La marea negra del «Prestige» alcanza ya a tres países tras afectar a Portugal

SANTIAGO. La marea negra provocada por el «Prestige» afecta ya a tres países, al sumarse ayer Portugal a una lista de damnificados que incluye en España a todas las Comunidades autónomas del Cantábrico. Las playas de la localidad lusa de Esposende, a 80 kilómetros de la frontera con el Miño, amanecieron ayer cubiertas de innumerables pequeños grumos de fuel -con un diámetro máximo de 10 centímetros-, similares a los que se encontraron en 35 playas de Asturias y en los arrasados arenales de Carnota y Muxía, en la Costa de la Muerte gallega.
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Las autoridades marítimas portuguesas, que no descartaron que la contaminación proceda de la la limpieza de los fondos de otros barcos, precisaron que a lo largo del día varios equipos consiguieron eliminar las manchas que afectaron a cuatro kilómetros de sus playas, hasta ahora salvaguardadas por los vientos y las corrientes de las primeras grandes oleadas de la marea negra. Su actuación tuvo como objetivo retirar la contaminación antes de que el hidrocarburo se mezcle con la arena, informó Belén Rodrigo, desde Lisboa.
Muxía y Carnota
En Galicia, donde 5.200 personas -2.390 militares, 1.620 contratados y 1.200 voluntarios-continuaban ayer su interminable lucha contra el fuel, las bolas de chapapote entraron de nuevo en Muxía y Carnota, dos localidades que, al decir de sus vecinos, parecen tener un imán para atraer el hidrocarburo.
Al relativo optimismo provocado por los biólogos que aseguraban que los vertidos desde los tanques del petrolero hundido se disgregarían y serían eliminados por los microorganismos marinos antes de llegar al litoral, sucedió ayer el vaticinio de la empresa propietaria del batiscafo francés «Nautile», que aseguraba que el fuel que se desprende por las grietas del «Prestige» seguirá llegando a las costas. Guy Perrouin, responsable del Instituto Francés de Investigación para la explotación del Mar, subrayó que se ha reducido la cantidad de hidrocarburo que sale del buque en su lecho marino, a 3.500 metros de profundidad y 250 kilómetros de las islas Cíes. Es ahora menos fluido, según se pudo comprobar desde el submarino en su última inmersión, el pasado 6 de enero, y ya se ha taponado varias grietas. No obstante, el sellado total de las aperturas en el casco del buque, una operación que estaba previsto que concluyera el próximo día 20, podría retrasarse, ya que el batiscafo sólo pudo descender cinco días desde el pasado 19 de diciembre, con unas 20 horas de trabajo.
Mientras la amenaza se confirma en Asturias -35 arenales afectados ayer-, Cantabria y País Vasco, la comisión de gestión del más reciente de los Parques nacionales españoles, el de las Islas Atlánticas, anunciaba la aprobación de un plan para la limpieza de 7.200 hectáreas de sus fondos marinos, que requerirá del concurso de un complejo equipo de medios técnicos y personal especializado, incluidos submarinistas de la Armada, Guardia Civil y cuerpos de bomberos.
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