Ribera se examina en la UE señalada por la DANA y con el PP al ataque

El contexto es que acude al examen siendo aún ministra de un Gobierno nacional, algo no excepcional pero que en Europa es desaconsejable. Además, según revelan fuentes del Parlamento Europeo, en los últimos días ha dedicado mucho tiempo a hacer campaña discreta en Bruselas, algo lógico cuando tiene que someterse a un examen de tres horas en el que debe presentarse como una candidata transversal para convencer, principalmente, a los eurodiputados del grupo mayoritario, que es el PP. Hasta aquí, todo puede sonar más o menos razonable. El problema es que en medio se ha cruzado la DANA que ha arrasado la Comunidad Valenciana y dejado más de doscientos muertos y la -todavía- ministra de Transición Ecológica ha tenido un papel más que discreto. El PP español en el Europarlamento no dudó el viernes en señalarla directamente y la cuestión aquí es si quiere derribarla o tan sólo desgastarla para debilitar la vicepresidencia española. En principio, su examen está previsto en paralelo al de la candidata a vicepresidenta popular, la finlandesa Henna Virkkunen. «El objetivo de hacerlas coincidir es evitar el fuego cruzado», indican a ABC fuentes socialistas del Parlamento Europeo.

Desde el Grupo Popular Europeo admitieron a ABC esta semana que «la directriz es que todo el mundo pase». Sin embargo, el viernes todo saltó por los aires y los populares empezaron a señalar a Ribera por su papel en la DANA: «No estaba en el comité de crisis que improvisó Moncloa: el 28 estaba en París, 29 y 30 no tuvo agenda pública. Con este nivel de implicación ante la catástrofe natural que afectó a nuestro país la semana pasada no merece representar a España en la Comisión Europea». La respuesta de Ribera llegó pocas horas después desde su gabinete: «Las acusaciones del PP son falsas (...). En todo momento estuvo trabajando y localizable». El equipo de la vicepresidenta explicó con detalle su actuación ese día, llamadas al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, incluidas. Y otro detalle: «A las 16.15 coincidió con la popular Dolors Montserrat y conversó con ella unos minutos».

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Turno para el PP: «Montserrat desmiente tajantemente la información del ministerio: no se encontró a Ribera a esa hora y no hablaron unos minutos. No conversaron nada más allá de un saludo breve fortuito en el torno de entrada al Parlamento Europeo, donde se cruzaron. Si Teresa Ribera miente con una información tan básica (...) a saber en todo lo que mentirá».

Las tensiones nacionales no sólo no son definitivas en Europa, sino que pueden ser contraproducentes. «Si te pones muy local, genera bastante rechazo», advierten desde la Eurocámara. Así que la clave este martes no es tanto que los parlamentarios españoles puedan arrinconar a la vicepresidenta con preguntas sobre su papel en la gestión de la DANA, sino que se interesen eurodiputados de otros países, algo que según ha podido constatar este periódico se está promoviendo desde el PP español. La cuestión es cómo pueda responder Ribera a una pregunta sobre su capacidad para resolver una crisis en Europa cuando su papel en una catástrofe en España que afecta a sus competencias ha sido, cuando menos, discreto. La prueba es que en el comité de crisis que el Gobierno organizó en la noche del martes 29 de octubre presidido por la vicepresidenta Montero, los ministros convocados fueron Félix Bolaños, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska y Teresa Ribera, que participó por videoconferencia al encontrarse, precisamente, en Bruselas.

La DANA no es la única mala noticia para Teresa Ribera. La victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos viene a dificultar un poco más su posición, dado que las políticas del nuevo presidente norteamericano son exactamente las contrarias a las que ha liderado Ribera. «Ahora eres comisario de todos y los mensajes tienen que ir sobre todo dirigidos a los no tuyos», explican desde el Parlamento Europeo. No es una cuestión menor, pues Teresa Ribera es una de las principales referencias políticas del socialismo europeo, si no la mayor, en las políticas contra el cambio climático. Sin embargo, la nueva Comisión no está ya en esas posiciones, sino en una estrategia de ralentización para no perjudicar la competitividad europea o a la industria continental. «Tienes que abrir tu discurso sin desnaturalizarte», explican desde la Eurocámara, y todo en un examen de tres horas «en el que te van a formular tropecientas preguntas de todo tipo de temas».

Al final, el examen consiste en cuatro claves. La primera es el conocimiento técnico: las políticas de competencia, las ayuda a los estados, cómo respaldar a las empresas, etc. En segundo lugar, la voluntad política: qué legislación quiere aprobar. Tercero, una especie de «ambigüedad constructiva» para elaborar un discurso que atraiga a, al menos, tres grupos políticos, si no más. Y, por último, una especie de «show business»: cómo se desenvuelve en las respuestas, si hace guiños a los eurodiputados y al Parlamento, si es hábil en la comunicación o si muestra autoridad.

En definitiva, la candidata a comisaria española tiene un reto complejo esta semana. En estas horas se está decidiendo la estrategia del PP: desgastar a la candidata de Pedro Sánchez para que pierda competencias y sea una vicepresidenta menor, o ir con todo para tratar de derribarla y, ya de paso, arrearle un varapalo al Gobierno de España en lo relativo a la gestión de la DANA. El problema es que eso, admiten desde el PP, puede generar un problema al presidente del partido en España: «Si el Partido Popular español presiona demasiado y habla de temas nacionales, Ursula rompe con Feijóo».

En definitiva, se trata de una cuestión de proporcionalidad y de equilibrio entre los intereses europeos y los nacionales. Y, como mar de fondo, la batalla del relato sobre las responsabilidades de la gestión política durante la DANA que asoló el Levante español en octubre de 2024.