Pedro Sánchez sale del Congreso como llegó: sin apoyos y sin un solo dato
El presidente del Gobierno anuncia un plan en defensa para antes del verano sin aclarar cómo piensa financiarlo
Carga contra la oposición por abrazar a «oligarcas de brazo en alto» e ignora las críticas de sus socios a la OTAN
Feijóo le insta a presentar presupuestos o convocar elecciones

Pedro Sánchez ha cumplido con el trámite de informar al Congreso sobre su promesa de aumentar el gasto en defensa, en el contexto de las negociaciones de paz sobre Ucrania y en línea con lo que reivindica la Comisión Europea. Lo ha hecho sin ... aportar un solo dato y cuando ha abandonado el hemiciclo pasados unos minutos de las tres de la tarde –para encaminarse a París, donde este jueves se reúne con Emmanuel Macron– se ha ido como había llegado seis horas antes: con una perfecta sonrisa, sin detenerse ante los medios y sin haber recabado apoyo parlamentario alguno a sus planteamientos. Ha hablado, sí, de un plan para antes del verano (en junio asistirá a la cumbre de la OTAN en La Haya, la primera con Donald Trump en su nuevo mandato) que supondrá, ha expresado, un importante «estímulo industrial». Pero sin mayor concreción.
El presidente ha prometido invertir «en seguridad y en bienestar, en las dos cosas». «Porque ambas cosas, además, son necesarias y complementarias», ha concluido. Y ha abogado por implementar mecanismos de financiación comunitarios a imagen y semejanza de los que se llevaron a cabo durante la pandemia. Aunque en esta ocasión, ha matizado, no serían los países del sur, como España, los más beneficiados, sino los situados más al este y que por razones obvias tienen la amenaza rusa y el escenario bélico ucraniano más próximo o incluso en su propia frontera. En definitiva, Sánchez ha apostado por «una respuesta conjunta, mutualizada, solidaria... que aglutine los esfuerzos de todos los Estados miembros». «Porque si la seguridad es un bien público europeo, necesitamos también contar con recursos comunes», ha sentenciado.
Ha pedido también que todo se articule con un sistema de transferencias similar al de los fondos Next Generation, que haya compras conjuntas, como ocurrió con las mascarillas y vacunas del Covid-19, y que se apueste por consorcios industriales paneuropeos, a la estela de Airbus. Además, ha vuelto a defender la creación de un ejército europeo «con una misma bandera y unos mismos intereses». Solo así, ha argumentado, se podrá alcanzar «una verdadera unión y paz duradera».
En la Moncloa admiten la dificultad de trasladar a la opinión pública que se puede acometer ese mayor esfuerzo sin que tenga coste ni contrapartidas. Sin que cueste «un céntimo», como ha vuelto a repetir de manera gráfica Sánchez. Pero se muestran confiados en que Sumar y los aliados parlamentarios terminen aceptando los planteamientos de un presidente que, incluso, se ha declarado «bastante proatlantista» en su réplica a Alberto Núñez Feijóo. Una autoafirmación que, sin embargo, ha evitado hacer ante los grupos de izquierda que respaldaron su investidura en 2023.
Al discurso inicial, de apenas cincuenta minutos, le ha seguido una réplica a los grupos parlamentarios de algo más de una hora y media. Casi la mitad del tiempo se lo ha dedicado a Feijóo. Ha sido tan evidente que el líder de la oposición le ha reprochado después, con un chascarrillo, que le hubiese concedido más tiempo a él que a los españoles. De nuevo, tras una primera intervención con un pretendido semblante estadista, más institucional, el presidente ha virado a un tono mucho más bronco contra el PP y Vox, para acompasarlo después con palabras suaves hacia sus aliados.
Feijóo le ha pedido que someta cualquier decisión sobre defensa al Parlamento, que lleve a la Cámara Baja los presupuestos y que, en caso contrario, convoque elecciones anticipadas. Un mensaje, este último, que ha servido a Sánchez para explicitar una vez más su intención de terminar la legislatura –después, en la sesión de control, ha dicho que presentará las cuentas estatales este año o «el que viene»– y para recordarle que hay seis comunidades autónomas gobernadas por los populares con sus presupuestos prorrogados.
«Vamos a invertir en bienestar y seguridad, en las dos cosas, porque son complementarias»
Pedro Sánchez
Presidente del Gobierno
El presidente ha apuntado que su antecesor, el popular Mariano Rajoy, ya prometió subir el gasto en defensa al dos por ciento del PIB y que no le pidió permiso al Parlamento para ello, pero Feijóo le ha matizado que usó los presupuestos, aprobados por su Gobierno regularmente entre 2011 y 2018, hasta justo antes de la moción de censura con la que Sánchez lo derrocó. Después ha sacado a colación la guerra de Irak «cruel e ilegal» a la que arrastró José María Aznar a España y cómo no, ha tratado de igualar a PP y Vox al decidir ambos, según él, «colaborar con oligarcas de brazo en alto», en una clara alusión a Elon Musk, el dueño de X y uno de los principales asesores del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Mensajes de ida y vuelta
Su relación con el mandatario estadounidense ha sido la baza con la que Sánchez ha atacado al líder de Vox, Santiago Abascal, después de que este lo haya acusado de intentar «aterrorizar» a la población española con amenazas «ridículas» e «inverosímiles». El dirigente derechista, que ha vuelto a cargar las tintas contra la alianza de populares y socialdemócratas en Europa, ha señalado otra vez al islamismo como el verdadero peligro para Occidente. Sánchez le ha exigido condenar los aranceles de Estados Unidos, la exportación forzosa de venezolanos impulsada por Trump y el bloqueo de las sanciones a Rusia por parte del primer ministro húngaro, Viktor Orbán. Entonces, Abascal ha optado por bajar al barro y le ha cuestionado por el dinero público que el PSOE supuestamente ha gastado en «putas, coca y saunas».
La disputa se ha diluido cuando ha empezado a contestar al resto del arco parlamentario y eso que su profundo sentimiento atlantista ha sido atacado por los portavoces de Sumar, Verónica Martínez Barbero, ERC, Gabriel Rufián, Bildu, Mertxe Aizpurua, y BNG, Néstor Rego, que han pedido directamente la salida de la OTAN. Incluso el hasta ahora líder del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, en su última intervención antes de asumir las riendas de la ejecutiva de su partido, ha cuestionado si la Alianza Atlántica sigue vigente, tras la posible búsqueda de nuevas alianzas por parte de Estados Unidos. Solo con Ione Belarra, su exministra, ha mostrado algo de dureza: «Hemos aumentado 10.000 millones el gasto en defensa y ustedes estaban en el Gobierno. Entonces no me llamaba señor de la guerra, ¿y ahora sí?». El Ejecutivo confía en haber aplacado al menos temporalmente un debate que inevitablemente resurgirá.
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