Anagrama suspende la distribución y promoción del libro sobre José Bretón

Según ha podido confirmar ABC y ha adelantado 'El País', Ortiz se ha dirigido al Servicio de Asistencia a Víctimas en Andalucía (SAVA) denunciando que el libro vulnera el Estatuto de la Víctima en relación a sus hijos y este organismo, a su vez, ha trasladado la denuncia a la Fiscalía de Córdoba, que ha abierto diligencias y ha remitido el asunto a la de Barcelona, por ser la sede de la editorial.

En su escrito, Ruth Ortiz ha pedido la adopción de medidas cautelares como la paralización del libro. Este órgano judicial considera ilegal la publicación en base a la Ley de Protección Civil del Derecho al Honor, la Intimidad Personal y Familiar y la Propia Imagen, así como de la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia.

La editorial Anagrama, que recibió un burofax por parte de los representantes de Ruth Ortiz que le advertía de la ilegalidad de la publicación del libro, ha decidido paralizar la distribución del mismo, que iba a llegar a librerías el próximo miércoles. También ha cancelado, de momento, la promoción, que se iba a realizar el lunes. «Se para todo. No lo vamos a distribuir hasta que nuestros abogados examinen bien si hay problemas o no», asegura a ABC Silvia Sesé, directora editorial de Anagrama. ¿Hay algún plazo? «Todavía no».

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Este libro de Luisgé Martín es el resultado de tres años de trabajo y correspondencia con José Bretón. En sus páginas, el cordobés llega a confesar la autoría del asesinato de sus hijos, a los que sedó con medicamentos y quemó en una pira que construyó con una mesa y restos de poda de olivo en su finca de las Quemadillas. Ni en la investigación, ni en el juicio en la Audiencia de Córdoba ni en su periplo penitenciario ha admitido los hechos hasta este momento, lo cual ha generado una gran expectación. La editorial anunciaba así la publicación del libro: «Es una perturbadora y excelente exploración de la mente de un asesino y de los motivos que lo llevaron a cometer un crimen tan real como atroz: acabar con la vida de sus hijos. En un ejercicio literario similar al que hace Emmanuel Carrère en 'El adversario', Luisgé Martín, que durante más de tres años estuvo en contacto con José Bretón, se adentra en el odio como motor de aquellas acciones que desembocan en tragedia».

Bretón comenzó a pergeñar el crimen en septiembre de 2011, cuando su mujer entonces le comunicó que lo dejaba. Pero, según recogen las sesenta cartas que dan soporte al libro, no lo hizo por venganza. «¿De qué iba a vengarme? Yo estaba de acuerdo con la separación. Me parecía bien. Incluso empecé a buscar a otra mujer, llamé a Conchi y estuve a punto de quedar con ella. A mí no me parecía mal el divorcio, pero me atormentaba esa incertidumbre, el hecho de no saber qué iba a pasar con mis hijos», confiesa el parricida a Martín. Los mató «por la impaciencia. Necesitaba que esa situación se acabara, que desaparecieran las dudas y la incertidumbre. Es como si se me hubiera metido un monstruo dentro de la cabeza que no me dejara dormir ni pensar en otra cosa. No podía encontrar soluciones. Y cada día era peor que el anterior».

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«No busqué información en ninguna parte, no hice ninguna investigación. Había dos condiciones que tenían que cumplirse: que murieran sin sufrimiento y que los cuerpos desaparecieran luego para que no los encontraran. Sin cadáveres no hay crimen, eso está en cualquier novela policiaca. Tenía los medicamentos y tenía la leña en la finca, solo tuve que comprar el gasóleo», confiesa al autor del libro.

Hay que recordar que Patricia Ramírez, madre de 'El pescaíto' Gabriel Cruz, denunció que la asesina de su hijo en 2018 en Almería, Ana Julia Quezada, estaba grabando un documental en la prisión de Brieva (Ávila) y logró finalmente paralizar la producción de la misma.

Además, en 2018, cuando la editorial Libros del KO publicó el libro 'Fariña', de Nacho Carretero. Una juez de instrucción ordenó el secuestro cautelar de la obra tras la denuncia del exalcalde de O Grove Alfredo Bea Gondar, alegando que se le relacionaba con el narcotráfico gallego en la década de los 80 y los 90. La medida cautelar implicó la retirada de los ejemplares de las librerías y la prohibición de imprimir o distribuir más copias. El secuestro duró tres meses.