Carmen Castillo: «No es lo mismo enseñar en Los Remedios que en Los Pajaritos»
La consejera de Desarrollo Educativo y Formación Profesional admite que le preocupa la sangría de niños pues se han perdido 107.000 escolares en el sistema en cinco años

—¿Cómo afronta el proceso de escolarización? ¿Qué es lo más novedoso?
—A lo largo de todo el mes las familias pueden dirigirse bien a los centros, bien a través de la Secretaría Virtual, de cualquiera de las aplicaciones y pueden matricular, solicitar plaza ... para su hijo en una plaza de nuevo ingreso de tres años. Hemos puesto 89.000 plazas disponibles. También en cualquiera de las 1.388.605 que tenemos para todas las enseñanzas, porque este también es el mes en el que se puede cambiar de centro.
—¿Hay muchos cambios?
—A lo largo del periodo de escolarización sí, porque las personas van cambiando la vida y cambias de trabajo. Se produce normalmente por eso, por cambios de domicilio o de trabajo.
—¿Se espera un proceso de escolarización tranquilo?
—Sí, normal. Hemos puesto 89.000 plazas de tres años disponibles para las familias, para que todavía tengan más posibilidad de elegir porque realmente el número de niños de tres años que tenemos censados son 67.000. Son 20.000 plazas más pese a que hemos vuelto a perder 2.700 niños en tres años. Eso lo que hace es que las familias puedan elegir. El año pasado el 96% de las familias obtuvieron plaza en el centro que habían elegido en primer lugar y el 99% en algunos de los que habían puesto la solicitud. No han cambiado las puntuaciones, no han cambiado el baremo, pero es importante que las familias sepan que el baremo solo se aplica cuando hay más solicitud que plaza. que ya casi no se tiene que aplicar que prácticamente cada vez hay menos. Bajan muchísimo las situaciones de empate.
—¿Qué porcentaje hay?
— Depende de la zona, del número de colegios. Porque en la mayoría por ejemplo quitando las capitales grandes de provincia y las ciudades grandes, los pueblos grandes en un pueblo medio tú puedes tener un colegio o dos como mucho y la población está repartida. Eso es lo normal. Todos los niños de un pueblo donde solo hay un colegio van a ese pueblo.
—¿Dónde están los problemas?
—Donde hay una presión más importante de población. Ahí es donde se hace. Al final, cada vez se resuelve menos por el sorteo que este año es el 14 de mayo. Y realmente cada vez tenemos menos resoluciones de los procesos por sorteo.
—¿Qué porcentaje de niños tiene que ir a sorteo?
—Ha bajado como un 70%.
—Hubo un tiempo que se cometían fraudes para entrar en los colegios...
—Bueno, todavía se dan casos. Sobre todo cuando los centros son más demandados. Lo que hay son casos de reclamación.
—¿Se da más en la pública o en la concertada?
—Tenemos de todo. La concertada tiene muchos centros en Málaga, Granada, Córdoba o Sevilla pero no tiene en Cádiz o en Huelva. En general las reclamaciones son ya casi testimoniales. No hay tantas como había hace 10 años.
—¿Cuándo acabará el descenso de la natalidad?
—Estoy preocupada. Dijimos que vienen 64.000 niños de dos años. Si este año son 67.000 el año próximo serán 3.000 menos. En los últimos cinco años, hemos perdido 107.000 alumnos en el sistema en las enseñanzas de régimen general. Aunque nosotros en el conjunto no perdemos porque hemos puesto 47.000 plazas de FP.
—¿Está preocupada la Junta por esa sangría de niños?
—Sí. Es un problema de la sociedad, no de educación. Tenemos que empezar a plantearnos por qué las familias tienen un niño o ninguno. Atrasan muchísimo la edad de la maternidad, sobre todo las mujeres, por las carreras profesionales, la incorporación al trabajo ya generalizada. Tenemos una manera distinta de vivir, la gente joven ve las cosas de una manera distinta. También tenemos problemas de acceso a la vivienda. Si no nacen los niños es porque las personas que están en edad de tener hijos no ven oportunidades para crear una familia.
—¿Hay riesgo de que desaparezcan colegios?
—En el conjunto nunca tenemos menos unidades. Tenemos 500 unidades más que antes. Perdemos 107.000 alumnos, pero mantenemos los profesores. Lo que hacemos es ponerlos donde están haciendo falta. ¿Necesitamos atención a la diversidad? Creamos unidades de apoyo a la integración, para atender niños con necesidades especiales. Lo que hacemos es reordenar los recursos. Necesitamos menos unidades de infantil, primaria, secundaria o bachillerato, pero tenemos más de apoyo a la integración o atención de necesidades especiales o de FP. En el caso de Sevilla no tiene ningún sentido con dos colegios que están a 300 metros. Vamos a juntarlos y hemos pasado de 13 maestros entre los dos colegios a tener 16 en uno solo y poner más atención especializada.
—¿La bajada de la natalidad se ha traducido en una bajada de la ratio?
—En el 93% de las unidades de Infantil y Primaria tienen 25 niños o menos. 25 es la ratio establecida. Y muchísimas están por debajo de 20. Por eso lo digo: un 44% está por debajo de 20. Más que hablar de ratio, hay que hablar de atención a la diversidad.
—¿Cada vez hay más niños con necesidades especiales?
