MotoGP
Fermín Aldeguer: «En mi casa me han obligado siempre a sacar buenas notas y a labrarme un futuro fuera de las motos»
El piloto murciano es una de las caras nuevas en la parrilla de MotoGP, compañero de Álex Márquez y una de las promesas de Ducati
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Una trayectoria fulgurante le ha llevado a MotoGP. Fermín Aldeguer (La Ñora, Murcia, 2005) ha heredado el sillín de Marc Márquez en el Gresini y la moto que el año pasado ganó el Mundial. En su debut en Tailandia acabó 13º en la esprint ... y en la carrera del domingo. Este próximo fin de semana, ya superados los nervios iniciales, espera mejorar ese resultado en Argentina. El murciano atiende a ABC en la sede de LS2, la empresa que le nutre de cascos y protecciones para las carreras y entrenamientos.
—¿Cómo son sus inicios?
—Mi padre es un apasionado de las motos de toda la vida. Ha sido motero. Me regaló una moto por mi bautizo y con tan solo dos años me monté en una moto por primera vez. Entré en una escuela. Fui pasando por categorías, la Cuna de Campeones, Campeonato de España, Campeonato de Europa… y en el 2022 fue mi primera temporada oficial como piloto de Moto2, que fue un poco complicada. En 2023 hice buenos resultados a final de temporada, con cuatro victorias seguidas, y eso me abrió las puertas de MotoGP para el inicio de 2024, asegurarme un contrato con Ducati y ser el favorito en Moto2 en una temporada que cumplí muchos objetivos, pero no el principal, que era ser campeón del mundo.
—¿Tiene la espinita clavada?
—Sí, sí, por supuesto.
—¿Tuvo que hacer muchos sacrificios para ser piloto?
—Muchos. Tanto yo como mi familia. Sobre todo, ellos, porque yo no me iba trabajar para ganar dinero. Yo iba a mi colegio porque esto de las motos lo mismo salía bien que mal y tenía que tener un futuro. En mi casa me han obligado siempre a sacar buenas notas, a ser un buen estudiante, a labrarme un futuro fuera de las motos. Ellos ya se tiraban noches trabajando, se levantaban más temprano para traer más dinero a casa y buscaban amigos para que me ayudaran económicamente. Pero nunca me ha faltado de comer, una casa, unos zapatos y siempre hemos hecho lo que hemos querido.
—¿De qué trabajan?
—Mi padre tiene un taller de neumáticos, más de coche, aunque también ha trabajado la mecánica de motos y mi madre ha trabajado con él siempre.
—¿Qué tiene Murcia, que es un vivero de pilotos?
—Será La Manga, el Mar Menor o el agua… (risas) Antes no pero ahora sí. Somos todos de la misma generación. Tanto Pedro, como yo, Álvaro Lucas, Máximo Quiles. Tres años arriba, tres años abajo, pero hemos estado siempre en la misma escuela entrenando. Siempre nos hemos alimentado los unos de los otros en competiciones.
—¿Y Andorra, que muchos se van a vivir al Principado?
—Gente guapa tiene Andorra. Es un sitio que te permite mantener tu disciplina, poder estar focalizado al cien por cien en ti mismo, tanto en los entrenamientos como en estar bien física y mentalmente. Sin gente que te distrae y sin cosas negativas para tu futuro. Decidimos ir a ahí para seguir evolucionando.
—Andorra es el autocontrol…
—(Risas) Sí, digamos que ayuda.
—¿Cómo ha sido el reencuentro en MotoGP con su 'vecino' Pedro Acosta? ¿Le ha dado algún consejo?
—Ha sido como si fuera un rival más. Al final, consejos me dan pocos, solo los justos. Yo soy uno más que viene que intenta batirlos a todos. Los más cercanos sí que me dan algún consejo más, pero con el resto no hablo más allá de un saludo o del rato que pasamos juntos en momentos puntuales de las carreras. Consejos buenos… pocos.
—¿Y Marc Márquez, que siempre ha sido su referente?
