El talento español echa raíces en Silicon Valley
En el territorio de la innovación por excelencia, donde las ocasiones brotan pero nadie regala nada, las huellas de la creatividad ‘made in Spain’ son cada vez más visibles

Es la casa de gigantes como Apple, Google o Facebook. Un hervidero de ideas donde el mejor talento da rienda suelta a su creatividad. Con abundantes recursos financieros por la multitud de fondos de capital riesgo allí instalados y un conocimiento tecnológico acumulado durante décadas, ... Silicon Valley, en el extremo sur de la bahía de San Francisco, se ha convertido en el centro neurálgico del emprendimiento innovador donde cualquiera que quiera triunfar en esto aspira a probar suerte. Son muchos los españoles que han cruzado el Atlántico para imbuirse en la cultura empresarial del valle californiano y conocer de primera mano las actitudes necesarias para destacar en un entorno tan competitivo.
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Es lo que hizo Pepe Agell . Recién acabada la carrera, en 2008, puso rumbo a Estados Unidos acompañado de María Alegre, su ahora esposa y entonces novia. En esa época, los dos seguían un curso de la Universidad de Stanford en el que emprendedores de éxito contaban su historia. « Sabíamos que se cocía algo muy especial , así que nos vinimos a la aventura, sin visado, para ir tejiendo nuestra red de contactos local», comenta por teléfono desde su casa de Menlo Park.
Durante tres años trabajaron para otras empresas hasta que en 2011 Alegre fundó junto a un socio americano la compañía Chartboost , a la que meses después se unió Agell. Enfocada en ayudar a los desarrolladores de videojuegos a monetizar su tráfico, este año ha sido adquirida por Zynga , uno de los históricos del sector, por 250 millones de dólares.
Pese a que el proyecto ha ido viento en popa, Agell se muestra prudente. «Parece que venirse a Silicon Valley es garantía de que caen los cheques y vas a hacer las Américas, pero es muy competitivo porque atrae a lo mejor de cada país y los inversores ven decenas de proyectos al día . Lo que sí es verdad es que llevan muchos años haciéndolo y están muy profesionalizados», explica.
Mentalidad ambiciosa
Frente a la humildad europea, en esta milla de oro de la innovación se piensa en grande . «Parece que cualquier proyecto tiene el potencial de cambiar el mundo», dice Agell. Su consejo para los emprendedores que se planteen operar en este enclave es que primero traten de hacer crecer el negocio y no vayan solo con el afán de levantar una ronda . «Si tienes números comerciales positivos, buenos ‘partnerships’ aquí, clientes importantes, etc. sí que recomiendo levantar dinero en Estados Unidos», subraya Agell, hoy presidente de la California Spain Chamber, una entidad sin ánimo de lucro que promueve la creación de redes entre empresas, academias y profesionales en California y España.

