Motogp
La rebelión de las satélites
Marc Márquez y Jorge Martín amenazan con menos recursos a las fábricas oficiales
Marc Márquez recupera la sonrisa con la Ducati en los test de Valencia y mete miedo a sus rivales
Hace unos años era impensable que una moto no oficial pudiera ganar el Mundial de MotoGP. Incluso que ganara carreras con solvencia o subiera al podio con asiduidad. Hoy en día, la organización del Mundial pretende que haya la máxima igualdad en todas las ... motos, lo que ha permitido que equipos satélites se acerquen a las fábricas oficiales. El año pasado Bastianini ya le plantó cara a Pecco Bagnaia militando en Gresini y esta temporada recién acabada ha sido Jorge Martín el que le ha disputado el título desde el Prima Pramac, ambas pertenecientes a Ducati y con una moto inferior a la Desmosedici que pilotaba el italiano. Precisamente, la escudería dirigida por Gino Borsoi se ha convertido en la primera satélite de la historia de MotoGP en ganar el campeonato de fábricas gracias a las actuaciones de sus dos pilotos: Jorge Martín y Johann Zarco.
Los equipos con poco poder económico encuentran en esta fórmula una manera de poder disponer de una moto muy competitiva, con la que incluso se puede aspirar a ser campeón del mundo. Pero a cambio aceptan unas condiciones que les limitan, sobre todo a partir de mitad de temporada, que es cuando se suelen realizar modificaciones en las motos. Aunque la base (el motor) suele ser la misma durante varios años, conforme avanza la competición surgen elementos a mejorar y quien testa, analiza, desarrolla y aprueba esas variaciones son los pilotos oficiales de la marca, que cuentan con esa ventaja respecto a las satélite. Es decir, que carrera tras carrera, las motos oficiales van sufriendo mejoras y evoluciones... y las satélites se quedan igual.
No obstante, son motos que, de inicio, son prácticamente tan buenas como las de fábrica y si la base es buena, como ha demostrado Ducati, piloto y técnicos del equipo solo tienen que dedicarse a poner a punto en cada circuito una moto que acaban conociendo muy bien, sin la preocupación de tener que probar material que no siempre da el resultado esperado.
«Hace 10 años, ibas a un equipo satélite y no tenías nada que hacer contra los oficiales, ahora casi todas las motos son iguales. Eso es algo que ha trabajado el campeonato, que se ha mejorado y que da mucho espectáculo, porque se ve el nivel muy similar de todos», explicaba recientemente Álex Márquez en una entrevista con Relevo. Solo así se explica que su hermano Marc, octocampeón del mundo con Honda, haya decidido rescindir su contrato con la todopoderosa compañía japonesa para embarcarse en el modesto equipo del Gresini Team, liderado por la viuda del bicampeón del mundo Fausto Gresini. Allí no solo llevará una moto vieja, la que ha pilotado Zarco en este 2023, sino que no gozará de los privilegios que tendrá Ducati a lo largo del 2024.
El excampeón Marco Melandri retrata a la perfección las limitaciones a las que se enfrentará Márquez en Gresini. «Aunque Marc crea que pueda volver a ganar, en un equipo satélite nunca le dejarán hacerlo», indicó, convencido de que Ducati obligará al piloto español a ir siempre a rebufo de Bagnaia para no romper el equilibrio e igualar el nivel. Una declaraciones que han encontrado respuesta en Gigi Dall'Igna, director deportivo de Ducati, que este año ya ha vivido un duelo entre la moto creada en Borgo Panigale y la del Prima Pramac, y que descartó cualquier tipo de 'biscotto'. «Mientras yo esté aquí, siempre daré a mis pilotos la mejor moto para que se jueguen los puestos que se merecen. Luego dependerá de ellos. Creo que el clima de confianza que existe hoy en Ducati es uno de los componentes que nos ha llevado tan alto. Si no tuviéramos fe los unos en los otros, no estaríamos aquí. Así que quiero que Martín siga teniendo fe en Ducati y que confié en mí», apuntó. Aunque posteriormente, el máximo responsable de Ducati reconociera que le incomodaba el fichaje de Márquez por Gresini.
Máquinas usadas
Los primeros test de la próxima temporada, celebrados este pasado martes en Valencia, confirman los temores surgidos en Bolonia. «Impresionante, absolutamente más de lo que me esperaba», calificaba Davide Tardozi, jefe de equipo de Ducati, la actuación de Márquez con una moto usada y que no tendrá el desarrollo ni las ventajas de la fábrica oficial.
«A día de hoy en un equipo satélite se puede ser campeón del mundo», aseguraba Álex Márquez, que considera que la llegada de la electrónica ha igualado mucho la potencia de los motores. Un ejemplo de ello es el vaticinio que ha hecho Gino Borsoi, jefe de equipo del Prima Pramac: «Ducati va a tener un problema con Jorge Martín», apuntaba, aliviado de que el madrileño no fuera premiado con un hueco en el primer equipo. También en KTM hay inquietud por ver cómo se comporta Pedro Acosta en su debut en la categoría a lomos de una GasGas y si será capaz de incordiar a pilotos oficiales de la compañía austriaca como Brad Binder o Jack Miller.
De hecho, el avance de las satélites es tan abrumador que se cuestiona el acierto de Luca Marini por cubrir la vacante de Márquez en Honda dejando el Mooney VR46, dependiente de Ducati y compuesto por pilotos formados en la Academia de Valentino Rossi.
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