DESDE SIMBLIA
Finaliza 2024
El balance del año que termina da que pensar
Llegada cierta edad se es más proclive a hacer balance que a proponer retos. Con el inicio de un nuevo año son muchos quienes hacen propósitos de conseguir ciertas metas: quitarse fumar, perder algunos kilogramos, beber algo menos, o discutir menos en las reuniones de ... vecinos. El balance del año que termina da que pensar. En política han ocurrido cosas que hubiéramos negado a comienzos de año. Una de ellas que el fiscal general del Estado, que ha de ser uno de los guardianes de las esencias de la justicia, está imputado y resulta que ha borrado de su teléfono datos fundamentales en fechas cruciales para determinar su culpabilidad o su inocencia. ¿Es posible que haya borrado datos que lo hubieran exonerado de dudas sobre su inocencia o los ha borrado porque agravarían su imputación? Más bien parece lo segundo. Sin embargo, presidente del gobierno afirma, sin que le tiemble la voz, que la inexistencia de datos en su teléfono durante esas fechas son la prueba inequívoca de que no hay ninguno que lo inculpe y que quienes han dicho que es un delincuente han de pedir perdón. Nos toma por gente poco instruida y menos avezada.
Hemos asistido a los efectos trágicos y devastadores de lo que ahora se llama una dana —palabra que ha quedado como referencia lingüística del año—. Más de dos centenares de muertos, principalmente en Valencia, algunos todavía desaparecidos, más de cien mil coches para la chatarra, cientos de negocios arruinados al igual que hogares destrozados y muchos seriamente dañados. Esa dana ha traído mucho fango, que está costando demasiado retirar. Pese a todo el presidente del gobierno no ha considerado necesario declarar una emergencia nacional, que hubiera permitido una ayuda más eficaz y coordinar los trabajos que no han estado organizados. En Andalucía también ha habido una dana, pero sus efectos no son comparables a los de Valencia, amén de que, muy avisados con lo ocurrido, funcionaron las alarmas. También se ha alejado, aunque sólo de forma parcial, el fantasma de la sequía. Los pantanos almacenan el doble de agua que un año antes. El aceite de oliva ha alcanzado precios muy elevados que últimamente han caído en picado. Si antes protestaban los consumidores, ahora los hacen los aceiteros. El gobierno goza de estabilidad y el PSOE no levanta cabeza, aunque se hará en breve con la alcaldía de Jaén que la vicepresidenta Montero pagará a golpe de euro procedente de nuestros impuestos.
En Córdoba parece ser que el aeropuerto, que entraba en funcionamiento a finales de 2023, se consolida con un aumento de vuelos. El turismo ha recuperado las cifras de antes de la pandemia y en los restaurantes los precios, que han subido en todas partes, han aumentado escandalosamente. Los trabajos para la base logística del Ejercito de Tierra avanzan, pero no hay muchas empresas cordobesas dispuestas a aprovechar el enorme impacto que va a tener en nuestra tierra. Córdoba ha seguido perdiendo población y alguno de sus barrios está en los de renta más baja de toda España. Sólo me queda, dejando muchas cosas en el tintero, desear a los lectores de 'Desde Simblia' que 2025 les traiga lo mejor.
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