La estrategia fiscal del Gobierno empuja a tener que declarar el IRPF a un millón de rentas bajas
Las autoridades fiscales reconocen que la gran mayoría del crecimiento histórico de 1.125.000 nuevos declarantes de 2023 se explica por los asalariados y pensionistas que han rebasado el umbral de 22.000 euros que obliga a declarar
Desde la pandemia Hacienda ha captado 2,5 millones de nuevos declarantes, mientras que los perceptores de rentas han crecido en 1,5 millones
La histórica subida de pensiones del 8,5% y la reacción de los salarios a la pérdida de poder adquisitivo acumulada desde 2021 por la peor espiral inflacionista en 40 años han desencadenado el mayor movimiento de placas tectónicas en la base de contribuyentes ... del Impuesto sobre la Renta que se recuerda. Según los datos de cierre de la Campaña de Renta de 2023 (la presentada el año pasado), la base de declarantes del IRPF se disparó en más de un millón de personas respecto a 2022, concretamente en 1.125.946, una cifra sin precedentes.
El fenómeno llama aún más la atención por cuanto según los datos oficiales el número de perceptores de rentas controlados por la Agencia Tributaria -próximo ya a los 30 millones- aumentó menos de la mitad en el ejercicio, en apenas medio millón de personas. La discrepancia solo puede explicarse por el aumento del número de perceptores de rentas que tienen la obligación de presentar declaración. Algo que ocurre desde 2018.
Más declarantes con rentas medias-bajas
El Gobierno nunca ha ocultado que uno de los objetivos de su estrategia fiscal es ensanchar la base de contribuyentes que pagan impuestos. A ese objetivo han respondido iniciativas como la generalización de los avisos a contribuyentes para incentivar el cumplimiento voluntario de obligaciones fiscales, el requisito de presentar la declaración para percibir el Ingreso Mínimo Vital o la instauración de la obligación de declarar para los que han estado de alta en autónomos.
El extraordinario incremento de declarantes de Renta en 2023, que desbordó las previsiones de la Agencia que esperaba un alza a consecuencia del empuje del empleo de unos 275.000, no se ha debido sin embargo a ninguna de estas iniciativas sino a la confluencia de la mejora extraordinaria de las rentas en 2023 como consecuencia de las subidas de las pensiones y de los salarios y al anclaje en los 22.000 euros del umbral regulatorio a partir del cual se establece la obligación de declarar en el Impuesto de la Renta.
La negativa del Gobierno a actualizar los umbrales del IRPF con la inflación -que ha sido una de las explicaciones del fuerte incremento de la recaudación de este impuesto en los últimos dos o tres años- y, en concreto, del que marca la obligación de presentar la declaración ha hecho que cientos de miles de ciudadanos de rentas medias-bajas que se movían ligeramente por debajo de esa frontera la hayan traspasado y hayan tenido que presentar declaración de la Renta.
No es extraño. Según los datos de la Encuesta de Estructura Salarial del INE de 2022, alrededor del 15% de los asalariados se concentraban en la horquilla que se abre entre los 20.000 y los 23.000 euros, es decir, hablamos de un colectivo de más de dos millones de personas en esa frontera.
Fuentes de la Agencia Tributaria señalan este efecto deslizamiento como el factor que explica en su gran mayoría el incremento de declarantes registrado en 2023. Señalan también otras cuestiones como la incorporación de nuevos usuarios del Ingreso Mínimo Vital, cerca de 60.000 a lo largo de 2023; la nueva obligación de declarar para todos los contribuyentes datos de alta en el Régimen de Autonómos o en el Régimen Especial de Trabajadores del Mar con independencia de los ingresos generados por su actividad; o la campaña de avisos en Renta para evitar fraudes, que se intensificó en ese ejercicio, si bien admiten que tuvieron una contribución marginal.
Este análisis cualitativo, unido a la referencia estadística de que los nuevos trabajadores que entran al mercado laboral lo hacen con un salario medio de poco más de 18.000 euros, según Fedea, apuntan a que una mayoría de los 1.125.946 contribuyentes que empezaron a hacer la declaración de la Renta en 2023 proceden del rango de rentas bajas o medias-bajas.
Para el Ministerio de Hacienda este fenómeno no es más que un reflejo de la mejora de las rentas de trabajadores y pensionistas, que por lógica tiene que tener sus consecuencias en la base de contribuyentes del impuesto.
Algunos expertos opinan, por el contrario, que este aumento de declarantes no es tanto el fruto de una mejora de las rentas reales como de una estrategia para conseguir meter en el circuito del IRPF a todas las personas que perciben una renta por baja que sea. Según Rubén Gimeno, del Registro de Asesores Fiscales (REAF), esta mejora del número de declarantes habría sido mucho menos relevante «si el umbral que obliga a declarar se hubiera actualizado con la inflación».
Menos claridad hay sobre el eventual impacto sobre la factura fiscal de estos contribuyentes. Es decir, ¿hacer la declaración de la Renta les obligará a pagar más por IRPF? Desde el REAF explican que no tiene por qué ser así y que depende del tipo de retención que se les haya aplicado, pero también deslizan que la lógica indica que los contribuyentes no obligados a declarar a los que la declaración les saliera a devolver probablemente ya la estarían presentado, por lo que es lógico pensar que una mayoría de los que han entrado forzosamente en esa situación podrían salir perjudicados.
Según un ex técnico de la Agencia Tributaria, ahora ya en otras funciones, con independencia de la cantidad que les pueda tocar pagar de más, cuya cuantía no sería muy importante, el mero hecho de tener que hacer la declaración con un nivel de renta reducido ya es una complicación administrativa que convendría ahorrarles.
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