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Los desprecios de Abel Caballero a su gran rival en Vigo, Marta Fernández-Tapias

La retirada de una lona publicitaria es apenas el último ejemplo del trato que da el alcalde a la delegada de la Xunta y candidata del PP, como parte de una estrategia de ocultación

El cartel publicitario de Fernández-Tapias, descolgado el pasado viernes CEDIDA
Pablo Pazos

Pablo Pazos

SANTIAGO

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Aunque llamativo, el último movimiento de Abel Caballero para opacar a Marta Fernández-Tapias, al dar la orden de que se retirase una lona publicitaria de la candidata del PP a la alcaldía de Vigo, ejecutada el pasado viernes, no es sino uno más entre un rosario de desprecios. Eso sí, difícilmente pudo apuntarse el alcalde un tanto más gráfico, dentro de su estrategia, que la imagen de la lona con la efigie de la delegada de la Xunta por los suelos, descolgada a las 24 horas de un céntrico inmueble en obras. Ni siquiera era la primera vez que el veterano regidor socialista tomaba cartas en el asunto ante una cartelería 'ajena': hace ya casi dos años de aquella ocasión en la que abrió un expediente a la Xunta por unos elementos con iconografía institucional ubicados en el nuevo albergue de peregrinos de O Berbés.

Los 'feos' a Fernández-Tapias, que dan para una larga compilación de desprecios, desplantes y desencuentros, han sido una constante en el último par de años. No es infrecuente que no haya un choque directo con el alcalde, sino por persona interpuesta. Las concejalas Yolanda Aguiar (Bienestar Social) y María Xosé Caride (Urbanismo) suelen encargarse de bajar al barro declarativo para confrontar. Lo hizo la semana pasada Caride a cuenta de la polémica de la lona, para tachar a la popular de «insolvente, irresponsable e irrespetuosa». Pero quien ha protagonizado algunos de los momentos más sonados es Carmela Silva, teniente de alcalde en el concello de Vigo, amén de presidenta de la Diputación de Pontevedra y presidenta del PSOE gallego.

Hasta en dos ediciones consecutivas de Fitur, Silva se fajó en el cuerpo a cuerpo contra Fernández-Tapias. En 2021 ésta se encontraba sentada ante el stand de la Xunta, donde se iba a exponer la oferta de la Diputación pontevedresa, cuando la mano derecha de Caballero se acercó para 'invitarle' a marcharse con la excusa (pandemia) de lo reducido del aforo. Fernández-Tapias rehusó marcharse. 2022: la diputación se 'muda' con Turespaña y solicita que se le especifique cuántos espacios ha de reservar a la Xunta y una relación nominal de asistentes. Al figurar el nombre de la delegada, la respuesta es que el aforo «está completo» y ella se ha quedado fuera. La perjudicada, que ya había sido elegida presidenta del PP de Vigo, lo achacó al «nerviosismo».

No acaban aquí los desplantes. De nuevo Silva entra en escena en junio del año pasado, en una recepción al cuerpo diplomático. Explican conocedores de los entresijos del acto que Abel Caballero hace todo lo posible por evitar compartir instantáneas con su rival. No quiere una foto de familia, pero no le acaba quedando más remedio. Entonces, como recogen las cámaras, Silva se coloca delante de Fernández-Tapias, ocultándola. Ésta le reclama que le deje espacio. Según testigos de aquel lance, la presidenta pontevedresa reacciona con frases despreciativas.

Momentos violentos

Otro momento violento se vive en la presentación del festival Underfest. El concello maniobra para que solo intervenga un representante por institución, para dejar fuera a la delegada de la Xunta, pero ésta no cede; el alcalde, explican quienes estuvieron al tanto de la 'cocina' del evento, replica que, en tal caso, los intervinientes ocuparán de uno en uno al escenario. Pero mientras habla Jacobo Sutil, director de Agadic, le acompaña el alcalde; al advertirlo, se acerca la delegada… y de inmediato se aparta el regidor. «¿Machismo, nerviosismo o simplemente el no saber estar del que no está a la altura del cargo que ocupa?», se preguntó ella en Twitter.

Un comportamiento que, con leves variaciones, se ha ido repitiendo, ya fuera en el salón del automóvil, donde se desplazó a Fernández-Tapias en la foto de familia, o en Vigo Gastronómico, donde la organización no cedió a la pretensión de dejar fuera a la Xunta y ni Concello, ni Zona Franca ni Diputación hicieron acto de presencia. O el caso reciente, hace un mes, de la Festa das Candelas, donde el alcalde se lanzó a una suerte de mitin para boicotear la foto de grupo. Esto, cuando no ha recurrido a rodearse de concejales para tratar de desplazar a su oponente.

Aunque se da por hecho que revalidará la alcaldía holgadamente en mayo, Caballero no está dispuesto a concederle ni un milímetro a la candidata del PP, que además representa en Vigo a su némesis, la Xunta. Menos cuando aumentan las voces de descontento. Un desagrado creciente con las formas autoritarias y personalistas del alcalde. El PP defiende que, por todo esto, su alternativa es «más necesaria que nunca».

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