—Estos días ha sido más cercano porque tanto su hermano, que es mi compañero de equipo, como él, al que sustituyo en Gresini, me dan consejos. Marc todavía se pasa por ahí. Viene a hacer bromas, en su box de Ducati se aburre y quiere estar con españoles… Me da consejos tanto personales de cómo tengo que afrontar un fin de semana o cómo tengo que ver el campeonato, como encima de la moto. Cuando me lo encuentro o lo sigo o él me ve en alguna curva me dice cosas en las que puedo mejorar.
—¿Es tan divertido, campechano y natural como aparenta?
—Yo creo que más. A veces se le ve serio, pero te lo pasas bien con él y con el hermano también.
—¿Qué se siente posando en la foto oficial junto a leyendas como Marc, Pecco, Mir, Quartararo…?
—Yo ya me sentía uno más ahí, estaba a tope (risas). Es muy guay y te emociona. Te ves rodeado por los pilotos más top del mundo. Te sientes uno de ellos y por una parte la mente se te va a cuando eras más pequeño y por otra se te va a lo que puedes llegar a ser. Son unas emociones que no sabes cómo gestionarlas. Te ríes con uno, te ríes con otro… Te olvides.
—¿Se le hace raro que le traten de tú a tú personajes tan importantes?
—Llevar mi nombre ahí o el de mi padre, que al final es el mismo, a lo más alto… A mí me llenaba de orgullo. Como dice mi padre: 'yo antes era el hijo de él y ahora él es mi padre'. Imagínese cómo ha cambiado el nivel.
—¿Qué cambios ha notado de Moto2 a GP?
—Aparte de la moto, del nivel técnico, los frenos, la velocidad, la electrónica. Se nota mucho la gente que trabaja dentro del box, que hay detrás, que no se ve, que están analizando datos todo el rato, cosas de ingeniería que yo no entiendo para nada. Y luego el ritmo del fin de semana, el viernes ya tienes que ser competitivo, las carreras al esprint… es duro y luego la carrera larga, que te encuentras momentos, como este fin de semana en el que hacía tanto calor, que se te hace muy duro. Cuando ves la pizarra y ves que te quedan 17 vueltas, piensas: 'imposible'. Por favor, que la paren…
—La electrónica y tanto botoncito ¿pesan más que el físico o la mente?
—No. A eso al final te adaptas, pero el físico y la mente… Al principio cuesta, pero llegas a adaptarte muy rápido. Al final no estás todo el rato apretando botones, consigues automatizarlo muy rápido. Y lo de los mapas y la electrónica, lo complicado es cuando paras sentarte en la silla, mirar el ordenador y saber analizar y dar el feedback de lo que te falta y lo que necesitas en la moto.
—Usted llegó a Moto2 sin pasar por Moto3 y enseguida ha dado el salto a GP. ¿Siente que se ha saltado etapas o lo importante era llegar?
—Que me quiten lo 'bailao'. Me hubiese gustado pasar la etapa de Moto3, sabiendo que siempre iba a llegar. Se coge experiencia en carreras de grupo, en adelantamientos, en cómo gestionar una última vuelta. La etapa de Moto2 la he pasado muy bien, con la espina de no haber podido ser campeón, pero hemos sido competitivos mucho tiempo, he conseguido mucha experiencia y ahora en MotGP espero lo mejor.
—¿Qué sintió cuando el año pasado descuelga el teléfono y era Gigi Dall'Igna para ofrecerle un asiento en Ducati?
—Me creo seguridad y relajación para lo que quedaba del año y del futuro. Tenía una plaza para lo que siempre había soñado. Pero hasta que realmente no me subí en una moto en el test de Barcelona… Por mucho que había firmado un contrato yo no sentía piloto de MotoGP. Aún tenia que cumplir con mi equipo y con el objetivo, que era ser campeón. Pero le puedo decir que de 365 días que tiene el año, en 150 soñaba con la primera vuelta que iba a dar en esa moto, pero siempre concentrado en lo que tenía que hacer.
