mirar y ver
Estafas del amor
El desdibujamiento del contorno de la realidad es un hecho; cada vez existe una percepción menos diferenciada con la virtual
Manos Unidas Córdoba
Diálogo interreligioso
Las estafas de amor parecían inverosímiles hechos del ciberespacio. Sin embargo, se están haciendo frecuentes y han llegado a nuestro entorno. Hace unos días ABC se hacía eco de varios casos en Córdoba. Estafadores sin escrúpulos fingen una relación romántica para conseguir, mediante engaños, ... sumas cuantiosas de dinero. Estos falsos amantes utilizan la manipulación para lograr sus fines.
Son expertos seductores que, al tiempo que van conociendo a la víctima, se van amoldando, con palabras cautivadoras, a lo que esta ansía y espera. Se convierten en un falaz reflejo de sus deseos. Manipuladores de emociones, hacen que quien es captado se sienta especial, amado y se van ganando su confianza y afecto, para que surja el enamoramiento. Es en esa fase del amor, en la que se mueven a sus anchas, porque se inhibe toda lógica, arrebatada por una fuerza irreprimible hacia la otra persona, que la deja a su merced, estado perfecto para sus pretensiones, cultivado con halagos y simulaciones vestidas de amor eterno.
Estos verdaderos depredadores se aprovechan de la necesidad genuina de amor de quienes caen en sus garras, del aislamiento social que los hace dependientes, de momentos de soledad, de quebranto emocional o del sueño de creer haber encontrado a la persona adecuada y de la ilusión de que la supuesta relación, tan ficticia como manipuladora, sea real, tanto como para no ver el engaño.
Y no se puede dejar de pensar qué es lo que pasa por la cabeza y el corazón para caer en la red. Si preguntásemos a las víctimas de este fraude, nos dirían, sin duda, que sólo buscaban amor y compañía. Nuestro tiempo no lo pone fácil. El desdibujamiento del contorno de la realidad es un hecho; cada vez existe una percepción menos diferenciada con la virtual, que afecta a todos los ámbitos de nuestra existencia; transitamos por ambas con normalidad; para los más jóvenes, la línea de separación es, a veces, imperceptible y, para los más mayores, un peligro por el desconocimiento de sus riesgos.
Los espacios virtuales, en los que se comparten opiniones, estados de ánimo, gustos, aficiones, formas de vida..., se han convertido en territorio posible e infinito, aunque no siempre seguro, no sólo para encontrar el amor, sino también donde amar, esto último, despojado del contacto físico, de la intimidad, del encuentro y del compartir la vida, tangible y real. Además, la sociedad desarraigada e individualista priva del apoyo de los demás y la soledad se impone sin remedio, la persona se vuelve vulnerable, la vulnerabilidad la hace frágil y la fragilidad, manipulable.
La búsqueda y el deseo de amar y ser amado, de verdad, bien y para siempre, es el anhelo más profundo del ser humano y la fuerza motriz de la existencia. Malversar su significado, convertirlo en mercancía, matar el alma de quien busca amor, ¿habrá hecho más miserable?
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