Un joven de 15 años y su padre, ambos ebrios, intentan agredir al personal de un centro de salud de Granada
Los siete trabajadores del ambulatorio de Huéscar se atrincheraron 45 minutos en una habitación hasta que llegaron guardias civiles desde Caniles, a 50 kilómetros
El sindicato UGT denuncia que el consultorio no tiene por la noche ningún tipo de protección policial. «Allí están vendidos, la situación es insostenible», resalta
Cada día se registran más de cuatro agresiones a sanitarios del SAS en Andalucía

El joven tiene sólo 15 años. Llegó al centro de salud de Huéscar (Granada) ebrio, como también lo estaba su padre, y ambos empezaron a gritar y amenazar a los trabajadores, que se atrincheraron en una habitación durante tres cuartos de hora para evitar ... ser agredidos.
Los hechos ocurrieron sobre las diez y media de la noche del domingo 11 de agosto y han sido denunciados por el sindicato UGT, que entiende que el problema es doble: por una parte, la falta de civismo, que por desgracia tiene ejemplos en otros muchos lugares. Por otro, la «desprotección» que sufre el personal en esta localidad del norte de la provincia.
Según ha explicado Esther López, responsable del Área de Gestión Sanitaria del Nordeste de UGT, padre e hijo llegaron al lugar muy alterados y el mayor exigía que le viera un médico cuanto antes, porque sufría un dolor de muelas. Aunque les dijeron que tenían que esperar su turno, se lo saltaron y entraron en la consulta directamente.
Ni siquiera después de ser atendido el enfermo terminó el problema. «Siguieron gritando y entonces les dijeron que si seguían así, tendrían que llamar a la Guardia Civil», ha narrado Esther López, que ha añadido que padre e hijo se tomaron eso como una amenaza.
Patadas a las puertas y los muebles
«Entonces fue cuando empezaron a amenazar de muerte a los trabajadores y a pegarle patadas a las puertas y a los muebles«. Los siete empleados se refugiaron en una habitación hasta que, 45 minutos más tarde, llegaron guardias civiles que no estaban en el pueblo sino en Caniles, a más de 50 kilómetros.
Lograron tranquilizarlos, pero ninguno de los dos alborotadores fue detenido. «Apaciguaron al padre, que era el que estaba más alterado, y le dijeron que se fuera a casa, pero eso fue todo«, ha puntualizado la representante de UGT.
«El personal siente miedo de acudir a sus puestos de trabajo por estos episodios de amenazas físicas y verbales, además de las coacciones diarias a las que se ven sometidos, sin que puedan desarrollar su trabajo en unas mínimas condiciones de seguridad«, ha resaltado.
La situación es peor porque, añaden, en el centro de salud no hay por la noche ni policías locales ni agentes de la Guardia Civil. El personal, en consecuencia «está vendido» y la situación es «insostenible», por lo que ha exigido «medidas de protección colectivas e individuales«.
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