—¿Fue contraproducente saber que iría a MotoGP antes de acabar la temporada de Moto2?
—No porque tenía ganas de ser campeón, Es verdad que me relaje en el sentido que si no lo era no pasaba nada, pero mi objetivo era serlo. Trabajé para ello.
—¿Qué supone heredar el asiento de Marc Márquez en Gresini?
—No me meto presión por eso. Al final él es ocho veces campeón del mundo y yo soy rookie y tengo que crecer. Va a ser muy complicado llegar a ser lo que ha sido Marc Márquez. No puedo compararme. Tengo que mirar por mí, crear mi camino y siempre dar lo mejor. Tratar de ser el mejor piloto de la parrilla, pero está lleno de monstruos. Cada uno mira por lo suyo y yo miro por lo mío. Es cierto que en parte técnica a veces comparamos con Marc porque hace cosas diferentes al resto y se ve cuando miramos los datos, pero siempre trabajamos para nosotros.
—Este año lleva la moto campeona, la Ducati del año pasado ¿Es una ventaja o presión añadida?
—Una ventaja porque al final la moto la tienes. Ahora hace falta que el piloto dé gas. Hay presión, pero tengo una ventaja respecto a los demás.
—Álex ha estado muy bien en Tailandia ¿Es bueno teniendo en cuenta que comparten moto y datos o fastidia un poco porque el primer rival siempre es el compañero de box?
—Pincha un poco. Me alegro mucho por él, porque es un tío de p… madre, trabajador nato, supermeticuloso en todo lo que hace, está currando muy bien y se está viendo en los resultados. La moto es muy competitiva y yo me tengo que llenar de todo lo que está haciendo la parte derecha de mi box. Es muy positivo para mí, pero también me pone las cosas más complicadas. Si él en el box lo está haciendo con la misma moto tengo que llegar al mismo nivel. Nadie me lo pide, ni en la primera ni en la segunda ni en la décima carrera, pero tenemos que llegar.
—Decía Pedro Acosta que en la parrilla no se pueden tener amigos ¿Eso es cierto?
—A ver… Es cierto que no se pueden tener amigos dentro de la pista, pero luego, fuera, se pueden tener relaciones cordiales con todos tus rivales ¿Amigos? Pocos porque yo intento contarlos con los dedos de una mano. Son los que están en Murcia, que cuando me va mal me apoyan y cuando me va bien también. He ganado carreras y he visto los mensajes que he recibido, pero me he caído y también he visto los mensajes. Ahí es donde te das cuenta.
—¿Qué valoración hace de Tailandia?
—Positiva porque al final fue un fin de semana en el que poco a poco fuimos siendo más competitivos durante todos los entrenamientos, dimos grandes saltos respecto al test y al primer día y al final acabé dentro de los puntos, que era muy buen resultado para un rookie, por mucho que lleve la mejor moto de la parrilla. Al final todo necesita su tiempo. Fue mi primer día de colegio y en condiciones muy complicadas. Que pilotos con tanta experiencia lleguen a quejarse más que yo es que algo estamos haciendo bien.
—Tras la primera carrera ¿Qué objetivos se marca?
—Estar luchando siempre por el top-10. En Tailandia hemos estado ahí aunque no lo hayamos conseguido. Y al final ser rookie del año.
—¿Se puede descartar ya a Jorge Martín para el Mundial?
—Cien por cien. No lo ganará pero llegará as ser competitivo con la Aprilia.
—¿Y Marc Márquez lo ganará de calle?
—Cien por cien también (risas). No hay que olvidarse de Pecco, que es dos veces campeón del mundo. He visto datos de los dos y la Ducati parece que esté hecha para Pecco, la tiene cogida por la mano. Tal vez le ha venido grande la llegada de Marc al equipo, pero no te puedes olvidar de él.
—¿Es cierto que canta bajo el casco?
—Sí, pero cuando me van bien las cosas.
—¿Y qué cantó en Tailandia?
—No canté. No me daba tiempo a cantar. Estaba llorando.
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