Nuestro país cuenta con diversos ‘embajadores’ en la meca del emprendimiento. Otro ejemplo es el de Quim Sabrià que, con 25 años, cambió las aulas del instituto de Badalona donde impartía matemáticas por las colinas y arboledas californianas. Junto a otros tres socios, desarrolló Edpuzzle , una herramienta que permite a los profesores reutilizar vídeos de plataformas como YouTube o grabar su propio contenido para insertar preguntas multirrespuesta y hacer un seguimiento individualizado de cada alumno. Presentaron la idea a una incubadora de startups radicada en Silicon Valley y se los metieron en el bolsillo . «Nos invirtieron 100.000 dólares y nos dieron la oportunidad de empaparnos de lo mejor en creación de compañías tecnológicas, así que no lo dudamos», cuenta por videoconferencia el CEO y cofundador de la firma.
Una de las peculiaridades del lugar que le sorprendió fue que «todo el mundo, desde quien ha montado una gran empresa hasta quien está empezando, te dedica 30 minutos para que le expliques tu idea». Le impactó asimismo lo acostumbrada que estaba la población general a tratar con startups. «Los estudiantes y docentes de las escuelas que visitábamos nos sugerían mejoras para el producto. En España las startups se perciben como algo de riesgo que solo hacen los jóvenes », compara Sabriá, que ha logrado que 250.000 escuelas a nivel global utilicen su herramienta a menudo.
«En Silicon Valley todo el mundo te dedica 30 minutos para que le expliques tu idea»
Pedro Moneo también figura en el club de españoles que han dejado huella en Silicon Valley. Allí fundó, una semana después de la caída de Lehman Brothers, una consultora de innovación global, Opinno, presente en siete países y con más de 250 empleados. Tras haber vivido un lustro en San Francisco, cree que un signo distintivo es que las startups asumen desde el principio que su servicio ha de servir para millones de personas: « Tienes una visión global y digital más potente , o sea, que tu forma de trabajar es como la de una plataforma, pensando en cómo crear un entorno en el que pueda convivir mucha gente y que pueda escalar muy rápido».
Moneo reconoce que Silicon Valley lleva décadas de ventaja a nuestro país, si bien las diferencias se han recortado. «En España comienza a haber emprendedores de segunda y tercera generación. Hay un ecosistema donde la gente que entiende de esos negocios y su escalabilidad está presentes en el lado emprendedor e inversor, pero también en otros ámbitos como el regulador o en los servicios que apoyan el crecimiento (abogados, gestores). El reto ahora es la creación de compañías de primera división », asegura. Para conseguirlo, España necesita una visión a largo plazo.
«Cuando las normas cambian cada demasiado poco tiempo y lo hacen de forma retroactiva, se genera una sensación de inseguridad jurídica y de efecto veleta», dice Moneo. «Lo prioritario en este ámbito es que se intervenga lo menos posible para asegurar que las cosas sean fáciles y pasen rápido», propone. Con los Next Generation como telón de fondo, defiende la creación de un entorno «abierto, internacional, estable y con la menor fricción posible» y volcarse en alumbrar empresas líderes en industrias como la robótica, la inteligencia artificial o la biotecnología. «España no tiene futuro si no juega en esa liga», zanja.
Y es que los españoles que han conquistado este epicentro mundial de la innovación han sacado valiosas lecciones. Algo más de 9.000 kilómetros separan Madrid, la ciudad natal de Laura González-Estéfani , de Silicon Valley, donde aterrizó con su familia de la mano de Facebook. « Aprendí que todo era posible y que cuanto más ambicioso y disruptivo eres, más apoyo te dan », apunta. La cultura del mérito es un ingrediente básico de la zona. «Dependiendo del valor que aportas creces más o menos rápido y están muy orientados a objetivos, no a horas de trabajo. En Europa aún vamos un poquito por detrás», indica. La aceptación del fracaso tiene en este paraíso terrenal de la tecnología su máximo exponente. «Al que se atreve y comete errores le dan casi la misma importancia que al que hace algo maravilloso, mientras que en Europa al que lo intenta y no lo consigue, no se le reconoce el esfuerzo », lamenta.

González-Estéfani advierte de un fenómeno reciente que beneficia al Viejo Continente. «El capital americano se ha dado cuenta de que tenía que salir de la bahía de San Francisco buscando nuevas oportunidades. Europa es la niña bonita de las inversiones y, sobre todo, España, porque con el mismo dinero un emprendedor europeo va a construir mucho más rápido que uno de San Francisco porque podrá contratar al doble de personas», explica. Nos enfrentamos, eso sí, al reto de atajar viejos lastres. «Todos los países entienden y practican que hay que invertir en startups, menos el nuestro, que lo dice pero la infraestructura fiscal no lo soporta», se queja.
El segundo problema es la manera de pensar. « En España los emprendedores son los que no tienen nada mejor que hacer porque hay una mentalidad de funcionario, aunque esto va cambiando», considera. Por ello, pone en valor el mérito de quien se atreve con su propio negocio en España. « Es un país que, con todo en contra, tiene una calidad de emprendedores y de talento espectacular », indica la que fuera primera empleada de Facebook en España y fundadora con anterioridad de diversas compañías. Tras abandonar la empresa de redes sociales en 2017, creó The Venture City, un modelo de capital riesgo con el que busca «apoyar a la siguiente generación de emprendedores para que no sufran todas las limitaciones que sufrí yo en su día».
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