juntos. Él acudió a un buen psicólogo que le ha ayudado mes a mes a superar este problema. Todo tiene arreglo, aunque no todo sea fácil de arreglar.
¿Cuál es el perfil del adicto?
Según nuestros datos, hombre de 25 a 40 años, con una larga trayectoria de consumo frecuente de pornografía, con síntomas de disfunciones sexuales, masturbación compulsiva y sensación de vacío y culpa. El problema les desborda por completo, dicen basta y no saben dónde acudir, en parte porque no hay especialistas formados y por la vergüenza que les supone.
Las mujeres poco a poco empiezan a consumir más pornografía que hace unos años, a veces para complacer a la pareja o por curiosidad, pero es más inusual que caigan en un uso frecuente.
¿Por qué los niños lo ven a edades más tempranas?
Muchas veces lo ven de manera involuntaria, a través de un anuncio en un videojuego o una imagen en el grupo de clase del whatsapp, enviado por un compañero del cole. El impacto en el cerebro de este tipo de contenidos a veces deja una profunda huella: se dice que son imágenes que entran en un segundo, pero pueden tardar años en desaparecer. Sin alarmismos, los padres y educadores debemos estar atentos: es mejor llegar un año antes que un día tarde.
El uso de la tecnología a edades tempranas es otro factor; no podemos estar tranquilos porque nuestro hijo adolescente está entretenido con su móvil o tablet horas y horas en la habitación. Quizá no esté viendo pelis de Disney.
¿Cuál es la razón por la qué ver porno de forma constante modifica el cerebro?
En los últimos 15 años se han multiplicado los estudios sobre cómo afecta el consumo de pornografía al cerebro. Muestran la corteza prefrontal dañada de manera similar al efecto producido por otras sustancias adictivas, como alcohol o drogas. Y esta parte del cerebro tiene mucho que ver con la reflexión y la toma de decisiones.
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