Sargadelos quiere cerrar «por vacaciones» para subsanar «deficiencias»
Informa a Trabajo de que no reabrirá la planta de O Cervo la próxima semana y desde la Xunta instan a su propietario a que «entre en razón»

Después de las negociaciones in extremis que se produjeron este jueves entre la Xunta e Inspección de Trabajo con Sargadelos, impidiendo un cierre exprés de la planta de O Cervo (Lugo), el propietario de la emblemática compañía redobló ayer el pulso. A través de ... una carta remitida al Ministerio de Trabajo, Segismundo García anunció que en vez de reabrir la planta la próxima semana, como él mismo afirmó a los trabajadores durante su encuentro el jueves, pretende mantenerla cerrada durante los siete días en lo que denomina un «periodo vacacional» para atender a las deficiencias de la planta y sus posibles efectos en los empleados.
Unas deficiencias que no se limitan a las 36 detectadas por Trabajo -entre ellas el riego de contraer silicosis, como ya consta en dos empleadas-, razón por la que le impusieron una multa de 5.000 euros ante la que García respondió indicando que cerraba de forma inmediata la planta de Sargadelos en O Cervo. El administrador incluye en su misiva otras cuestiones como «problemas de higiene laboral que pueden afectar gravemente a la salud», la presencia de amianto en las cubiertas de uralita o la falta de trajes inífugos para los trabajadores de los hornos de cocción.
Pero el propietario de Sargadelos no se queda ahí e incluye otras cuestiones como la presencia de suelos de baldosa «resbaladizos», sillas «viejas y desgastadas» que no proporcionan el confort «mínimo exigible» para evitar afecciones en la espalda o que «las pasarelas de acceso a las plantas de producción son de madera, tienen goteras y, en caso de incendio, no permitirían una evacuación adecuada» entre otras. Una lista que continúa y en la que se llega a incluir que los miembros de la dirección trabajan «mucho más de 40 horas semanales sin facturar horas extras».
Una declaración de intenciones que incluye las vacaciones fijadas para la próxima semana, de las que no informó a sus trabajadores y que se producen a 72 horas de su comienzo, lo que supondría una ilegalidad en toda regla. Ante la situación, el Ministerio de Trabajo liderado por Yolanda Díaz solicitó ayer una «reunión urgente» con la dirección de Sargadelos «dada la trascendencia de la decisiones empresariales adoptadas en las últimas horas en la planta de Cervo».
Inquietud en la plantilla
Aunque Segismundo García se reunió con los trabajadores de O Cervo durante la tarde del jueves, descartando el cierre de la planta y posibles despidos, los empleados volvieron a acudir a la fábrica conforme a sus horarios. Sabían con antelación que la producción se mantendría parada, pero acudieron ante el riesgo de represalias, y un día más, la incertidumbre se hizo presente al enterarse de que había decretado una semana de cierre por vacaciones sin haberles consultado.
Una situación que los representantes sindicales presentes, que acudieron a asesorar a los trabajadores ante la falta de miembros propios en la plantilla, calificaron de «esperpento» y «caos». «No hay comunicación directa con los trabajadores y no se quiere dar la cara. Ayer se hizo una reunión que fue más una reprimenda que otra cosa», afirmó Xorxe Caldeiro de la CIG en declaraciones recogidas por Ep.
Por su parte, José Antonio Zan de Comisiones Obreras -y miembro del comité de empresa de Alcoa en San Cibrao-, recordó que «para poder poner unas vacaciones se necesitan dos meses» de previa comunicación con los empleados. «Si es un permiso retribuido no tenemos problema ninguno, pero si son vacaciones de su calendario laboral (...) en ese caso creemos que sería ilegal, con lo cual no se podría hacer», añadió Zan.
De momento, no consta ningún expediente de regulación de empleo (ERE) en proceso, por lo que la intención inicial de cerrar la planta de O Cervo no tiene indicios de prosperar, salvo que el propietario de Sargadelos incurra en una ilegalidad.
Mediación administrativa
Desde las distintas fuerzas parlamentarias gallegas mantienen su interés en la evolución de los acontecimientos, sin perder la esperanza en que las deficiencias detectadas por Trabajo son subsanables. Un llamamiento al diálogo y a reconducir la situación que llevó a la Xunta a implicarse como mediador entre los inspectores y el propio Segismundo García.
Un apoyo que mantienen desde el Ejecutivo gallego, aunque tal y como recordó ayer el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, «la legislación laboral está para cumplirla» y, «si hay alguna deficiencia, debe ser corregida». Así se expresó al ser preguntado por los medios durante su encuentro con la presidenta de Cantabria, solicitando al administrador de Sargadelos a que «entre en razón» para que «las cosas vuelvan a la normalidad» lo antes posible.
«Yo pedía flexibilidad para poder verificar ese cumplimiento, pero el cumplimiento no tiene ninguna duda», enfatizó el presidente gallego en declaraciones recogidas por Ep, para añadir que esta postura es aplicable «en este caso y en todos» los que puedan ser similares. «Pero siempre con la frontera de que las cosas deben ser cumplidas y, si hay alguna deficiencia, debe ser corregida», añadió Rueda.
Mientras, las consellerías implicadas, especialmente la de Emprego con su titular, José González, al frente de la mediación -que impidió este jueves la intención de cerrar fulminantemente la fábrica- continúan buscando una salida negociada al conflicto, a pesar de los vaivenes del propietario de Sargadelos. «Si no, lógicamente, ya sería otro tipo de planteamiento y ahí estaría la Xunta también» añadió Rueda, confiado en que no sea necesario.
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