La amnistía y las elecciones unen a Sánchez y ERC contra Puigdemont
Junts alimenta la teoría de que el adelanto responde a una operación orquestada por el PSOE y Aragonès
El olvido legal se aprueba en un Congreso dividido y con el presidente ausente salvo para la votación

Nada en el tercer Gobierno de Pedro Sánchez se está produciendo según sus cálculos. Ni siquiera cuando alcanza alguno de sus principales objetivos. Este jueves el Congreso de los Diputados ha aprobado la ley de amnistía con 178 votos a favor y 172 en ... contra, y eso en principio es la mejor noticia para quien necesitaba darle esa satisfacción a Carles Puigdemont con el objetivo de que la legislatura eche a andar. «Hacer de la necesidad, virtud», como inmortalizó en otoño el propio Sánchez. Sin embargo, el adelanto electoral para el 12 de mayo en Cataluña y todo lo que ello conlleva, tanto sus causas como sus consecuencias, complican el mandato del jefe del Ejecutivo, aunque al mismo tiempo le puede abrir nuevas oportunidades.
Por de pronto, quedan en suspenso los presupuestos generales del Estado, justo cuando se estaban negociando, incluso con contactos con los socios parlamentarios esta misma semana. Fuentes de alguno de esos grupos aseguran que eso supone un revés muy severo para La Moncloa, que no entraba en los planes. Pero el maratón electoral de los próximos meses (elecciones vascas el 21 de abril, el 12M en Cataluña y las europeas el 9 de junio) hacía inviable llevar a buen puerto esos contactos.
La decisión de los comunes de tumbar los presupuestos en Cataluña, que tenían ya cerrados ERC y el PSC —poniendo como excusa su rechazo al megaproyecto de casinos Hard Rock en Tarragona—, ha dado un vuelco a la situación. Y por ahí llega la nueva brecha abierta y la oportunidad que ven los socialistas. Lo primero, como ha quedado de manifiesto desde que el miércoles el presidente de la Generalitat, el republicano Pere Aragonès, anunciase el adelanto electoral, es el choque tanto de ERC como del PSC con Puigdemont, después de que Junts acuse a republicanos y socialistas de haber escogido una fecha de elecciones para que el expresidente catalán fugado no tuviese tiempo de volver como candidato.
Este jueves el líder de ERC, Oriol Junqueras, tuvo ocasión de contestar a esta acusación en su declaración a los medios tras asistir al debate de la amnistía en la tribuna del Congreso. «Nosotros votamos a favor de la ley de amnistía hace unas cuantas semanas, y por lo tanto es evidente que nuestro deseo es que la justicia prevalezca siempre, cuanto antes mejor, y para mí será un placer reencontrarme con todos nuestros compañeros que están en el exilio», aseveró en la puerta de los leones, sin citar por su nombre a Puigdemont y recordando el calvario al que Junts ha sometido al PSOE para aprobar la ley, tras tumbarla en un pleno como el de hoy el pasado 30 de enero y devolverla a los corrales de la Comisión de Justicia. Un muy alto miembro del Consejo de Ministros esbozaba al término del pleno una mueca irónica al ser interrogado por la acusación de Junts: «¿Tan listos somos como para hacer eso?», contestaba de manera tan retórica como sarcástica. Otras fuentes socialistas auguraban un futuro de colaboración con ERC después de mayo, y advertían que si Junts no logra superar en votos a los de Aragonès y Junqueras, seguirán en su actitud de bloqueo de esta legislatura catalana, que comenzó dentro del Govern y terminó poniéndole todos los palos en la rueda posibles.
Lo que verbalizaba este integrante de la bancada azul, persona de la máxima confianza de Sánchez, es otro guiño a ERC, en la confianza de que la cita con las urnas del 12M, aun imprevista, puede suponer una oportunidad para «cambiar el ciclo político». Y todo porque confían tanto en que Salvador Illa revalide su victoria en las autónomicas de 2021 (un hito histórico, pues nunca salvo en 2017 cuando lo hizo Ciudadanos un partido no nacionalista había superado en las urnas a los independentistas) como que, esta vez, se rompa la mayoría independentista. Tanto que permita, incluso, un Gobierno en solitario del líder de los socialistas catalanes, que este domingo protagonizará con Sánchez en Barcelona el cierre del congreso del PSC. Un acto que estaba previsto de antemano, pero que excita las teorías maquiavélicas sobre el adelanto puestas en circulación por Junts.
Un debate eclipsado
Todo lo anterior eclipsó, quién lo iba a decir, un día histórico en la Cámara Baja. Y así lo admitió el diputado de Bildu Jon Iñarritu, poco sospechoso de no defender la ley, cuando lamentó que esta quedase «desdibujada porque el foco mediático está puesto en el caso Koldo, el caso de la 'Ayusosfera', los presupuestos y las elecciones catalanas». Histórico para bien, según el Gobierno y sus aliados, singularmente, claro está, ERC y Junts, cuyas portavoces, Teresa Jordà y Míriam Nogueras, aparcaron por un momento sus diferencias para abrazarse en el patio del Palacio del Congreso a la vista de todos. E histórico para mal según el relato de la oposición, cuyo líder, Alberto Núñez Feijóo, volvió a subirse a la tribuna para defender la posición de su grupo, en un discurso en el que blasonó de que «de aquí al 12 de mayo va a haber un partido que no va a pedir el voto de los catalanes constitucionalistas para entregárselo a los catalanes independentistas» y en el que subrayó que «hasta Sánchez se ve incapaz de dar la cara por este delirio». Unas palabras que el jefe del Ejecutivo debió escuchar en la pantalla de televisión de la sala reservada al Gobierno, donde se entretuvo largo tiempo antes de hacer acto de presencia en el hemiciclo para poco más que votar sí a la ley (el PP forzó de nuevo una votación nominal, con llamada a cada uno de los diputados), aplaudir junto a su grupo y abandonar fugazmente las dependencias parlamentarias, sin esta vez comparecer en el patio antes los medios, como en otros plenos ilustres.
Sonada fue también la intervención del líder de Vox, Santiago Abascal, tanto desde la tribuna, donde pidió a Feijóo que el PP «detenga» con su mayoría en el Senado la ley de amnistía, como en el pasillo al abandonar el hemiciclo, lo que hizo antes que nadie, donde pidió elecciones y reiteró que Sánchez y sus socios son unos «forajidos» que han perpetrado un golpe.
Antes, en pleno debate, el portavoz socialista Patxi López enardeció como suele a los suyos y les puso en pie, en un discurso lleno de invectivas contra Feijóo y el PP, a los que acusó de preferir «la división y el conflicto». El líder popular no dudó en replicarle al inicio de su turno: «Señor López Álvarez, cualquiera que le haya escuchado pensaría que quien le hizo lendakari fueron los independentistas vascos. No, señoría, fue ese Partido Popular del que usted tanto reniega».
Nogueras, por su parte, dejó claro que no es el «punto final» y apuntó en el patio del Congreso que su objetivo sigue siendo «la independencia». En el debate lo solemnizaron Josep Maria Cervera (Junts) y Pilar Vallugera (ERC), que dijo: «Esto es un compromiso firme: no vamos a parar hasta el ejercicio del derecho de autodeterminación».
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