El envejecimiento en España sacará a cerca de un millón de personas del mercado laboral hasta 2030
El aumento de la tasa de dependencia compromete la capacidad del Estado para financiar el gasto social del colectivo por encima de 65 años
La duración de los contratos cae un 15% en dos años pese a firmarse más fijos que nunca
El aumento de la esperanza de vida y la caída de natalidad que experimentan los países desarrollados ya está desplegando el desgaste previsto sobre los niveles de actividad de las población en edad de trabajar que complicará en el medio plazo la capacidad ... para sostener los estándares de protección social actuales. En el caso de España, esta coyuntura acarreará una doble circunstancia: un importante estrechamiento de la población en edad de trabajar y, por ende, un incremento de la tasa de dependencia -entendida como el volumen de población de más de 65 años respecto al colectivo de entre 15 y 64 años-, que se traduce en que cada vez serán menos los trabajadores que se harán cargo de realizar las aportaciones necesarias para sufragar esta cobertura, con el consiguiente riesgo financiero para el Estado.
El último análisis publicado por el Banco de España sobre el impacto del envejecimiento en el mercado laboral pone cifras a esta senda. Las cifras, más allá, suponen una toma de tierra para las aspiraciones sobredimensionadas de los partidos políticos en términos de creación de empleo en el medio plazo. De entrada, el informe 'El impacto del envejecimiento poblacional sobre la evolución de la tasa de actividad en España' ya advierte de que el movimiento en la composición demográfica desde 2012 hacia aquí ha restado 790.000 personas a la población activa de nuestro país.
Sin embargo, este escenario parece lejos de revertirse en los próximos años. El supervisor señala que el componente de la inmigración será determinante. Y aunque las llegadas de extranjeros servirán para mitigar este impacto de la longevidad, en el escenario más adverso -en el que menos población foránea se instala en nuestro país- no será suficiente para evitar la fuerte erosión sobre la población ocupada o con intención de trabajar.
Concretamente, se ponen encima de la mesa tres escenarios. Con la llegada estimada de 446.000 inmigrantes hasta 2030, según el INE, la pérdida de población activa en los próximos siete años ascendería a 667.000 personas; mientras el escenario dibujado por Eurostat en el que en este periodo recibiríamos 335.000 inmigrantes la caída de potenciales trabajadores ascendería a 738.400; con la menor llegada prevista por Airef (277.000 extranjeros) la población activa caería en 1,06 millones hasta 2030.
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