—Primero porque hemos mejorado muchísimo el diagnóstico precoz y tenemos atención temprana desde que el niño nace e identificamos los problemas antes de que se escolaricen.
—¿Quiere decir que se identifican más?
—El segundo factor es cómo estamos educando a nuestros niños y que la mayoría son hijos únicos. Las familias tienen un hijo. Ese niño suele ser único hijo, único nieto, único sobrino. Toda la vida de la familia gira en torno a ese único niño y cuando llega a un centro educativo tiene que compartir espacio, tiempo y atención del profesorado con el resto de niños. Y ahí no todos se adaptan bien. Por eso la escolarización temprana es importante.
—¿Los hijos únicos están mal criados?
— Yo no diría que están mal criados. Están criados como hijos únicos. Yo no sé si es bueno o malo. También porque yo soy de una familia numerosa. Pero es verdad que todo nos parece poco para nuestros niños. No digo que sea una cuestión de educar porque la educación es de la familia pero es importante la colaboración entre la familia y la escuela.
—¿Cada vez hay más padres protestones que cuestionan al profesor?
—Hemos hecho una ley de reconocimiento a la autoridad docente porque hemos tenido que hacer una llamada de atención a la sociedad. Si va un fontanero a tu casa no se te ocurre decirle como tiene que coger el destornillador. Sin embargo, vamos a los centros y les decimos a los maestros no lo estás haciendo bien. Nos olvidamos que los maestros son profesionales de la educación y son los que más saben.
—¿Hay más problemas de convivencia?
—Pero no es de ahora. El colegio no es nada más que el reflejo de la sociedad. Lo que hay es más problemas para convivir. Tenemos un presupuesto de 9.167 millones en educación, que es el 20% del presupuesto de la Junta. Pero aparte del presupuesto, tenemos que tener equipos directivos potentes y familias que nos apoyen. Tenemos que dar la autonomía a los centros para que se adapten al contexto porque no es lo mismo enseñar aquí en Los Remedios que en Los Pajaritos. Pero el objetivo es que los niños de Los Remedios y los de Los Pajaritos lleguen a lo mejor. Hemos bajado nuestra tasa de abandono por debajo del 18% estamos en un 15%.
—Todavía queda...
—Claro que queda, pero bajar 6,5 en 5 años yo creo que está bien. Pero hemos aumentado la tasa de titulación entre los jóvenes de 20 a 25 años en casi 15 puntos. Y está aumentando muchísimo la FP.
—¿A qué se debe ese auge de la FP?
—Bueno, pues porque por primera vez yo creo que estamos viendo el atractivo de la FP. La universidad en sí misma es interesante cuando se quiere una carrera profesional más vinculada a la parte teórica pero la FP de grado superior es más especialización.
—¿De verdad ha perdido ese estigma que tenía la FP?
—No del todo. Nos cuesta todavía. Lo ha perdido entre el alumnado. O sea, entre el alumnado creo que sí. Creo que necesitamos el punto de la familia, que se convenzan sus familias. Que cuando nuestro hijo nos diga quiero hacer FP, no digamos, ¡madre mía¡ no. Nos estamos encontrando alumnos que hacen FP de grado medio, no pasan por bachillerato a hacer la FP de grado superior y luego se van a la universidad. ¿Por qué? Porque han encontrado una vocación y siguen una carrera profesional.
—¿Por qué se considera tan fundamental extender la gratuidad a los 2 años?
—Se considera fundamental porque entendemos que cuanto antes empiece la escolarización desde el punto de vista de la socialización, de la incorporación de rutinas del modo de trabajar en un centro educativo mejor progreso tiene el alumnado en el sistema. Nosotros esperamos que vengan todos aunque no sea obligatorio.
—¿Esto abrirá la puerta a que los niños de 2 años se integren en los colegios?
—No, porque además tenemos un acuerdo con el sector de indivisibilidad del ciclo. Para mí me parece muy importante. Es verdad que la apuesta del Ministerio era esa. Ellos querían que pusiéramos los dos años en los colegios que nosotros teníamos un compromiso con el sector, de no poner los dos años en los colegios. Hay 15.000 puestos de trabajo en riesgo.
—¿La concertada es de derechas y la pública de izquierdas?
—Bueno, las familias son en principio las que toman la decisión de dónde quiero escolarizar a mi hijo. A mí cuando alguien me pregunta digo «donde te venga mejor». Los niños aprenden en todos los colegios ¿Por qué? Porque para aprender necesitamos dos cosas, que el niño vaya al colegio y que cuando salga del colegio tenga la atención de su padre y de su madre, si eso se conjuga da igual. Creo que al final la decisión de escolarización depende de muchos factores. Yo me pongo a mí misma de ejemplo. Yo nunca llevé a mi hijo al colegio público que había en frente de mi casa, pero lo llevé al colegio público que había al lado de la delegación de Educación, que es donde yo trabajaba. Y a mí me venía estupendo. Quiero pensar que la decisión de escolarización nunca es política.
—¿Qué le parecen los rankings de colegios?
—Creo que las familias tienen que tener toda la información disponible pero yo no soy partidaria de los rankings, salvo que seamos claros en los rankings. Qué es lo que estamos midiendo porque yo no sé cuáles son los criterios que utilizan esas plataformas privadas para determinar por qué este colegio es mejor que otro. Y digo que no me gustan los rankings porque las situaciones de partida son muy distintas. Yo creo que los centros tienen que empezar a evaluarse sobre sí mismos.
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